Alan
J. Pakula
Alan J. Pakula en Suecia en 1990.
Información personal
Nacimiento: 7 de abril de 1928, El Bronx (Estados Unidos)
Fallecimiento: 19 de noviembre de 1998 (70 años) Melville (Estados Unidos)
Causa de la muerte: Accidente de tráfico
Educado en Universidad Yale
Información profesional
Ocupación:
Guionista, productor de cine, director de cine y escritor
Fue presidente del
jurado del Festival de Cannes
Distinciones: National
Board of Review por Mejor Película
Frases de Alan J Pakula
Soy oblicuo. Creo que eso tiene que ver con mi propia naturaleza. Me gusta tratar de hacer cosas que funcionan en muchos niveles, porque creo que es terriblemente importante darle a la audiencia muchas cosas que no pueden obtener tan bien como las que quieren, para que finalmente la película tome una textura y no sea sólo comunicación simplista.
Un hombre que está en control, y dentro hay un niño asustado, que me interesa. ¿Por qué? Usted puede sacar sus propias conclusiones.
Los directores tienden a usar sus manos como directores de orquesta. No se dan cuenta de que el actor está mirando sus caras, de todos modos.
La mayoría de nosotros vivimos en un mundo seguro. No tenemos que luchar por nuestros valores, no tenemos que luchar por nuestra libertad, no tenemos un sentido de injusticia.
Algunos actores vienen al set listos para hacer sus partes de una manera determinada.
Apenas he tenido una carrera de vanguardia … Si vas a hacer una película, debes tratar de asegurarte de que sea una pasión infantil, como si la estuvieras haciendo por primera vez.
Biografía
Pakula nació en el Bronx, Nueva York, de padres de ascendencia judía polaca, Jeanette (de soltera Goldstein) y Paul Pakula. Se educó en The Hill School en Pottstown, Pennsylvania , y en la Universidad de Yale , donde se especializó en teatro.
Pakula comenzó su carrera en Hollywood como asistente en el departamento de dibujos animados de Warner Brothers. En 1957, asumió su primer papel de producción para Paramount Pictures . En 1962 produjo To Kill a Mockingbird (Matar a un ruiseñor), por la que fue nominado a un Oscar a la Mejor Película. Pakula tuvo una exitosa relación profesional como productor de películas dirigidas por Robert Mulligan de 1957 a 1968. En 1969, dirigió su primer largometraje, The Sterile Cuckoo (El cuco estéril), protagonizada por Liza Minnelli.
En 1971, Pakula lanzó la primera entrega de lo que informalmente se conocería como su " trilogía de paranoia". Klute , la historia de una relación entre un detective privado (interpretado por Donald Sutherland ) y una prostituta (interpretada por Jane Fonda , que ganó un Oscar por su actuación), fue un éxito comercial y de crítica. Esto fue seguido en 1974 por The Parallax View protagonizada por Warren Beatty, un laberíntico post Watergate-thriller de asesinatos políticos. La película destacó por su uso experimental de imágenes hipnóticas en una célebre secuencia de película dentro de una película en la que el protagonista es incluido en Parallax Corporation, cuya principal empresa, aunque secreta, es el terrorismo doméstico. Finalmente, en 1976, Pakula completó la "trilogía" con Todos los hombres del presidente , basada en el relato más vendido del escándalo Watergate escrito por Bob Woodward y Carl Bernstein , quienes fueron interpretados en la película por Robert Redford y Dustin Hoffman, respectivamente. Fue otro éxito comercial, considerado por muchos críticos y fanáticos como uno de los mejores thrillers de la década de 1970.
Pakula consiguió otro éxito en 1982 con Sophie's Choice, protagonizada por Meryl Streep. Su guión, basado en la novela de William Styron , fue nominado a un Oscar. Los éxitos comerciales posteriores incluyeron Presumed Innocent, basada en la novela superventas de Scott Turow , y otro thriller político, The Pelican Brief (El informe pelícano), una adaptación del bestseller de John Grisham. Su última película fue el film de suspense y drama criminal The Devil's Own (La sombra del diablo), donde se reunió con Harrison Ford.
