Bobby Fischer
Nombre completo: Robert James Fischer
Nacimiento: 9 de Marzo de 1943 en Chicago, Illinois, USA
Fallecimiento: 17 de Enero de 2008 en Reykjavik, Islandia. Por una Insuficiencia Renal. Falleció con 64 años, curiosamente eL número de casillas o escaques que tiene el tablero del ajedrez.
Nacionalidad
islandesa desde 2005.
Padres: Regina Wender y Hans-Gerhardt Fischer.
Cónyuje:
Miyoko Watai (17 Agosto 2004 hasta su muerte)
Estudios: Erasmus Hall High School de Brooklyn (Nueva York). Alumno de William Lombardy. Fue
compañero de estudios de Barbra Streisand.
Fue un gran maestro de ajedrez, campeón mundial entre 1972 y 1975. Obtuvo el título
máximo del ajedrez mundial al vencer al soviético Boris
Spaski en el llamado «Encuentro o Match del Siglo». Sin embargo, después de lograr
el título, no volvió a jugar nunca más en torneos internacionales. Estadounidense de
nacimiento, su país dictó orden de busca y captura contra él en 1992 por haber
jugado otro encuentro contra Boris Spaski en Sveti Stefan (Yugoslavia, país contra el
cual Estados Unidos había decretado un bloqueo)
y más tarde revocó su pasaporte.
En julio de 2004, Fischer fue detenido en el aeropuerto Narita en Tokio(Japón), por intentar salir
del país utilizando un pasaporte no válido; fue liberado ocho meses después y
autorizado a viajar a Islandia,
país que acababa de concederle la nacionalidad a pesar
del malestar que ello generó en las autoridades de Estados Unidos. Falleció en
Islandia tres años después.
Estrictamente hablando, Bobby Fischer no fue
un niño prodigio como lo fueron José
Raúl Capablanca, Samuel Reshevsky o Arturo Pomar. Su desarrollo
al principio fue más bien lento. Hasta los trece años no comenzó a despuntar
como un jugador de capacidad superior; antes de esa edad no se apreciaban en
sus resultados y su calidad de juego signos de extraordinario talento
ajedrecístico. Es exacta la aseveración del árbitro internacional español Pablo Morán en el sentido de que «Como niño
prodigio no fue muy brillante; en cambio, como adolescente
prodigio no ha tenido parangón en la historia del ajedrez».
Fue hijo de la enfermera suiza Regina
Wender, inteligente y políglota, y del físico de origen alemán Hans-Gerhardt Fischer, aunque existe
controversia respecto de si este último fue el padre biológico de Bobby, pues
Regina y Hans-Gerhardt no vivían juntos desde 1939. Se considera casi seguro que su padre
biológico fue el físico húngaro Paul Nemenyi, dotado de asombrosa inteligencia de tipo
matemático. En cualquier caso, Regina y Hans-Gerhardt no obtuvieron el divorcio
hasta 1945; Bobby, que entonces tenía dos años, quedó, junto con su hermana
mayor Joan, al cuidado de su madre. En 1949 Regina se trasladó con sus dos
hijos a Nueva York, a un pequeño apartamento en Brooklyn. Fischer aprendió
a jugar ajedrez por sí mismo a la edad de 6 años, a partir de las instrucciones
que venían en un estuche con diversos juegos que le regaló su hermana. Su
afición por el ajedrez fue aumentando hasta llegar a la obsesión; su madre,
preocupada, le llevó a la consulta de un psiquiatra pero la actitud del chico
no varió. En enero de 1951, gracias a un anuncio en el periódico, Bobby
participó en una sesión de simultáneas contra el maestro Max Pavey; esa fue su
primera aparición pública como ajedrecista, y aunque perdió le sirvió, según
confesión propia, para seguir esmerándose en ajedrez. El presidente del
Brooklyn Chess Club, Carmine Nigro, fue su mentor de ajedrez, le enseñó los
fundamentos de la estrategia y le introdujo en el mundo del ajedrez de
competición.
En 1955 ingresó en el Manhattan Chess Club y
participó por primera vez en el Campeonato Junior de Estados Unidos,
finalizando en décimo lugar. Un año después, en Filadelfia, conquistaría el
título juvenil, ganando ocho partidas, empatando una y perdiendo otra. Poco
después de esta victoria, Fischer abandonó la Erasmus Hall High School a los
16 años para dedicarse por completo al ajedrez; aducía que estudiar era
una pérdida de tiempo. Sus profesores le recordaban como un muchacho difícil.
