Quizás no sea mala táctica sentirte como si volvieras a la adolescencia, osada adolescencia, vitalista adolescencia, retadora adolescencia, manteniendo la experiencia acumulada del tiempo vivido realmente, para no sacar demasiado los pies del tiesto, no vaya a ser que...(Petrus Rypff)
APARICION
(José Eulogio Caro)
Mi lámpara
nocturna está apagada;
Solo estoy en
silencio y en tinieblas;
Ningún reloj,
ningún rumor se escucha
Por la ciudad
que inmensa me rodea.
iOh noche!
entre tus sombras lo presente,
El porvenir,
el mundo, la materia,
Ayer, mañana,
la ambición, la carne,
El curso de
la vida que nos lleva,
El sudor por
el pan de cada día,
La envidia
cuyo diente nos acecha,
De los falsos
amigos la perfidia,
Del
triunfante enemigo la insolencia:
Todo
desaparece: sordo, ciego,
Muerto, el
hombre entre el hombre se concentra;
y en gloria y
soledad ante sí misma
Súbito el
alma humana se presenta.
¡Sí! gloriosa
y solitaria el alma,
La posesión
sintiendo de sus fuerzas,
Lánzase libre
al invisible mundo
Que sus
nobles instintos le revela.
En vano
ensancho más y más los ojos,
En vano los
oídos tengo alerta;
Sólo escucho
el zumbido del silencio,
Sólo miro
espesarse las tinieblas.
Del fondo,
empero, de silencio y sombras
Siento
venirme claridad incierta,
y las voces
volver de lo pasado,
y la feliz
edad de la inocencia.
Vuelven mis
olvidadas ilusiones,
Mis recuerdos
de infancia, mis creencias;
¡ Vuelvo a
soñar lo que jamás he hallado,
Lo que en
vano busqué sobre la tierra!
Vuelvo a ver
lo que amé, cual lo veía
Cuando el
amor sentí por vez primera
Con los
colores mágicos que huyeron
Ante la
odiosa luz de la experiencia.
¡ Oh amistad!
¡oh virtud! ioh dulces nombres!
Vuestra
noción la mente lleva impresa
Desde el
nacer; y el corazón ansioso
Por
convertirla en realidad se esfuerza.
Vuelvo mi
padre a ver: su faz augusta,
A un tiempo
mismo afectuosa y seria,
A presentarse
torna ante mis ojos
Radiante de
virtud e inteligencia.
¡ Ay! al
mirarla así, prorrumpo en llanto,
Que es de mi
vida la incurable pena
El no poder
vivificar la tumba,
y conseguir
que lo que fue no sea!
Sangre debo
llorar, llorar mis ojos,
Al pensar de
mi padre en la existencia,
En aquella
existencia tormentosa
Que no halló
más descanso que en la huesa.
Para la Dicha
y la Amistad nacido,
Vivió de
desengaños y dolencias;
y murió
pobre, atribulado y ciego,
Del cuerpo y
de la edad aún en la fuerza.
Hoy pudiera
vivir cual otros viven;
Hoy, después
de tres lustros, si viviera,
Sobre su
vasta frente empezarían
Sus negros
rizos a argentarse apenas.
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