Tras un intenso fin
de semana en la Ciudad Condal, el Dr. Rypff y su familia se dirige en taxi
hacia el aeropuerto del Prat. La joven taxista comenta que ha tenido una
jornada de trabajo horrible, apenas ha hecho un par de carreras en 12 horas y
nos ha recogido en la puerta del hotel cuando ya estaba cumplido su horario. A
pesar de todo, su tono es jovial y amable en todo momento. Cuando llegamos a la
terminal de salidas y mientras sacamos el equipaje del maletero, me pregunta: -
¿No viajarán ustedes con Ryanair?-. Al contestarle que sí, la joven taxista
advierte: - Pues que Dios les pille confesados-. El Dr. Rypff piensa para sus
adentros: - ¿Es una broma?, ¿lo dirá con doble sentido?-.

Por lo que ha leído
en la prensa y han comentado distintos colegas y amigos, el Dr. Rypff sabe que
la compañía irlandesa deja mucho que desear en cuanto a medidas de seguridad,
trato de su personal hacia los viajeros y por lo estricta que es en lo referido
a las dimensiones y peso de los equipajes. Cuando el Dr. Rypff compró los
pasajes era consciente de todo lo anterior, pero no había otras compañías que
operaran el domingo por la tarde-noche el trayecto Barcelona-Alicante, así que
por primera vez tuvo que pasar por el aro.
Una vez dentro del aeropuerto, la familia
Rypff se dirige a la ventanilla correspondiente donde, un "amable
señorito" con acento extranjero, y no precisamente por ser catalán ni
irlandés, les dice:
- Nuestra compañía a diferencia de las arcaicas
compañías españolas no factura de forma gratuita las maletas y no es necesario
que les de tarjeta de embarque, con el localizador que ustedes llevan es
suficiente, ah, ah, y una cosa más, vayan ustedes rápido porque los billetes no
van numerados y puede ser que les toque a cada uno de ustedes en una punta del
avión. El Dr. Rypff vuelve a meditar: - Pues si que vamos bien, bueno, mientras
no coloquen a mi esposa o a mi hija encima de la cabina, tomando el
fresco...¿qué más da que nos separen durante los 55 minutos que se supone que
dura el vuelo? Es el segundo pase por el aro.

Tras varias
horas de espera en la M3, llega el momento de embarcar y aquí viene lo más
interesante: Cuando después de guardar cola 10 minutos en la puerta de
embarque, llega el turno de enseñar la tarjeta de embarque, perdón los folios
donde viene el localizador y los datos personales que acreditan que hemos
comprado el pasaje. Nos atiende una "simpática" y maciza señorita de
color y acento dominicano. Nada más ver una de nuestras maletas dice con gesto
desafiante: - Esa bolsa no la pueden subir al avión-. El Dr.Rypff le contesta
de forma tranquila:

- Pues no hubo ningún problema en el viaje de ida que hicimos también con su
compañía hace dos días-. Es verdad que la maleta es flexible y ha engordado un
poquito al contener la ropa peor doblada, un par de camisetas adquiridas en
Barcelona, y varios suvenires de pequeño tamaño comprados para familiares y
amigos, pero el "engorde" no va más allá de medio centímetro por cada
lado. Al comprobar que la maleta tiene dificultades para encajar en el
artilugio medidor, que tiene un estrecho aro superior, el Dr. Rypff intenta
sacar de su interior unos zapatos no excesivamente bien colocados. Al girar la
cabeza Petrus Rypff ve como "la pantera negra" está mirando con ojos
felinos su maniobra, dispuesta para atacar a su presa en cualquier momento, y
así ocurre: - No ve que no entra y además, esos zapatos no los puede llevar en
la mano, no está permitido-. Petrus dice entonces: - No se preocupe señorita,
no los voy a llevar en la mano, pensaba anudar las cordoneras y colgármelos a
modo de collar, a mí me gusta este tipo de abalorio, ¿ve qué bien me quedan?-.
Ante esta respuesta, la chiquita saca las garras y grita:

- Prepare 55 Euros porque la maleta tiene que ir en la
bodega del avión y sálganse de la cola que tienen que seguir pasando los demás
pasajeros, y si sigue por este camino me va a obligar a llamar a la Guardia
Civil-. Ante esta amenaza, el Dr. Rypff empieza a ponerse un poquito alterado y
le replica: - Mire señorita, creo que por primera vez ha dicho algo sensato,
creo que sería lo mejor que podría hacer, a ver a quién dan la razón, si a una
ineficiente y maleducada azafata o a un humilde pasajero cuyo único delito es
llevar una maleta que sobrepasa en 1.5 cm las medidas que ustedes, han marcado
arbitrariamente como límite, y si tengo que pasar otra vez por el aro, pago con
mucho gusto los 55 Euros, pero usted no va a salir de rositas de este
desaguisado-. No se sabe si la panterita entendió el discurso del Dr. Rypff,
quizás sus entendederas no daban para mucho, quizás había tenido un mal día,
quizás estaba mal fo.., o puede ser que con ese porte, tuviera algún complejo,
al compararse desnuda ante el espejo cada mañana con Naomi Campbell y comprobar
que su trabajo no era tan glamouroso como el de la diosa de ébano. El caso es
que se dispuso a extender un recibo en el que venía reflejada la cifra de 50
Euros. Al entregárselo al Dr. Rypff y comprobar éste que no coincide con el
dinero que le exige, pregunta: - ¿Y los 5 Euros de diferencia?-. La pantera
responde: - Esos 5 Euros son de IVA-. Al galeno no le cuadra la cantidad y le
indica: - Por favor, ¿puede usted reflejarlo en el recibo?, es que no veo en
ningún sitio el acrónimo de ese impuesto, y por cierto, ¿puede enseñarme su
acreditación?, necesito su nombre y número de identificación-. De mala manera
la pantera espeta: - Después si quiere le doy el número, pero el nombre
no-. El Dr. Rypff duda si esa respuesta contraviene la ley pero en ese momento
prefiere no pensar en ello. Cuando la pantera enseña de mala gana su
acreditación, intenta dejar ver sólo el número, pero comete la torpeza de dejar
ver entre los dedos el nombre escrito. El Dr. Rypff, mal que bien
consigue leer el nombre y, girando la cabeza le dice a su esposa en un susurro:
- Se llama Rosario Morillo-. Ya se sabe que los felinos tienen el sentido del oído
muy agudo, la señorita Morillo, pantera negra para los amigos, oye su nombre e
inmediatamente tapa con toda la mano el número que antes,
"amablemente", estaba dispuesta a facilitar y dice con un enojo
exasperante y una actitud pueril: - Ya tiene el nombre, no espere que ahora le
enseñe el número. Dirigiéndose a su compañera, que hasta ese momento había
pasado desapercibida, le ordena: - Haz una foto a la maleta-. Ante esta
intromisión, la Sra. Rypff que por prudencia se había mantenido al margen de todo
hasta ese momento, se interpone entre la lacaya y la maleta para impedir que
consiga la instantánea, pero en un giro consigue sacar la foto. Viendo esto, el
Dr. Rypff extrae su móvil del bolsillo y saca varias fotos de la pantera y la
lacaya que, cual famosillas sorprendidas por un paparachi, intentan apartarse y
taparse el rostro. Cuando se recompone del susto la pantera exige a los tres
componentes de la familia Rypff que le entreguen de nuevo sus DNI y toma todos
los datos que contienen. Otra vez el Dr. Rypff duda si eso es legal y piensa: -
¿En qué lista negra querrá meternos esta pacarraca?, ¿Querrá hacernos magia
negra?, ¿Llamará a su jefe, don Michael O'Leary, para que ordene que se
recomponga un comando del IRA y nos espere en Alicante para darnos un
escarmiento?- Todo lo anterior son ocurrencias que a veces tiene el Dr. Rypff,
le resultan muy divertidas y no le provocan el más mínimo temor. Sin mediar más
palabras y como le había indicado Doña Rosario, el Dr. Rypff coge su maleta, la
deposita en la escalerilla del avión y entra en la cabina con su esposa y su
hija. Por el retraso acumulado intuye, como ya le había advertido el joven de
la ventanilla, que no se va a sentar con ellas, tiene que acomodarse en el
incómodo asiento central de la penúltima fila. Pero no importa, ha pasado un
rato "divertido". La cara de la pantera negra pervivirá en su memoria
mucho tiempo y espera no desarrollar una fobia hacia los felinos.


