PASAR POR EL ARO (LA PANTERA NEGRA)
Una vez dentro del aeropuerto, la
familia Rypff se dirige a la ventanilla correspondiente donde, un "amable
señorito" con acento extranjero, y no precisamente por ser catalán ni
irlandés, les dice:
- Nuestra
compañía, a diferencia de las arcaicas compañías españolas, no factura de forma
gratuita las maletas y no es necesario que les de tarjeta de embarque, con el
localizador que ustedes llevan es suficiente, ah, ah, y una cosa más, vayan
ustedes rápido porque los billetes no van numerados y puede ser que le toque a
cada uno de ustedes en una punta del avión.
El Dr. Rypff vuelve a meditar: - Pues sí que vamos bien, bueno, mientras no
coloquen a mi esposa o a mi hija encima de la cabina, tomando el fresco... ¿qué
más da que nos separen durante los 55 minutos que se supone que dura el vuelo?
Es el segundo pase por el aro.
Tras varias horas de espera en la
M3, llega el momento de embarcar y aquí viene lo más interesante: Cuando después
de guardar cola 10 minutos en la puerta de embarque, llega el turno de enseñar
la tarjeta de embarque, perdón los folios donde viene el localizador y los
datos personales que acreditan que hemos comprado el pasaje. Nos atiende una
"simpática" y maciza señorita de color con acento dominicano. Nada
más ver una de nuestras maletas dice con gesto desafiante: - Esa bolsa no la pueden subir al avión.
El Dr.Rypff le contesta de forma tranquila:
- Pues
no hubo ningún problema en el viaje de ida que hicimos también con su compañía
hace dos días-. Es verdad que la maleta es flexible y ha engordado un
poquito al contener la ropa peor doblada, un par de camisetas adquiridas en
Barcelona, y varios souvenirs de pequeño tamaño comprados para familiares y
amigos, pero el "engorde" no va más allá de medio centímetro por cada
lado. Al comprobar que la maleta tiene dificultades para encajar en el
artilugio medidor, que tiene un estrecho aro superior, el Dr. Rypff intenta
sacar de su interior unos zapatos no excesivamente bien colocados.
Al girar la cabeza Petrus Rypff
ve como "la pantera negra" está mirando con ojos felinos su maniobra,
dispuesta para atacar a su presa en cualquier momento, y así ocurre: - No ve que no entra y, además, esos zapatos
no los puede llevar en la mano, no está permitido-. Petrus dice entonces: -
No se preocupe señorita, no los voy a
llevar en la mano, pensaba anudar las cordoneras y colgármelos a modo de
collar, a mí me gusta este tipo de abalorio, ¿ve qué bien me quedan? Ante esta respuesta, la chiquita saca las
garras y grita: - Prepare 55 Euros porque
la maleta tiene que ir en la bodega del avión y sálganse de la cola que tienen
que seguir pasando los demás pasajeros, y si sigue por este camino me va a
obligar a llamar a la Guardia Civil. Ante esta amenaza, el Dr. Rypff
empieza a ponerse un poquito alterado y le replica: - Mire señorita, creo que por primera vez ha dicho algo sensato, creo que
sería lo mejor que podría hacer, a ver a quién dan la razón, si a una
ineficiente y maleducada azafata o a un humilde pasajero cuyo único delito es
llevar una maleta que sobrepasa en 1.5 cm las medidas que ustedes, han marcado
arbitrariamente como límite, y si tengo que pasar otra vez por el aro, pago con
mucho gusto los 55 Euros, pero usted no va a salir de rositas de este
desaguisado. No se sabe si la panterita entendió el discurso del Dr. Rypff,
quizás sus entendederas no daban para mucho, quizás había tenido un mal día,
quizás estaba mal fo..,, o puede ser que con ese porte, tuviera algún complejo,
al compararse desnuda ante el espejo cada mañana con Naomi Campbell y comprobar
que su trabajo no era tan glamouroso como el de la diosa de ébano.
El caso es que se dispuso a
extender un recibo en el que venía reflejada la cifra de 50 Euros. Al
entregárselo al Dr. Rypff y comprobar éste que no coincide con el dinero que le
exige, pregunta: - ¿Y los 5 Euros de diferencia?
