Antes de entrar en materia, en la exposición que he reconstruido sobre el Contractualismo, me parece muy oportuno colgar aquí el video de la entrevista realizada a la filósofa Adela Cortina que da toda una lección de ética y aclara muchas dudas acerca de lo que argumentan ciertos políticos, que, con sus proclamas xenófobas, misóginas, homófobas e intolerantes, consiguen sembrar el odio en sus adeptos. La deriva de estas políticas ultras está conduciendo a la sociedad actual a una polarización peligrosísima, una confrontación de ideas que a un servidor le parece deleznable. Hay que respetar a todas las personas, pero no podemos tolerar sus pensamientos y sus opiniones, si estas son radicalmente antidemocráticas.
(Petrus Rypff)
EL CONTRACTUALISMO: DE HOBBES A MONTESQUIEU
Se pueden plantear, en general, dos posiciones en torno la naturaleza del estado y su relación con el individuo:
Teorías naturalistas
El Estado sería algo natural y en cierto sentido previo al individuo. Desde este punto de vista, el individuo sólo tiene sentido dentro del Estado y para el Estado, por lo que los derechos individuales estarían subordinados a los colectivos.
Dentro de este grupo podríamos comprender a autores como Platón o
Aristóteles. En general, las doctrinas naturalistas suelen comparar el Estado
con un organismo, defendiendo el origen natural del mismo. Esta idea se basaba
normalmente en los siguientes argumentos:
1. El
ser humano aislado no puede sobrevivir, pues es incapaz de satisfacer por sí
solo sus necesidades vitales. Necesita asociarse con otros.
2. El
ser humano es por naturaleza social.
3. La
finalidad del Estado no es solamente la supervivencia sino también el vivir
bien (en sentido moral) de los individuos.
Los ciudadanos deben ceder completamente su libertad al estado, quien ha de tener el exclusivo poder en el uso de la fuerza, ya que de lo contrario viviríamos en un estado de guerra permanente de todos contra todos.
En los albores del Renacimiento, el filósofo italiano Nicolás Maquiavelo expuso en su principal obra, El príncipe (1513), la teoría de que el gobernante no debe regir sus actos por normas morales o procedentes del derecho natural, sino que debe reconocer como única guía el bien del Estado.
Por su parte, Jean Bodin propugnó que el Estado debía asumir la soberanía absoluta (summa potestas) sobre el pueblo.
Teorías contractualistas
Contra el concepto de razón de Estado argüido por los anteriores fueron formuladas las teorías contractualísticas de Althusius, según las cuales la soberanía descansa en el pueblo, y el iusnaturalismo de Hugo Grocio, que definió la injusticia como aquello que parece contrario a la comunidad de los seres sensitivos.
Samuel von Pufendorf, quien aplicó al derecho el método deductivo de las ciencias matemáticas, adquirió valor el concepto de respeto recíproco.
El individuo es anterior al
Estado, surgiendo este último como consecuencia de un acuerdo o convención (el
contrato) entre los primeros. Desde esta perspectiva, el Estado sólo tiene
sentido a partir de los intereses de los individuos, por lo que los derechos
colectivos no pueden ser prioritarios sobre los individuales.
Con sus teorías, los contractualistas pretenden llevar a cabo una
racionalización del estado y un análisis crítico sobre el poder y su
legitimidad. El Estado no tendría un
origen natural o divino, por lo que la obediencia no sería algo natural ni
necesario. El estado debería entenderse, desde esta interpretación, como un
acuerdo o contrato entre las personas que conforman una sociedad.
El Estado de naturaleza es previo a la vida en sociedad. El estado se
concibe de forma ideal como un contrato en el que los miembros de una
sociedad acordarían un intercambio y un modelo de organización política. Sólo
habremos de ceder la libertad individual a un estado que realmente emana y
representa fielmente a la voluntad popular.
El estado debe intervenir de forma limitada allí donde hay conflictos, para defender derechos individuales como la libertad y la propiedad privada.