Probablemente tenía un coeficiente intelectual alto (tal vez de 187), aunque
era asocial. En 1956, John Collins le aceptó como
alumno y fue como una figura paterna para Fischer.
Sobre su partida con Donald Byrne,
conocida por algunos como la «partida del siglo» en 1956, el doctor Max Euwe, campeón
del mundo entre 1935 y 1937, comentó: “Que un renombrado maestro se confíe
demasiado ante un jugador joven en pleno progreso, y sufra por ello una seria
derrota, no tiene en sí nada de particular, y en la historia del ajedrez se
registran bastantes ejemplos. Mas lo que no sucede todos los días es que un
escolar de trece años supere francamente en la combinación a uno de los mejores
jugadores de Estados Unidos”. Las combinaciones de Fischer no son
particularmente profundas, aunque tampoco evidentes».
Cuando Bobby tenía 17 años su madre le
abandonó, dejando solo a su hijo en el apartamento de Brooklyn, entregado
totalmente al ajedrez.
Su carrera coincide con el encumbramiento de
la escuela soviética de ajedrez que, subvencionada por el Estado, dominó la
disciplina desde 1948 hasta la desintegración de la Unión
Soviética en 1991, con el paréntesis de Fischer; y aun después
de dicha desintegración, los jugadores formados en dicha escuela soviética
estuvieron en la cima durante años. El campeonato de Estados Unidos de 1957
tuvo para la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) en el sistema de
Candidatos al título mundial, categoría Zonal. Bobby, ya campeón juvenil de
Estados Unidos y que había terminado noveno en la edición anterior del
campeonato absoluto, se alzó con el primer lugar, y se clasificó para el Torneo
Interzonal de Portoroz (hoy Eslovenia) del año siguiente, en el que obtuvo el
sexto puesto. Un resultado magnífico que le permitió acceder al torneo de
Candidatos y obtener de forma automática el título de gran maestro. Muchos
jugadores han superado desde entonces el récord de precocidad de Fischer en
obtener el título de gran maestro (lo hizo con quince años y medio); cabe
señalar, sin embargo, que el estadounidense lo alcanzó con recursos muy
limitados, en una época en la que la información ajedrecística, particularmente
la que llegaba a Estados Unidos, era mínima; en solitario y sin entrenadores
(mientras que los jugadores soviéticos recibían apoyo oficial), y sin el
auxilio de potentes programas de juego y bases de datos disponibles para los
jugadores actuales. Debieron pasar treinta y tres años para que la
húngara Judit
Polgár estableciera una nueva marca.
Disputó nueve veces el Torneo Rosenwald de Nueva York, en el que se
dirimía el campeonato de Estados Unidos. En su primera participación sólo pudo
ganar un par de partidas, aunque una de ellas, su victoria ante Donald Byrne de
la que ya hemos hablado, lo proyectó a la fama internacional pues se publicó en
revistas especializadas prácticamente de todo el mundo. En dicho juego Fischer
venció mediante un brillantísimo juego combinativo, aún más sorprendente si se
toma en cuenta que apenas contaba con trece años de edad. En sus restantes ocho
apariciones obtuvo en todas el título nacional con al menos un punto de ventaja
sobre el segundo clasificado. En la edición de 1963 logró además la proeza de
coronarse campeón venciendo en todas las partidas; una hazaña sin precedentes
pues participaban en el certamen figuras de la talla de Reshevsky, Larry Evans, Pal Benko y Robert Byrne.
Olimpiadas
de Ajedrez
Bobby Fischer acudió a cuatro Olimpiadas de ajedrez con el
equipo de Estados Unidos. En todas ellas consiguió resultados sobresalientes,
incluyendo dos medallas de plata y una de bronce defendiendo el primer tablero
de su país. Sus enfrentamientos contra el equipo de la Unión Soviética, cuyo
primer tablero generalmente ocupaba el campeón del mundo, produjeron partidas
extraordinarias que recogen las antologías. En Leipzig (Alemania), en
1960, empató espectacularmente con el soviético entonces campeón del
mundo Mijaíl Tal; al término del juego, Fischer le dijo con sorna al
campeón: «No juega usted mal», a lo que Tal respondió: «Es la primera vez que
usted lo reconoce, y si me hubiera ganado afirmaría que jugué como un genio».