Pakula murió en un accidente automovilístico el 19 de noviembre de 1998,
en Nueva York, cuando se estrelló su auto contra una barra de metal que lo
golpeó en la cabeza.
(PETRUS RYPFF)
Filmografía
como director
The
Sterile Cuckoo (1969)
Klute
(1971)
Love
and Pain and the Whole Damn Thing (1973)
Último
testigo (1974)
Todos
los hombres del presidente (1976)
Llega
un jinete libre y salvaje (1978)
Comenzar
de nuevo (1979)
Una
mujer de negocios (1981)
La
decisión de Sophie (1982)
Dream
Lover (1986)
Un
ángel caído (1987)
Amores
compartidos (1989)
Presumed
Innocent (1990)
Dobles
parejas (1992)
El
informe Pelícano (1993)
La
sombra del diablo (1997)
Alan J. Pakula: los artilugios de la justicia
Por: Juan Guillermo Ramírez
Alan J. Pakula comenzó como asistente en el departamento de dibujos
animados de la Warner Bros en 1949 y debutó como productor en Paramount
con el psicodrama Fear strikes out
(1957), que significó el primer papel importante para el joven Anthony
Perkins. Esta película fue la primera de siete colaboraciones con el
director Robert Mulligan.
¿Quién mató a Carolyn Polhemus? La enérgica, fascinante, sensual y
ambiciosa ayudante del fiscal general, Raymond Horgan, ha sido violada y
asesinada casi al final de la campaña de su jefe por la reelección.
Director teatral y productor de las mejores obras de Robert Mulligan, Alan J. Pakula (1928-1998) se lanza a la dirección cinematográfica con The sterile cuckoo (El cuco estéril), una historia sobre un adolescente, donde Liza Minnelli descubre su mejor faceta como actriz.
Todos los hombres del presidente
En este film Pakula recoge los pormenores de la investigación periodística de Carl Bernstein (interpretado por Dustin Hofman) y Bob Woodward (Robert Redford), del Washington Post, tras las pistas que desembocarían en el caso Watergate, que acabó con la presidencia de Richard Nixon.
El cuarto poder
En 1972, la policía detuvo a unos ladrones en el Hotel Watergate, sede del partido demócrata, en pleno proceso electoral. Carl Bernstein y Bob Woodward, periodistas del Washington Post, investigan lo ocurrido. Lo que en principio parece un asunto irrelevante, podría implicar al mismísimo presidente Nixon. Los periodistas cuentan con la colaboración de un misterioso confidente, al que apodan Garganta Profunda.
El especialista en thrillers políticos Alan J. Pakula adapta el libro homónimo, en el que los propios Bernstein y Woodward exponen su investigación. Se trataba de un film muy difícil, porque Pakula corría el riesgo de que el espectador se perdiera en un mar de datos, pero el cineasta filma con fuerza, aprovecha el carisma de sus protagonistas y secundarios, y exprime el inteligente guión de William Goldman, que resume con maestría el asunto. Su visión idealizada de la prensa ganó cuatro Oscar.
El enigma del siglo
Hasta el pasado junio, era un enigma la identidad de Garganta Profunda. Bernstein y Woodward confirmaron entonces la información de un artículo de Vanity Fair, en que el propio Mark Felt, agente del FBI retirado, explicaba que fue él el confidente de los periodistas. Número 2 del FBI en tiempos de Edgar Hoover, Felt quería ser su sustituto, pero Nixon nombró a alguien de su círculo.
¿Qué fue de todos los hombres del presidente?