La pantera responde: - Esos 5 Euros son de IVA-. Al galeno no
le cuadra la cantidad y le indica: - Por
favor, ¿puede usted reflejarlo en el recibo?, es que no veo en ningún sitio el
acrónimo de ese impuesto, y, por cierto, ¿puede enseñarme su acreditación?,
necesito su nombre y número de
identificación-. De mala manera la pantera espeta: - Después si quiere le doy el número, pero el nombre no.
El Dr. Rypff duda si esa respuesta contraviene la ley, pero en ese
momento prefiere no pensar en ello. Cuando la pantera enseña de mala gana su
acreditación, intenta dejar ver sólo el número, pero comete la torpeza de dejar
ver entre los dedos el nombre escrito. El Dr. Rypff, mal que bien consigue leer
el nombre y, girando la cabeza le dice a su esposa en un susurro: - Se llama Rosario Morillo.
Ya se sabe que los felinos tienen
el sentido del oído muy agudo. La señorita Morillo, pantera negra para los
amigos, oye su nombre e inmediatamente tapa con toda la mano el número que
antes, "amablemente", estaba dispuesta a facilitar y dice con un enojo
exasperante y una actitud pueril: - Ya
tiene el nombre, no espere que ahora le enseñe el número. Dirigiéndose a su
compañera, que hasta ese momento había pasado desapercibida, le ordena: - Haz una foto a la maleta. Ante esta
intromisión, la Sra. Rypff, que por prudencia se había mantenido al margen de
todo hasta ese momento, se interpone entre la lacaya y la maleta para impedir
que consiga la instantánea, pero en un giro consigue sacar la foto. Viendo
esto, el Dr. Rypff extrae su móvil del bolsillo y saca varias fotos de la
pantera y la lacaya que, cual famosillas sorprendidas por un paparachi,
intentan apartarse y taparse el rostro.
Cuando se recompone del susto la pantera exige a los tres componentes de
la familia Rypff que le entreguen de nuevo sus DNI y toma todos los datos que
contienen. Otra vez el Dr. Rypff duda si eso es legal y piensa: - ¿En qué lista negra querrá meternos esta
pacarraca?, ¿Querrá hacernos magia
negra?, ¿Llamará a su jefe, don Michael O'Leary, para que ordene que se
reorganice un comando del IRA y nos espere en Alicante para darnos un escarmiento?
- Todo lo anterior son ocurrencias que a veces tiene el Dr. Rypff, le resultan
muy divertidas y no le provocan el más mínimo temor. Sin mediar más palabras y
como le había indicado Doña Rosario, el Dr. Rypff coge su maleta, la deposita
en la escalerilla del avión y entra en la cabina con su esposa y su hija. Por
el retraso acumulado intuye como ya le había advertido el joven de la
ventanilla, que no se va a sentar con ellas, tiene que acomodarse en el
incómodo asiento central de la penúltima fila. Pero no importa, ha pasado un
rato "divertido". La cara de la pantera negra pervivirá en su memoria
mucho tiempo y espera no desarrollar una fobia hacia los felinos.
Tras contar esta historia, totalmente verídica, el que escribe quiere
plantear, a los lectores de este blog, varias reflexiones:
1. ¿Por qué nuestros gobernantes permiten que una compañía como Ryanair
opere en vuelos nacionales? Teniendo en cuenta las perversas y desafiantes
declaraciones de su presidente, el Sr. O'Leary, y los numerosos y comprobados
fallos de seguridad, que han provocado otros tantos aterrizajes forzosos en
distintos aeropuertos de nuestro país, ¿a qué esperan las autoridades
competentes para rescindir la licencia a tan nefasta compañía? Bajo el pretexto
de que es Low Cost putea, engaña y pone en peligro con demasiada frecuencia la
seguridad de sus viajeros. Al margen de ésto parece que adiestra a sus
empleados para que sean especialmente desagradables con los usuarios.
2. Propongo a todas las personas que tengan que coger un avión, se abstengan de volar con Ryanair, y si sólo esa compañía cubre su viaje, se planteen seriamente si les merece la pena poner su vida en peligro y someterse a las vejaciones y agravios de sus panteras negras, con perdón a los atletas de color que expresaron sus legítimas reivindicaciones en las olimpiadas de México 68.
3. ¿No será lo de Ryanair un globo sonda y/o
preludio de lo que nos viene con la pretendida, por nuestros gobernantes,
privatizacíón de la Sanidad? De todos es sabido que varias empresas británicas
y de otros países están "lampando"
por entrar con su capital, a veces de dudosa procedencia, en las
"fundaciones" que, de no remediarlo entre todos, pretenden hacerse
cargo de la gestión de los hospitales públicos.