En Varna (Bulgaria), dos años después, se encontraría con el
legendario Mijaíl Botvinnik, al que dominó durante toda la partida aunque
este salvaría el empate gracias a la ayuda en el análisis de la posición
aplazada de sus compañeros de equipo, especialmente de Efim Geller. En la Olimpiada de La Habana (Cuba), el equipo de la
Unión Soviética reservó al campeón mundial Petrosián, por lo que Fischer se
enfrentó al entonces subcampeón Borís Spassky con quien firmaría las tablas después de cincuenta y siete
movimientos en una partida que comenzó con la Apertura Española o Ruy
López. En su última presentación «olímpica», en Siegen (Alemania), Spassky, ya como campeón mundial, derrotaría
brillantemente al gran maestro de Brooklyn. Fischer en total ganó
40 partidas, empató 18 y perdió 7 en la máxima competición por
equipos del ajedrez, con un porcentaje de efectividad de 75,4 por ciento.
Torneos
internacionales
Aún con su enorme talento y
dedicación al juego, el campeonato del mundo habría de esperar algunos años. En
el maratoniano torneo de Candidatos 1959, en Yugoslavia,
terminó en quinto lugar, empatado a puntos con Svetozar
Gligorić, gran figura del ajedrez
internacional; en esta ocasión Fisher perdió sus cuatro partidas con Tal. En
1962, triunfó en el Interzonal de Estocolmo (Suecia),
con dos puntos de ventaja sobre Tigrán
Petrosián (1929-1984), quien se coronaría
campeón del mundo un año después, y Geller. En el torneo de Candidatos de Curaçao (Antillas Holandesas), sin embargo, Fischer terminaría
sorprendentemente en un lejano cuarto lugar, detrás de Petrosián, Paul
Keres y Geller, y denunciaría en un artículo de revista que los soviéticos
jugaban en equipo, asistiéndose, y haciendo tablas fáciles entre ellos para
repartirse los puntos y reservarse, con objeto de alejar de los puestos
preferentes a otros jugadores. Desde luego, las acusaciones de Fischer no pudieron
probarse, pero poco después la FIDE cambiaría las reglas del campeonato del
mundo, sustituyendo el sistema del torneo de Candidatos por el de los
enfrentamientos individuales.
Fischer se apartó temporalmente del ajedrez profesional durante algunos
meses entre 1964 y 1965, se dedicó a dar exhibiciones y no participó en el
ciclo de candidatos que culminó con el encuentro por el título mundial entre
Petrosián y Boris Spassky en 1966, ni acudió a la Olimpiada
de Tel Aviv (Israel). En 1967, no obstante, se presentaría al
Interzonal de Sousse (Túnez) en una nueva acometida
por el título mundial. Después de diez rondas, Fischer encabezaba la
clasificación con un récord impresionante de siete victorias y tres empates,
cuando decidió intempestivamente abandonar el torneo, alegando un calendario
cargado. La crítica de Fischer parecía injusta pues el torneo se había
estructurado, entre otras cosas, para respetar los días de descanso que sus
creencias religiosas le imponían. De ese certamen es memorable su partida
frente a Reshevsky, pues Fischer apareció en la sala de juego pocos minutos
antes de perder por incomparecencia, y con la mitad del tiempo asignado en su
reloj derrotó con relativa facilidad a su ilustre contrincante.
Bobby Fischer ganó todos los torneos
en los que participó desde el mes de diciembre de 1962 hasta el Campeonato del
Mundo de 1972, con solo dos excepciones: el Torneo Memorial Capablanca de 1965 (que se celebró en La Habana y Bobby
jugó por teletipo desde Nueva York), en el que quedó empatado en segundo lugar
con Borislav Ivkov y Geller, medio punto por detrás del ganador Smyslov; y la Copa Piatigorsky de
1966, en la que ocupó el segundo lugar, un punto y medio detrás de Spassky. En
toda su carrera jamás perdió un enfrentamiento individual o match, como se le
conoce en la jerga ajedrecística. Derrotó al filipino Cardoso en 1957, y en
1961 dejó inconcluso un duelo con Reshevsky, que quedó en empate después de
once partidas, a causa de desacuerdos con los organizadores; en su camino al
campeonato del mundo se adjudicó tres victorias inapelables (ante el
danés Bent Larsen y los soviéticos Mark Taimanov y Petrosián), y
finalmente derrotó a Spassky en el ya mencionado y famoso Match del Siglo.