Discovery Max realizó el documental sobre el Caso Watergate '¿Qué fue de todos los hombres del presidente?', que juntó por primera vez ante las cámaras a los dos protagonistas de la película, Robert Redford y Dustin Hoffman, quienes daban vida a los dos periodistas de 'The Washington Post' que destaparon el escándalo y que se convirtió en paradigma del periodismo de investigación e incluso influyó en el léxico internacional: tras el "Watergate", casos de escándalo, corrupción o conspiraciones se designaron con el sufijo "gate".
Robert Redford interpretaba a Bob Woodward, periodista del Washington Post que junto a su compañero Carl Bernstein (Dustin Hoffman) destapó la trama que culminó con la dimisión de Richard Nixon como Presidente de Estados Unidos, y provocó la imputación criminal de algunos de sus asesores y consejeros.
El documental utilizó imágenes de archivo, grabaciones en el Despacho Oval de la Casa Blanca y entrevistas a algunos de los implicados en el Watergate, así como a periodistas norteamericanos expertos en política como Jon Stewart y Rachel Maddow.
‘Todos los hombres del presidente’, de Alan J. Pakula. ‘Dos hombres y una verdad’ vs ‘Sobrevivir al periodismo’
de Cinetario el 5 noviembre, 2011
Esta vez le tocó a Robert Redford dejar de ser perseguido como Sundance Kid y convertirse en Bob Woodward, periodista cazador de la verdad, y cambiar a Paul Newman por su compañero del Washington Post, Carl Bernstein (Dustin Hoffman). Pero también tenía un destino esperándole, una llamada hecha a tiempo, unos oídos abiertos de par de par y un afán periodístico por escalar en un iceberg adusto y resbaladizo, que hicieron el resto: destapar uno de los mayores escándalos políticos del siglo XX, el caso “Watergate” que culminaría en 1972 con la dimisión del presidente de Estados Unidos Richard Nixon. La película fue rodada tan solo cuatro años después de los hechos y se ha convertido en toda una bandera a favor de la libertad de la expresión, del derecho a la información, del periodismo riguroso, un símbolo nada desfasado si retro-miramos las investigaciones a golpe de teletipo que destapaban mentiras a través de máquinas de escribir en la era pre-Wikileaks.
El rey del thriller político, Alan J. Pakula, ayudado por el sobrio guion que el oscarizado William Goldman adaptó del libro que los dos periodistas escribieron sobre los hechos, hizo historia con esta película narrada sin apenas concesiones a la interpretación y al análisis, redactada como un perfecto reportaje de escuela de periodismo, rápido, con solo lo esencial, salvo por el titular, que en contra de los patrones periodísticos, lo descubrimos al final. Todos los personajes, principales y secundarios, se mueven y hablan para el núcleo argumental de la película. Sin despistes, sin vida personal, ni apenas dolores de cabeza, ni gestos despistantes. Parece que J. Pakula (no sabemos si lo hizo) decidió pasar una semanita en una redacción parecida a la del Washington Post a contemplar la deshumanización de las grandes oficinas que ya exploró Billy Wilder en El apartamento. De ahí su textura brillantemente fría e inquietante, y de ahí la relación de Hoffman y Redford: distante, pero honesta.
Y el hecho de que la historia ya fuera conocida por entonces, le da aún más mérito a este soberbio catálogo de cine austero. De ahí radica su perfecto corte de intriga y de thriller, de irnos dosificando la información para ver si somos capaces de seguir la cadencia, averiguaciones y acciones de los dos protagonistas en su buceo hasta las mismas entrañas de las tácticas de espionaje de los republicanos en el edificio del Comité Electoral Demócrata que daría nombre al caso. Para preguntarnos si nosotros también hubiéramos hecho esa llamada, si hubiéramos hecho esa visita o hubiéramos insistido lo suficiente. O hubiéramos confiando en quien teníamos que confiar, o nos habríamos quedado a medio camino entre la verdad y la mentira, que es lo peor que le puede pasar a un periodista. Lo que está claro es que el director estadounidense, un gran maestro de la intriga política, vertió muchos esfuerzos en este film y prueba de ello es que el montaje le obligara al final a relatar los acontecimientos ulteriores, como la dimisión de Richard Nixon, en forma de notas mecanografiadas tal que titulares periodísticos.
