DIVERSIDAD E INCLUSIÓN ¿CÓMO ENTENDEMOS LA DIFERENCIA?
POEMA DE AUTOAYUDA
Todos los gurús espirituales
los maestros en educación emocional
los psicólogos que hablan de no anclarse a
nadie
los místicos que promulgan el camino de la
autosanación
aquellos que miran por tu crecimiento
personal
los expertos en autoestima
los que recomiendan ser fuerte
y depender sólo de uno mismo… tienen razón
pero yo soy más feliz cuando tú me miras.
Marwan
Tus
ojos sienten ahora, lo observan todo, te avisan y te salvan, te empujan y te
invitan y tú sigues sus instrucciones, en silencio, porque ellos mandan. Pero
tienes que creértelo. Tus ojos han aprendido a sonreír y ahora mandan ellos, se
enteran de todo cuando amas. Ahora bien, tú tienes que avisarles que hay más
cosas por ver, aún queda camino y amores por encontrar, que estén atentos, no
vaya a ser que te indiquen el camino equivocado y tú procura no olvidar algo
tan simple como importante: tus ojos son todo lo que está bien.
Ela
sabe, porque se lo he contado, que puedes equivocarte, todos cometemos errores,
pero la senda que has elegido, nos parece la adecuada, y lo más importante, te
lo parece a ti. Eres tan libre como el pájaro que yo fui, el pájaro que aún me
habita, porque al final conseguí escapar del museo donde me visitaban en
Heidelberg. Sigo allí, a veces, con otro atuendo que en nada se parece al niño
que fui, es una ciudad preciosa, vital, llena de jóvenes ilusionados, jóvenes
con un futuro tan prometedor que quizás sean los que cambien la deriva de la
sociedad tan zafia en la que han tenido que formarse. Sólo hay que darles
tiempo y oportunidades, sólo hay que dejarles que desarrollen su imaginación y
sus ideas innovadoras, si nadie se empeña en encerrarlos o cercenar su vuelo,
en no demasiado tiempo veremos nuevos amaneceres, desaparecerá el bramido de
los cuervos y se podrá escuchar de nuevo el canto de los mirlos, las sinfonías
de los grandes músicos de antaño, y volverán a saber a gloria las recetas de la
abuela, y se podrá viajar de nuevo a lugares recónditos, y los barrios
periféricos serán más bellos que los centros históricos de las grandes urbes.
La comida rápida no será tan demandada, tendremos que salir a buscar viandas y
ropajes a la tienda de la esquina porque ya nadie necesitará
"amazonarse", podremos tocar el género antes de decidir su
adquisición, el tendero nos podrá aconsejar al oído si nos conviene la compra,
sin temor al jaque mate de un bicho contagioso, porque estaremos todos a salvo,
inmunizados contra tanta barbarie inoculada por los de arriba a sabiendas del
daño que hicieron no hace tanto tiempo. No somos una amenaza para nadie, no
podríamos serlo porque nuestra alma es limpia. Si como abejas claváramos
nuestro aguijón a alguien, al carecer de veneno, no causaría ninguna reacción,
solo sentiría el "receptor" un leve aguijonazo. Sería un aviso de que
abejas venenosas podrían venir de nuevo si la persona en cuestión no endereza
el rumbo, si es que desea enderezarlo.
El naufragio
Empecé a naufragar en tu recuerdo, en un
principio, entré en desesperanza, nadie espera perderse en aguas conocidas.
Luego, le pedí a un ser superior volver a la ruta, me senté a esperar en mi
barca a que las aguas se calmaran y el viento se agitó más fuerte, se levantó y
la tormenta por poco acaba conmigo. La fuerza de la naturaleza es desconocida,
tan incierta como sus propias consecuencias. La noche me aterrorizó, nunca ando
a oscuras, el silencio me ensordece porque mi mente empieza a crear historias,
a adjudicar culpas y a descubrir mis más oscuros pensamientos. Creo que, a
decir verdad, la noche saca lo mejor o peor de mí, pero no me gusta arriesgarme
a que por azares de la vida me conduzca a cometer algo de lo que me pueda
arrepentir. Al cabo de los días, olvidé el porqué de mi miedo, es mejor
perderse una o unas cuantas veces en la vida y encontrar una ruta con la que te
sientas bien, eso es lo que siempre nos dicen. Pero, ¿A mí quién me asegura que
si me pierdo me logro encontrar conmigo o con alguien? Lo que menos quiero es
estar ante la miserable presencia de mi propia existencia. Es una vil mentira
lo que nos quieren hacer creer con esos discursos ridículos de superación
personal, el peor monstruo que hay delante de nosotros, somos nosotros mismos.