Veinte años después, en 1992, disputó frente a su viejo rival Spassky un
encuentro de exhibición, del que hablaremos. Una de las características que
distinguían a Fischer era la rapidez de su juego. En muy contadas ocasiones se
veía en apuros de tiempo, pues casi siempre jugaba de manera ágil y muy
correcta. No es de extrañar que con su excepcional talento se convirtiera en
uno de los mejores jugadores de partidas rápidas (llamadas blitz,
donde cada jugador dispone de cinco minutos para toda la partida). En 1970 se
disputó en Herceg Novi (Montenegro, antigua Yugoslavia), el torneo de
partidas rápidas más importante celebrado hasta entonces. Fischer triunfó al
lograr diecinueve de los veintidós puntos posibles contra rivales de
primerísima fila, como los ex campeones mundiales Tal, Petrosián y Smyslov
y los exaspirantes David Bronstein y Reshevsky. Solo Fischer y Tal
fueron capaces de reproducir de memoria, una vez terminada la competencia, las
partidas que habían jugado.
Ese mismo año se llevó a cabo en Belgrado (Serbia, antigua
Yugoslavia) el entonces anual encuentro entre la Unión Soviética y el
resto del mundo. Bobby Fischer accedió a jugar en el segundo tablero, cediendo
el primero a Larsen, que había obtenido mejores resultados en los meses anteriores,
pues el estadounidense había permanecido inactivo. Fischer tuvo que enfrentarse
a Petrosián, entonces subcampeón mundial, a quien venció convincentemente
3 a 1 (dos victorias y dos tablas), a pesar de haber
permanecido alejado de los tableros. En la edición 1971, el estadounidense
ganaría por primera vez el Óscar del
Ajedrez, distinción que repetiría los dos años siguientes.
Encuentros
de Candidatos
En 1972, finalmente, alcanzó el derecho a disputar el Campeonato del
Mundo. Obtuvo el primer lugar en el Torneo Interzonal
de Palma de Mallorca (Islas Baleares, España) de 1970, en el que
ganó quince de las veinticuatro partidas que disputó (las últimas siete del
torneo de forma consecutiva), algo verdaderamente inusual tomando en
consideración el nivel del torneo. Posteriormente, en el apogeo de su fuerza,
arrolló en el ciclo de Candidatos disputado
a lo largo de 1971 a los grandes maestros Mark Taimánov (soviético)
y Bent Larsen (danés, el único que había logrado derrotarle en el
Interzonal del año anterior), por idéntico resultado en sus respectivos
enfrentamientos al mejor de 10 partidas: un sonrojante 6 a 0
que, en el caso de Taimánov, le supuso serios problemas con el aparato
comunista soviético que lo acusó falta de carácter y de no haber sabido
defender la honra patriótica. De hecho, ese resultado causó un enorme revuelo
entre las autoridades ajedrecísticas de la Unión Soviética, que no sólo acusaron a Taimánov, sino a todo el potente equipo de analistas que lo acompañó
durante el encuentro.
Lo excepcional de estos resultados solamente se puede explicar diciendo
que el gran talento de Fischer había llegado a su máximo esplendor. Para
comprender la magnitud de la hazaña de Fischer, hay que tener en cuenta que, en
el ajedrez de alto nivel, el empate es un resultado natural, pues lo normal es
que a los contendientes les cueste trabajo romper el equilibrio. Hay que
remontarse casi cien años atrás para hallar un resultado similar: en 1876, una
época de ajedrez aún rudimentario, el primer campeón mundial Wilhelm Steinitz derrotó por 7 a 0 a Joseph Henry
Blackburne, uno de los mejores jugadores de la época, aunque, en ese caso,
Steinitz contaba con la gran ventaja de acabar de sentar las bases del ajedrez
moderno que le proporcionaba una evidente superioridad sobre el resto de
jugadores. En 1971 repetir ese resultado en la alta competición resultaba
increíble, y más aún repetirlo dos veces consecutivas.
En la final de Candidatos, Fischer
derrotó en Buenos Aires (Argentina) al
ex campeón mundial, el soviético Tigrán
Petrosián, por 6,5 a 2,5, ganando
con ello el derecho a enfrentarse a Spassky con el título mundial en juego. Su
cadena de 20 victorias consecutivas (las siete últimas del Interzonal, las de sus enfrentamientos con Taimánov y Larsen y la primera
de su encuentro con Petrosian) constituye un auténtico hito en la historia del
ajedrez de élite, como también lo es el haber cedido solo 2,5 puntos (una
derrota y tres tablas) en las 21 partidas que disputó en las tres
eliminatorias del ciclo de Candidatos. Algo que asombraba al mundo
ajedrecístico y amedrentaba a sus rivales.