El relato anterior fue escrito por un servidor el domingo, 23 de diciembre de 2012. Parece que las cosas han cambiado poco en cuanto a la compañía Ryanair se refiere, aunque la pandemia coronavírica les está afectando como al resto de líneas aéreas de una forma muy significativa por las restricciones a la movilidad de los viajeros en todo el mundo.
Lo que parecía un globo sonda se ha ido confirmando, la privatización de
muchos servicios sanitarios ha sido un hecho en varias comunidades autónomas,
qué casualidad que haya ocurrido en aquellas comunidades gobernadas por el
partido político de la “gaviota”, hecho que ha tenido claras consecuencias
negativas en la atención sanitaria, por ejemplo en Castilla la Mancha, donde el
exmarido de la “Cospe” se encargó de llevar a cabo esa “reconversión”, sin
objeciones por parte de la autoridad “competente”, obteniendo pingües
beneficios en la operación, sin que le importara un bledo el deterioro de la
asistencia sanitaria de millones de personas, que, dejadas “de la mano de Dios”,
han sido tan perjudicadas, incluso han fallecido en residencias privadas con
dotación de personal tan exiguo como poco comprometido, habida cuenta su escasa
motivación debido a remuneraciones por debajo de límites tolerables que
perciben. COSAS DE LA VIDA…
Polémica racista en un vuelo de
Ryanair a Barcelona
Diari de Tarragona - Octubre de 2018
Ryanair decidió cambiar de asiento a la mujer en lugar de actuar contra
el hombre que hizo los comentarios xenófobos.
Los hechos tuvieron lugar en un vuelo de la aerolínea Ryanair entre
Londres y Barcelona el pasado domingo. Un ataque racista ha despertado la
polémica contra la compañía por su actuación ante la situación. Y es que un
británico pidió a una pasajera de piel oscura que no se sentara a su lado con
palabras como "bastarda negra y fea. No me hables en un idioma
extranjero".
Ryanair ha informado de lo sucedido a la policía de Essex y, según
aseguran, el equipo de atención al cliente contactó ayer, 21 de octubre, con la
familia afectada. Ahora que este asunto está en manos de la policía, aseguran
no poder hacer más comentarios al respecto.
"Enlatados en un autobús con alas"
Raúl Sánchez
EL PRAT DE LLOBREGAT - JUEVES,
17/09/2020
"Recuerden que durante todo el viaje es obligatorio el uso de
mascarilla tapando nariz y boca", rezaba el comunicado del responsable de
cabina en un vuelo de Ryanair cuando apenas habían tomado asiento la mitad de
los pasajeros. Delante mío, un chico se quitaba la dichosa mascarilla durante
unos segundos para dar un último beso a su novia (separada por tres filas),
antes de iniciar el despegue. Tengo que admitir que me chocó la determinación
con la que una azafata le reprendió por tan desafortunado gesto en una
situación tan delicada como la que estamos viviendo.
Probablemente tuviese razón la empleada de la aerolínea, pues corren
tiempos de covid y cualquier medida de seguridad, por extrema que pueda
parecer, es importante, sobre todo cuando una cantidad ingente de personas
están enlatadas en un autobús con alas. En general, no obstante, no tiene
sentido ni lo tendrá hasta que en el avión no se cumpla con una norma de
separación mínima (iba hasta la bandera).
Es obvio que un decrecimiento de clientes supone un fuerte impacto
económico y es igualmente conocido que las compañías aéreas son grandes
especialistas en la ardua tarea de optimizar espacios, pero, ¿es ético y moral
requerir protocolos de seguridad estrictos sólo de forma aleatoria y discrecional?
A mí me resulta ridículo, sinceramente.
Tras un trato militar por parte de los auxiliares de vuelo en cuanto al
uso de la mascarilla, se pasean pasillo arriba y abajo con un carrito mientras
alientan a todos los pasajeros a tomar un refrigerio, un café o un magnifico
menú. ¿Entonces no hay riesgo y ya es posible quitarse la mascarilla? Porque
oye, lo hacen sin el más mínimo pudor, como si fuese un paréntesis del férreo
control policial, pero de una forma casi obscena. Me hace pensar que la
seguridad es necesaria siempre y cuando no afecte al bolsillo de los
accionistas de estas compañías ¿Qué papel juegan nuestros gobernantes en todo
esto?
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