El cineasta lo tuvo todo a favor: dos actores encumbrados, carismáticos, entregados desde hacía años a papeles difíciles que consiguieron un tándem perfecto de compenetración. Y a ello se añadió un reparto de secundarios, hoy ya casi olvidado, que encabeza Jason Robards (que se llevó un merecidísimo Óscar) y Jack Warden. Todos enzarzados en una pelea por la delgada línea que separa el rigor de la manipulación, la mentira de la verdad, lo que es fiable de lo que no, cuando todo depende de una boca cerrada o de alguien que habla con blindaje legal, del secreto profesional, de la protección de las fuentes, de lo moral, de la deontología periodística. Y discurriendo por tales arenas movedizas nos damos cuenta de que nada es tan fácil cuando todo aparece cerrado y montado en la televisión, o ya maquetado en un periódico.
La decisión de Sophie
Dirección: Alan J. Pakula
Guion: Alan J. Pakula (Novela: William Styron)
Música: Marvin Hamlisch. Fotografía: Néstor Almendros
Reparto: Meryl Streep, Kevin Kline, Peter MacNicol, Rita Karin, Stephen D. Newman, Greta Turken, Josh Mostel, John Rothman, Eugene Lipinski.
Género: Drama. Romance | Holocausto. Años 40
Sinopsis: Verano de 1947. Stingo, un joven aspirante a escritor, se instala en una pensión familiar de Brooklyn. Su tranquilidad se verá pronto turbada por la terrible discusión de una pareja que vive en el piso de arriba. Cuando conoce a los amantes queda cautivado por su encanto y simpatía. Ella, Sophie Zawistowska, es una hermosa emigrante polaca y católica. Él, Nathan Landau, un encantador y desequilibrado científico judío. Poco a poco, Stingo se convierte en su mejor amigo. Sophie, hija de un ilustre profesor polaco, sobrevivió al campo de exterminio de Auschwitz, pero vive atormentada por su pasado. (FILMAFFINITY)
Premios
1982: Oscar: Mejor actriz (Meryl Streep). 5 nominaciones
1982: Globos de Oro: Mejor actriz - Drama (Meryl Streep). 3 nominaciones
1983: Premios BAFTA: Nominada a Mejor actriz (Streep) y actor revelación (Kline)
Críticas
"Durísimo drama, (...) Pakula consigue un excelente ejercicio de puesta en escena y crea imágenes de inusitado vigor. Meryl Streep entrega uno de los trabajos más intensos de su carrera". Miguel Ángel Palomo: Diario El País
"Una estupenda, absorbente, maravillosamente interpretada y desgarradora película. Roger Ebert: Chicago Sun-Times
"Aunque está lejos de ser una película perfecta, es coherente y muy conmovedora. Gracias, en gran parte, a la valiente interpretación de Streep, lanza un hechizo poderoso e ininterrumpido". Janet Maslin: The New York Times
"Es desoladora, pero hay una especie de belleza triste en la agonía, y es difícil imaginar un espectador que no se sienta conmovido a algún nivel por la historia y la manera en la que está contada". James Berardinelli: Reel Views
El informe Pelícano
Título original: The Pelican Brief. (1993)
Dirección: Alan J. Pakula. Guion: Alan J. Pakula (Novela: John Grisham)
Música: James Horner. Fotografía: Stephen Goldblatt
Reparto: Julia Roberts, Denzel Washington, Sam Shepard, Tony Goldwyn, John Heard, James B. Sikking, John Lithgow, Robert Culp.