Fuerza de juego
A partir de 1970, la Federación
Internacional de Ajedrez adoptó la fórmula del científico húngaro Árpád Élő para estimar la fuerza de juego en el ajedrez. Robert
Fischer, a la luz de este sistema, vigente en nuestros días, alcanzó la marca
de 2785 puntos, registro que durante mucho tiempo se consideró el mejor
rendimiento conseguido por un ajedrecista. Con el tiempo, varios jugadores
notables han ido superando la barrera de los 2800 puntos, entre ellos,
cinco campeones del mundo, Garri Kaspárov, Veselin
Topálov, Vladímir
Krámnik, Viswanathan Anand y Magnus
Carlsen, así como los grandes maestros Levon Aronian, Alexander
Grischuk y Fabiano Caruana. Este hecho por sí solo, sin embargo, no significa que su
desempeño haya sido superior al logrado por Fischer años atrás, al menos desde
el punto de vista estadístico. Es sabido que la evaluación Elo no resulta un criterio fiable para comparar el nivel de
ajedrecistas pertenecientes a diferentes épocas. No obstante hay que reconocer,
siendo justos, que el nivel general de los maestros de ajedrez en los tiempos
modernos ha aumentado considerablemente, lo que hace más difícil ascender en el
«escalafón».
Con independencia de cómo pueda medirse la potencia de un ajedrecista,
Fischer fue, sin duda, un jugador excepcional. Su estilo no es fácil de
definir, pero, según sus propios rivales, se basaba en una combinación de energía y
ambición de victoria, genialidad, precisión táctica, preparación teórica, firmeza
estratégica y confianza en sí mismo.
El llamado «Encuentro o Match del
Siglo»
El encuentro por el campeonato
del mundo de 1972 fue singular por diversas razones, aunque algunas de
ellas nada tenían que ver con el ajedrez. Reikiavik, capital de Islandia,
representó el enfrentamiento de dos mitos del tablero. El primero era el propio
Fischer, que nunca había ocultado su fobia deportiva hacia los grandes maestros
soviéticos. Sus excentricidades, exigencias y reacciones eventualmente
infantiles, para bien o para mal lograron interesar al gran público, de
ordinario ajeno a las incidencias del ajedrez profesional. Lo excepcional del
estadounidense, sin embargo, eran sus resultados. Su puntuación Elo era
125 puntos superior a la de Spassky. Si no se hubiera tratado del número
uno y dos del escalafón mundial, la estadística indicaría solamente el
enfrentamiento de dos ajedrecistas de diferente categoría. Tal era la distancia
que Fischer llegó a tener con relación a sus contemporáneos.
El retador, en efecto, parecía invencible. No obstante, se enfrentaba a
un rival temible, otro auténtico mito de invulnerabilidad. Ese rival no era
solamente Spassky, un jugador de talento excepcional al que Fischer no había
podido vencer antes de este encuentro, sino la poderosa estructura de ajedrez de
la Unión Soviética, dirigida por el Comité de Educación Física y Deportes,
que había producido a todos los campeones y subcampeones mundiales desde 1948,
y había ganado todas y cada una las Olimpíadas que se habían efectuado desde
entonces. Ningún campeonato del mundo desde 1951 se había disputado fuera de
Moscú.
El ajedrez, en definitiva, era una cosa muy seria en la Unión
Soviética, con importantes implicaciones políticas, pues sus frecuentes
triunfos eran considerados una prueba de la superioridad del régimen; no podían
permitirse, en consecuencia, perder el título a manos de un aspirante
de Estados Unidos. El ex campeón mundial Mijaíl
Botvinnik puso a disposición del equipo de Spassky un análisis exhaustivo
de las partidas de Fischer; Ígor Bondarevski abordaría la parte
técnica; Efes Geller el repertorio de aperturas; Nicolay
Krogius, de la asistencia psicológica; e Ivo Ney se encargaría de la puesta a
punto física del campeón. El apoyo de Fischer lo componían Lombardy, el abogado
Paul Marshall (que tuvo un papel destacado) y Fred Cramer, por parte de le
Federación de Ajedrez de Estados Unidos. El match no podía ser, por sus
circunstancias particulares, un mero evento deportivo. Se enfrentaban dos
maneras muy distintas de entender al mundo que aspiraban a la supremacía. Por
unos meses la Guerra Fría se
trasladó a un tablero de ajedrez.