A veces olvidamos que hay muchos caminos para llegar a un lugar, me aferro a
esa idea. No obstante, la luna que ilumina mi reflejo en el agua ahonda en mi
ser y me muestra lo más nauseabundo de mis pensamientos. Sé que apesto y que
realmente no me pierdo en tu imagen, no es una idealización. Es mi egoísmo el
que me lleva a sólo centrarme en mí.
La
imaginación no es una virtud imprescindible para el escritor, y ni siquiera
puede decirse que sea en exceso frecuente. La poesía y el arte dramático suelen
a menudo beneficiarse de la sobriedad imaginativa, y hasta más de una novela se
ha visto perjudicada en su equilibrio por la búsqueda de la originalidad, ese
espejismo que tantas veces se supone determinante en el éxito o el fracaso de
una empresa verbal. Los narradores, tal vez más que nadie, acostumbran a tener
conciencia o al menos intuición de una lacónica certeza: La realidad es limitada,
el hombre es previsible, y las combinaciones entre una y otro han sido
trajinadas de forma reiterada e implacable por todas las literaturas.
He aprendido silencio del hablador, tolerancia de la intolerancia, y bondad del cruel; y, sin embargo, extrañamente, soy ingrato con estos profesores.
Khalil Gibran
Muchos
escritores aceptan la monotonía de esas reglas del juego, que nunca han
impedido la fortuna de un texto memorable; otros las trasgreden, casi siempre
por el recurso de proponernos realidades alternativas o fantásticas, que no
pocas veces adoptan el carácter de utopías o de espejos deformantes de esa
insistente realidad que intentan eludir. Una poética no invalida la otra, ni
puede recomendarse con mayor entusiasmo o convincentes argumentos: desde
Aristóteles, sabemos que la única servidumbre que debe cumplir una historia es
la verosimilitud; desde Platón, que la única exigencia de la verdad es la belleza.
Una
tercera parte de los fabuladores –desconocida entre los clásicos, pero ejercida
con agradecible frecuencia en la literatura de los últimos dos siglos- opta por
el camino del medio, que requiere un agudo entrenamiento intelectual, una
cierta perfidia (en el sentido de infidelidad al origen que hay en toda
conducta elaborada) y, desde luego, la pérdida de la inocencia (llámese ésta
inspiración o, más cercana a nosotros, automatismo surrealista). El método
consiste en fingir que se acepta la monotonía de lo real, hasta el punto de
huir de todo prodigio excesivo o escenografía gótica, pero destilando al mismo
tiempo cierto ingrediente ajeno a la receta, la mancha borrosa de alguien que
no acaba de revelarse en la foto, la denuncia de los recovecos del tiempo, la
acechanza de un objeto extraviado, el mínimo error de cálculo que no derrumba
la casa, pero virtualmente puede hacerlo en el momento siguiente.
La dificultad de la apuesta es
grande, pero no lo es menos su eficacia cuando se acierta con el delicado
equilibrio que debe organizarla. El deslizamiento de lo ominoso en lo
cotidiano, el elemento que no encaja, la fractura que no llega a
desgarramiento, requieren una maestría más intachable cuanto más invisible, un
escepticismo distante que disimule entre los pliegues de lo intrascendente y
hasta en ocasiones banal, un narrador que se adelgace hasta desaparecer en la
tersura de la narración.
En el momento actual se está produciendo una revisión crítica de los consensos por parte de una generación que no participó en su elaboración. Hay una parte sanadora en la revisión crítica de nuestro pasado, pero también otra que implica la reaparición de ciertas pulsiones de odio, que toda sociedad tiene. Esto está ocurriendo en buena parte de Europa, y cómo no, en España, con la irrupción de la extrema derecha, preñada de intolerancia, de odio al diferente y, ante esto, la cultura debe intervenir con vehemencia.
Como dice la filósofa Carolin Emcke, no hay que ser tolerante con los intolerantes. La cultura tiene por misión evitar el discurso de odio y trabajar por una sociedad inclusiva, y hay líneas rojas que no se debe traspasar.
Vídeo que nos demuestra tolerancia respeto y valores
No se le pega no porque sea mujer si no porque es una persona y todas las personas seamos como seamos debemos ser respetadas de igual manera.
Los chicos del coro - Canciones con la letra en español
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