Thomas Hobbes
(Westport, cerca de Malmesbury, 5 de abril de 1588 – Derbyshire, 4 de diciembre de 1679) fue un filósofo inglés considerado uno de los fundadores de la filosofía política moderna. Su obra más conocida es el Leviatán (1651), donde sentó las bases de la teoría contractualista, de gran influencia en el desarrollo de la filosofía política occidental. Además del ámbito filosófico, trabajó en otros campos del conocimiento como la historia, la ética, la teología, la geometría o la física.
Considerado el teórico por excelencia del absolutismo político, en su pensamiento aparecen conceptos fundamentales del liberalismo, tales como el derecho del individuo, la igualdad natural de las personas, el carácter convencional del Estado (que conllevará a la posterior distinción entre este y sociedad civil), la legitimidad representativa y popular del poder político (al poder ser este revocado de no garantizar la protección de sus subordinados), etc. Su concepción del ser humano como igualmente dependiente de las leyes de la materia y el movimiento (materialismo) sigue gozando de gran influencia, así como la noción de la cooperación humana basada en el interés personal.
Tumba de Thomas Hobbes (5 de abril de 1588 – 4 de diciembre de 1679) en la iglesia de San Juan Bautista, Derbyshire Heritage, Inglaterra.
La inscripción en latin de su lápida dice: "Aquí están enterrados los huesos de Thomas hobbes de Malmesbury, servidor de los dos condes de Devonshire, padre e hijo. Un hombre renombrado y bien conocido en su tierra y en el extranjero por lo duro de su aprendizaje. Murió en el año de nuestro señor 1679 en el cuarto día del mes de diciembre a los 91 años...". Sus últimas palabras fueron: "¡Amigos, voy a dar un gran salto en la eternidad!".
John Locke
(Wrington, Somerset, 29 de agosto de 1632-Essex, 28 de octubre de 1704) fue un filósofo y médico inglés, considerado como uno de los más influyentes pensadores del empirismo inglés y conocido como el «Padre del Liberalismo Clásico». Fue uno de los primeros empiristas británicos. Influido por las ideas de Francis Bacon, realizó una importante contribución a la teoría del contrato social. Su trabajo afectó en gran medida el desarrollo de la epistemología y la filosofía política. Sus escritos influyeron en Voltaire y Rousseau, pensadores de la Ilustración francesa, así como los revolucionarios estadounidenses. Sus contribuciones al republicanismo clásico y la teoría liberal se reflejan en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos y la Declaración de Derechos de 1689.
La teoría de la mente de Locke es frecuentemente citada como el origen de las concepciones modernas de la identidad y del yo, que figuran prominentemente en las obras de filósofos posteriores como Hume, Rousseau y Kant. Locke fue el primero en definir el yo como una continuidad de la conciencia. Postuló que, al nacer, la mente era una pizarra o tabula rasa en blanco. Al contrario de la cartesiana —basada en conceptos preexistentes—, sostuvo que nacemos sin ideas innatas, y que, en cambio, el conocimiento solamente se determina por la experiencia derivada de la percepción sensorial.
Montesquieu
Montequieu, cuyo nombre real es Charles Louis de Secondat, señor de la Brède y barón de Montesquieu, de origen francés, nació el 10 de febrero de 1689, caracterizado por ser un filósofo y destacado jurista, precursor del iluminismo, creador de obras basadas en la ilustración como carácter cultural e intelectual.
Fue uno de los primeros filósofos ilustrados. Representa el liberalismo aristocrático del
momento. Defiende que la sociedad y
el Derecho no tienen su origen en el contrato social (como sugieren Hobbes,
Locke y Rousseau) sino en la naturaleza propia del hombre y las circunstancias
que lo rodean (climáticas y geográficas). Además, según él, cualquier forma de gobierno debe ser moderada por diferentes
contrapesos, siendo fundamental la separación de poderes (ejecutivo,
legislativo y judicial). Esta separación según Montesquieu debe
corresponderse con el equilibrio entre tres fuerzas sociales y políticas: rey,
pueblo y aristocracia.

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