Tras la jugada número 30 de la
primera partida, Fischer perdió cuando cometió un error de amateur
al comer un peón con su alfil que después del movimiento de un peón de Spassky
queda sin escapatoria siendo una presa fácil para el rey que se encontraba
cerca. No se presentó a la segunda partida alegando disconformidad con la
organización. Parecía que Spassky retendría el título para el ajedrez
soviético; pero Bobby Fischer venció en la tercera. La cuarta partida fue
tablas y, desde la quinta, se impuso rotundamente el gran maestro
estadounidense. Después de un tenso desarrollo, Fischer venció a su rival tras
21 partidas (Spassky abandonó por teléfono la última partida, que había
quedado aplazada) y se coronó campeón mundial el 1 de septiembre de
1972 con un total de 7 partidas ganadas, 3 perdidas y 11 tablas.
Ha sido el único estadounidense en conquistar el título.
El eclipse
Resultó incomprensible para todo el mundo que el momento culminante de
la carrera de Bobby Fischer al conquistar el campeonato mundial significase
también su abrupto y completo final, pues nunca más quiso volver a jugar una
sola partida de competición oficial a pesar de tener solamente 29 años. La
única explicación plausible para esta actitud es un temor insuperable a ser derrotado,
lo cual se suma a los diversos indicios de obsesión y desequilibrio mental que
hasta entonces había dado. Además de que al no volver a jugar frustró las
expectativas de todos los aficionados y organizadores del mundo, hay que
observar que la única fuente de futuros ingresos de Bobby sería el ajedrez o
estaría en estrecha relación con este.
Cumplido el siguiente ciclo de
clasificación tres años más tarde, en 1975, llegó una vez más la ocasión de que
el campeón defendiera su título frente al nuevo aspirante, en este caso el
joven soviético Anatoli Kárpov (n. 1951), de 24 años.
Entonces Bobby planteó a la FIDE que no deseaba defender su título de la misma
forma que lo había ganado, sino según otro esquema anterior a 1948, que
consistía, entre otras cosas, en que la victoria sería para quien primero
alcanzara 10 victorias (sin contar las tablas), reteniendo el título el
campeón en caso de empate a 10. Hasta aquí puede decirse que es un
planteamiento equitativo y razonable; de gustos personales, si se quiere, pero
razonable. El gran inconveniente es que Fischer pretendía introducir además la
condición de que él (Fischer) también retendría el título si se empataba a
nueve.
Aunque la FIDE y la delegación soviética aceptaron las restantes
exigencias de Fischer, la cuestión del empate a nueve no era razonable ni
admisible. Para que se entienda mejor lo irracional de esta condición, podemos
enunciarla así: «El campeón será Kárpov si gana diez partidas, y Fischer si
gana nueve». Esta condición sería ridícula en otros deportes que se disputan a
un tanteo prefijado, como el tenis, o cuando en fútbol hay que recurrir al
lanzamiento de penaltis. Botvinnik calificó esta condición de «unfair» (injusta).
La FIDE desautorizó esta pretensión, pero entonces Fischer se negó en redondo a
jugar. No quedó otra opción que desposeer a Fisher de su título y proclamar
campeón a Kárpov, quien, con sus resonantes triunfos en grandes torneos y
matches por el campeonato mundial durante los diez años siguientes, se
hizo merecedor indiscutible al título mundial y, con el paso del tiempo, ha
demostrado ser uno de los jugadores más formidables de la historia del ajedrez,
que ha ganado un casi increíble total de 160 torneos de ajedrez de élite.
Fischer, decepcionando profundamente a la afición mundial, continuó sin
jugar e incluso desapareció de la vida pública. Kárpov, que dijo sentirse como
un niño al que no le dan un juguete largo tiempo prometido, se entrevistó en
1976 con Bobby para concertar un encuentro, pero su intento no tuvo éxito. El 26 de Mayo de 1981 Bobby, con aspecto de vagabundo, fue detenido
en Pasadena (California) cuando la policía le confundió con el
atracador de un banco.