Tras contar esta historia,
totalmente verídica, el que escribe quiere plantear, a los lectores de este
blog, varias reflexiones:
1. ¿Por qué nuestros
gobernantes permiten que una compañía como Ryanair opere en vuelos nacionales?
Teniendo en cuenta las perversas y desafiantes declaraciones de su
presidente, el Sr. O'Leary, y los numerosos y comprobados fallos de seguridad,
que han provocado otros tantos aterrizajes forzosos en distintos aeropuertos de
nuestro país, ¿a qué esperan las autoridades competentes para rescindir la
licencia a tan nefasta compañía? Bajo el pretexto de que es Low Cost putea,
engaña y pone en peligro con demasiada frecuencia la seguridad de sus viajeros.
Al margen de esto parece que adiestra a sus empleados para que sean
especialmente desagradables con los usuarios.
2. Propongo a todas las
personas que tengan que coger un avión, se abstengan de volar con Ryanair, y si
sólo esa compañía cubre su viaje, se planteen seriamente si les merece la pena
poner su vida en peligro y someterse a las vejaciones y agravios de sus
panteras negras, con perdón a los atletas de color que expresaron sus legítimas
reivindicaciones en las olimpiadas de México 68.
3. ¿No será lo de
Ryanair un globo sonda y/o preludio de lo que nos viene con la pretendida, por
nuestros gobernantes, privatizacíón de la Sanidad?. De todos es sabido que
varias empresas británicas y de otros paises están "lampando" por
entrar con su capital, a veces de dudosa procedencia, en las
"fundaciones" que, de no remediarlo entre todos, pretenden hacerse
cargo de la gestión de los hospitales públicos.
Los hechos
narrados ocurrieron hace ya unos años, la familia Rypff ya no existe como tal.
No sé que habrá ocurrido con la señorita Morillo, “la pantera negra” en esta
historia, si seguirá trabajando para la compañía irlandesa o habrá vuelto con
sus congéneres en la selva, y que conste que lo digo sin la más mínima acritud,
respeto mucho y más al género femenino. Para mí, lo ocurrido en la puerta de
embarque del aeropuerto barcelonés no deja de ser una anécdota pasada,
divertida y curiosa que pervive en mi recuerdo, aunque en aquel momento me
exasperara un poquito.
LOS ESCÁNDALOS DE RYANAIRR LLEGÓ EL
Adelantar por la
derecha es una frase que se suele utilizar en argot para reseñar un hecho
súbito, repentino e inesperado, el cual generalmente causa una gran sorpresa, y
eso es precisamente lo que ha ocurrido en Ryanair.
Hace apenas dos años se produjo la primera huelga general de pilotos en la aerolínea y casi simultáneamente se
presentó una
multitudinaria denuncia por parte de los TCP (tripulantes de cabina) que prestaban
sus servicios para la compañía adscritos al sindicato Sitcpla que hartos de
soportar unas condiciones laborales que rozaban la legalidad vigente (por
utilizar una sutileza del lenguaje), tomaron la decisión de denunciar a Ryanair
en la Inspección de Trabajo para que se procediera a investigar los tipos de
contratos que se estaban utilizando desde hacía años.
¿Qué pasó?
En varias ocasiones hemos hecho referencia a las condiciones laborales
de los TCP que trabajan para Ryanair, precisamente
porque siempre nos han parecido un auténtico atentado.
Sabemos perfectamente cómo se las gasta la aerolínea, a la cual le
encanta presentar denuncias contra todo lo que se mueve, pero como el mal
boxeador, no sabe encajar las pocas que recibe.
A Ryanair no le gusta que le
tosan en la cara, y siempre ha utilizado los juzgados para vengar las afrentas
recibidas. Épica fue la batalla que tuvo en su día, con cruces de denuncias y
demandas, con la agencia de viajes online “Rumbo”, con la cual ya venía
manteniendo serios enfrentamientos desde hacía bastante años.
Con el SEPLA también se las tuvo
tiesas a raíz de los aterrizajes de emergencia que 3 de sus aviones habían
tenido que hacer en Valencia en el año 2012, por
la conocida causa de la falta de combustible en sus depósitos.
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