Género: Intriga. Thriller. Drama | Crimen
Sinopsis: Darby Shaw (Julia Roberts), una estudiante de Derecho, escribe un informe en el que analiza las posibles razones del reciente asesinato de dos jueces del Tribunal Supremo. El informe le traerá numerosos problemas, contando sólo con la ayuda de un periodista (Denzel Washington) que también quiere descubrir quién está detrás de esos asesinatos. (FILMAFFINITY)
Premios: 1993: Festival de Berlín: Sección oficial de largometrajes
Crítica: Dos jueces del Tribunal Supremo de Justicia americano son asesinados, y una simple estudiante de derecho escribe una rebuscada teoría sobre las causas y culpables del asesinato. Sin embargo el informe, aparentemente basado en especulaciones, llega a las altas esferas... poniendo su vida en peligro. De nuevo otro best seller de John Grisham (The Firm, The Client) se adapta a la gran pantalla consiguiendo un gran éxito de taquilla. Lo mejor: en su primera hora el suspense se apodera formidablemente del espectador, fascinado por el contenido e influencia del misterioso "informe". Lo peor: paradójicamente, la importancia de la intriga lo eclipsa prácticamente todo (incluso el devenir del informe llega a interesar más que el de los personajes), así que una vez desvelada tanta curiosidad todo se vuelve bastante intrascendente. En definitiva, "The Pelican Brief" es una entretenida y comercial intriga, de dosificada trama, aunque excesivamente larga. Pablo Kurt: FilmAffinity.
La sombra del diablo
La sombra del diablo
Título original: The Devil's Own (1997)
Harrison Ford y Brad Pitt crean un memorable dúo
interpretativo. Pakula, conjugó su interés por los temas candentes y polémicos
con una alta dosis de trucos hollywoodenses. Su interés por los entresijos del
poder y, en particular por los trapos sucios de la Casa Blanca, fueron una
constante en su trabajo. Él mismo confesaba cómo veía las relaciones entre el
cine y la política en su país:
“En Estados Unidos hay un atractivo entre la gente del cine y los políticos. Creo que hay cierto paralelismo, no intelectualmente, pero sí desde el punto de vista afectivo. Una vez que has probado el enorme éxito público, puede resultar muy difícil, en muchos casos, seguir viviendo sin ello, por lo que necesitan que el poder se perpetúe y que se encuentren frente al problema de que el fin justifique los medios. Esto puede llevarlos a inmensas corrupciones”.
Pakula tuvo un triste y repentino fin en la autopista de Long Island, en
Nueva York, cuando se estrelló contra su parabrisas una barra de metal,
golpeándole fatalmente en la cabeza. Pakula, de 70 años, era considerado como
uno de los grandes directores de Hollywood. Pero la carrera de Alan J. Pakula
dentro de las artes del espectáculo se inició muchos años antes, a mediados de
los años 40, como director y productor de obras teatrales. Su amistad con el
productor de televisión Robert Mulligan los lleva a asociarse y se estrenan con
Matar a un ruiseñor (1962), dirigida por Mulligan, Amores con un extraño (1964)
y La noche de los gigantes (1966).
Para Presunto Inocente se apoyó en la adaptación de un homónimo
best-seller escrito por Scott Turow, una figura en las letras
estadounidenses. Graduado en el Amherst College en 1970, estudió Escritura
Creativa en la Universidad de Stanford, de la que fue profesor, licenciándose
en Derecho en el año 1978 en la Harvard Law School. Trabajó como fiscal hasta
1986 y continuó haciéndolo como abogado en un bufete del que fue socio. Fue
miembro del Senado y presidente del Gremio de Autores. Cultivó simultánea e
ininterrumpidamente, la literatura y una brillante carrera jurídica. En 1977
publicó One L, crónica de su primer
año en Harvard y se convirtió en lectura obligada para todo estudiante de
Derecho. En 1979, cuando sólo llevaba tres meses como fiscal federal de
Chicago, comenzó a redactar Presunto inocente. Scott Turow reflejó en esta
novela un mundo tan similar al nuestro que su recuerdo seguirá obsesionando al
lector incluso después de resuelto el misterio, porque muy pocas novelas
muestran los mecanismos, la psicología, la lógica del mundo de la justicia con
tanta verosimilitud como este relato.