![]() | ||||||
"I WAS TORTURED IN THE PASADENA JAILHOUSE!" |
Mucho después, en 1992, Fischer, a la sazón de 49 años, aceptó
jugar un encuentro amistoso de exhibición contra su antiguo adversario Spassky,
de entonces 55 años de edad. El match comenzaría en Sveti Stefan, a
orillas del Adriático, y acabaría en Belgrado, enclaves ambos de
la República Federal de Yugoslavia, nación procedente del desmembramiento
de la antigua Yugoslavia. Aunque tuvo notoriedad por ser la reaparición de
Fischer después de veinte años, este encuentro estaba muy lejos de ser una
repetición del famoso de 1972, pues la Unión Soviética se había disuelto y ya
no había intereses ni tensiones internacionales; Spassky se había nacionalizado
francés y ―esto es destacable― había retrocedido en la clasificación
internacional Elo hasta el puesto 124; y, por último, no había en juego ningún
título oficial ni extraoficial. Lo único realmente relevante era el apartado
financiero, pues la exhibición estaba dotada con sustanciosos premios en
metálico: 3,65 millones de dólares para el vencedor y 1,35 para el
perdedor. El Gobierno de Estados Unidos prohibió a Fischer ―como a todos sus
conciudadanos― involucrarse en el match a causa de las restricciones en el
comercio impuestas a la República Federal de Yugoslavia por su intervención en
la reciente guerra de Bosnia. Ante las cámaras, Fischer (que jugaba con
una bandera estadounidense en la mesa) escupió sobre la carta del gobierno de
su país que le conminaba a desistir de jugar. El encuentro se celebró y acabó
con la victoria del estadounidense, aunque la calidad de las partidas y el
desarrollo general del acontecimiento despertaron escaso interés en el mundo
del ajedrez. Las autoridades de Estados Unidos dictaron orden de búsqueda y
captura contra Fischer, lo cual podía llegar a costarle hasta 10 años de
cárcel.
A lo largo de años, al mismo tiempo que su salud mental comenzaba a
deteriorarse, Bobby Fischer se había caracterizado por lanzar furibundos
pronunciamientos antisemitas y antiestadounidenses. A pesar de ser él mismo de
ascendencia judía por el lado materno, admiraba a Adolf Hitler y era
un negacionista del Holocausto.
En al menos una oportunidad se había declarado a favor de un hipotético
golpe militar derechista en su país, seguido de la destrucción de sinagogas y
la ejecución de cientos de miles de judíos. En una entrevista a una radio
filipina el 12 de septiembre de 2001, Fischer proclamó su satisfacción por
los ataques terroristas contra las Torres Gemelas y el
Pentágono ocurridos el día anterior y se pronunció en durísimos términos
contra Estados Unidos e Israel. Sin embargo, cabe aclarar que su
odio nunca se extrapoló al tablero pues durante toda su vida mantuvo una
cordial relación con otros ajedrecistas judíos.
En julio de 2004 fue detenido en el aeropuerto de Narita, en Tokio
(Japón) por utilizar un pasaporte no válido, pues Estados Unidos lo
había anulado. Bobby permaneció ocho meses detenido hasta que en marzo de 2005,
finalmente, Islandia le concedió la ciudadanía islandesa, con lo que las
autoridades japonesas le autorizaron a que viajase a ese país. Islandia hizo
este gesto por razones sentimentales, pues el encuentro de 1972 hizo famosa su
capital, Reikiavik, en todo el mundo. Las autoridades estadounidenses, sin
embargo, expresaron su malestar por la concesión de dicha nacionalidad, pues
reclamaban que el ajedrecista fuese extraditado a Estados Unidos para ser
juzgado.
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Bobby Fischer cuando, tras ser detenido en Japón, fue trasladado a Islandia donde fallecería en 2008 |
Tres años más tarde, el 17 de enero de 2008, Fischer falleció a los
64 años en Reikiavik (Islandia), a causa de una enfermedad
renal y fue enterrado en una tumba sencilla en un cementerio cercano
a Selfoss, pequeña localidad costera al sudoeste del país.
En junio de 2010 la Corte Suprema de Islandia determinó que el cuerpo de
Fischer fuese exhumado para obtener una muestra de su ADN y poder así
establecer si había sido el padre de Jinky Young, una niña filipina de nueve
años cuya madre aseguraba haber tenido una relación con el excampeón. En julio
de 2010 el cuerpo fue exhumado y, tras tomar muestra de su ADN, inhumado de
nuevo. Magnus Skulason, íntimo amigo de Fischer, sostenía que el ajedrecista no
era el padre de la niña. En agosto de 2010 se informó de que la prueba de
ADN había revelado que Jinky Young no era hija del excampeón del mundo.
Tumba de Fischer
en Selfoss
(Islandia)
Jugadas de Josh Waitzkin en "En busca de Bobby Fischer"
Murió el legendario campeón
mundial de ajedrez Bobby Fischer
REIKJAVIK (AFP)
El legendario campeón del mundo de ajedrez estadounidense Bobby Fischer,
refugiado en Islandia para evitar ser encarcelado en su país de origen,
falleció el jueves a los 64 años en Reikjavik, informó este viernes uno de sus
amigos, Garder Sverrisson.
"Confirmo
que murió ayer jueves en su domicilio a causa de una enfermedad", declaró
Sverrisson a AFP sin más precisiones sobre el motivo de la muerte. Einar
Einarsson, presidente del Robert James Fischer (RFJ), una asociación creada
para apoyar la entrada del ex campeón en Islandia, reveló a AFP que Fischer
murió de una insuficiencia renal.
"Simplemente, Fischer puede considerarse como el fundador del
ajedrez profesional y su dominio, aunque fue por poco tiempo, hizo de él uno de
los más grandes (jugadores) de todos los tiempos", declaró el ex campeón
ruso de ajedrez Garry Kasparov a la televisión británica Skynews. Kasparov
lamentó no haber podido conocer a quien fue su ídolo de infancia. Genio precoz
del tablero, Fischer es considerado por muchos especialistas como el mejor
jugador de ajedrez de todos los tiempos y se convirtió en su país en un símbolo
de la lucha contra el comunismo durante la Guerra Fría.
Pese a que su madre era judía, Fischer fue un activista antisemita y
acusó a los judíos de todos los males, desde sus propios problemas legales
hasta de planear una conspiración para matar elefantes.
Su retórica antiestadounidense, además, le granjeó numerosos ataques
desde su país. Más aún cuando, tras los atentados de Nueva York del 11 de
septiembre de 2001, telefoneó a una emisora de radio filipina para exaltar
"la maravillosa noticia" del ataque terrorista y volver a lanzar
injurias contra los judíos.
Fischer, nacido el 9 de marzo de 1943 en Chicago, decidió abandonar la
escuela en 1959, que consideraba una pérdida de tiempo, para dedicarse al
ajedrez. Para ello se encerró en su habitación, enfrentándose a sí mismo en
larguísimas partidas de ajedrez.
En
1968 se retiró durante 18 meses para preparar su enfrentamiento contra los
soviéticos. Regresó por petición expresa del secretario de Estado Henry
Kissinger.
En 1972, cuando contaba con 29 años, acabó con 24 años de hegemonía
soviética al derrotar en Reikjavik al campeón ruso Boris Spassky durante un
campeonato del mundo conocido como "El match del siglo". En 1975
impugnó las reglas de la Federación Internacional de Ajedrez, por lo que fue
despojado de su título. Tras este incidente, Fischer desapareció de la escena
ajedrecística.
"La gran pérdida para el ajedrez fue que Fischer nunca trató de
regresar a ese mundo y que sus últimos 30 años estuvieran marcados por una vida
muy extraña, con declaraciones políticamente inaceptables, en lugar de una contribución
de ajedrez", dijo Kasparov.
Durante 20 años nada logró hacerlo volver, ni los millones de dólares
ofrecidos por los organizadores de Las Vegas o Manila, ni una precaria
situación personal que lo llevó a la ruina. Sin embargo, en 1992 volvió a la
escena para disputar en Montenegro una partida "de revancha" contra
Spassky, del que se había hecho amigo, por la que cobró 3,35 millones de
dólares. Fischer no tuvo en cuenta el embargo económico de la ONU vigente en
aquel momento en la ex Yugoslavia, por lo que
fue acusado por la justicia estadounidense de realizar una transacción
comercial ilegal y fue objeto de una orden de arresto internacional. Finalmente
fue arrestado en julio de 2004 en el aeropuerto de Tokio-Narita cuando
intentaba salir de Japón con un pasaporte estadounidense anulado.
Durante meses, las autoridades japonesas estuvieron estudiando su
extradición a Estados Unidos. Fischer recibió entonces el apoyo público de
Spassky, quien reclamó poder compartir celda en el caso de que Fischer fuese
encarcelado en su país. "Simplemente, déjennos jugar al ajedrez",
dijo el campeón ruso. Finalmente la intervención del Gobierno islandés le
permitió refugiarse en ese país nórdico, donde vivió discretamente hasta su
muerte.
En busca de Bobby Fischer
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