Egon Schiele, la tragedia erótica
Su vida estuvo rodeada por un aura de misticismo y de talento muy precoz. Entre su obra creativa figuran poemas y experimentos fotográficos. Su particular estilo lo situó entre los movimientos expresionistas, especialmente de la Secesión de Viena, con una tipología muy personal. Una de las características más fuertes en la pintura de Schiele es la destreza y la firmeza de su trazo, el cual seguía una vez comenzado sin treguas, hasta el final, sin ninguna corrección posterior. Parece que el artista continuaba con su dibujo sin importarle que el modelo se moviera o cambiara de lugar, puesto que la línea seguía su rumbo cargando con toda su dimensión emocional.
Las principales obras de Egon Schiele se conservan en Viena,
distribuidas entre la Österreichische Galerie Belvedere y el Leopold Museum
inaugurado en el año 2001 que es el que conserva el mayor número de obras.
Asimismo, la mayoría de su gran colección de dibujos se encuentra en la Albertina,
también en Viena.
Su padre Adolf Eugen Schiele, era jefe de estación y procedía del norte de Alemania; su madre Marie —Soukoup de soltera—, originaria de Krumau (actualmente Český Krumlov), en Bohemia. Tenía tres hermanas Elvira, Melanie y Gertrud. En 1905 su padre murió y el joven Schiele fue enviado a casa de un tío, Leopold Czihaczek, el cual, después de haber intentado inútilmente que se dedicara a los ferrocarriles, aceptó su talento artístico, seguramente por las peticiones de apoyo solicitadas por la madre de Schiele para conseguir que el tutor se hiciera cargo de la manutención durante sus estudios en Viena. Ya en esta época empezó a pintar, en especial autorretratos.
En sus primeros trabajos infantiles, la influencia de su familia ferroviaria se hace patente en sus dibujos de trenes y, más tarde, en algunos de sus paisajes donde las formas parecen surgir de una sucesión de imágenes observadas a través de las ventanillas de un tren. Se sabe que durante su estancia en Viena muchas veces tomaba el tren hasta Bregenz y hacía el camino de vuelta con el siguiente, sin haberse detenido a visitar la ciudad. Estando invitado en casa del crítico de arte Arthur Roessler, tuvo éste un día la ocasión de ver una escena que describió:
"Schiele estaba sentado en medio de la estancia sobre el suelo desnudo haciendo que a su alrededor circulara un pequeño y gracioso tren de juguete accionado por un resorte... Por muy asombrosa que fuera la escena del joven seriamente ocupado con el juguete, mucho más desconcertante todavía era el fantástico virtuosismo con el que aquel jugador reproducía los múltiples tonos del silbido del vapor, los pitidos de las señales, el traqueteo de las ruedas, los golpes de los raíles, el rechinar de los ejes y el agudo grito del acero al frenar... Resultaba asombroso todo lo que Schiele estaba ejecutando. Con aquello hubiera podido actuar en cualquier escenario de variedades".
Primera época vienesa y
analogía con Klimt
Muchacha de pie con tela de cuadros
(1910) Schiele.
Judit II (Salomé) (1901) Klimt.
En 1906 ingresó en la Academia de Bellas Artes de Viena, donde estudió
dibujo y diseño. En 1909 frustrado por el ambiente conservador y cerrado, donde
la disciplina impartida lo obligaba a seguir unos caminos académicos con el
estudio de modelos al natural, composiciones y ropajes «a lo antiguo», abandonó
la Academia y fundó la Neukunstgruppe (Grupo del nuevo arte) junto con algunos
compañeros.
En 1907 conoció al pintor Gustav Klimt, al que siempre admiró y
fue un maestro muy influyente para Schiele. De él adoptó sus principios
creativos, en cuanto a acentuar el dibujo de sus pinturas con unas líneas gruesas,
especialmente en la representación del cuerpo desnudo. Fue a través de Klimt
como Schiele se incorporó a la nueva corriente de una comunidad artística
llamada Secesión vienesa, con edificio propio para exposiciones
realizado por Joseph Maria Olbrich y cuyo lema era «A cada época su arte y al arte su libertad». Klimt fue el pintor
más destacado del grupo y el primer presidente de la Secesión.
Klimt también le tuvo mucha estima, presentándole algunos ricos mecenas
que le aseguraron una cierta estabilidad financiera como debutante en la escena
artística vienesa. Durante un encuentro entre ambos, Schiele le propuso a Klimt
un intercambio de dibujos, a lo que accedió, e incluso le compró unos cuantos más.
En 1908, Schiele celebró su primera exposición individual en la Wiener
Werkstätte, fundada en 1903 por el arquitecto Josef Hoffman y Koloman Moser. En
ella, presentó obras cuyo fundamento teórico radicaba en la idea de «obra de
arte total», el arte no se limitaba a las áreas tradicionales, sino que también
a lo formal y espiritual que afectaba a la vida diaria. Abandonó el rígido
estilo de la Academia, y giró hacia el expresionismo: junto a los retratos de
amigos y autorretratos, representó el desnudo a través de una agresiva
distorsión figurativa. Si Klimt presentaba la figura y el ornamento como una
relación de contraste donde mostraba una especie de juego entre el
encubrimiento y revelación y donde el cuerpo se convertía en un signo
ornamental, en Schiele, este juego se convirtió en algo más serio, la línea es
la que mostró el significado, no tapaba ni escondía, sino que liberaba, era
esta propia línea la que contaba con valores ornamentales.
Mujer sentada con la pierna izquierda levantada (1917) Schiele.
Mujer semidesnuda sentada con los ojos cerrados (1913) Klimt.
En este mismo año de 1909, Schiele expuso en la II Exposición
Internacional ubicada en 54 salas de la Kunstschau, que constituyó la más
grande cita artística que se había visto hasta entonces en Austria. Se
expusieron obras tan variadas que abarcaban desde la pintura y escultura, al
objeto de uso cotidiano, adorno floral, escenografía y vestuario. En el
discurso inaugural, realizado por Klimt, afirmó: «Ningún sector de la vida es tan exiguo e insignificante que no ofrezca
espacio a las aspiraciones artísticas». Se consiguió reunir a artistas de
la vanguardia europea como eran Ernst Barlach, Paul Gauguin, Max Klinger,
Pierre Bonnard, Max Lieberman, Henri Matisse, Edvard Munch, Vincent Van Gogh.
También se encontraban el escultor belga Georges Minne que, junto al pintor
Ferdinand Hodler, fueron los que más influyeron en el arte expresionista de
Schiele, el cual expuso cuatro retratos en una sala donde también tenía obras
Oskar Kokoschka. De lo que se exponía en esta sala salió una crítica en la
revista Neue Freie Presse en la que se decía: «Hay que entrar con cuidado en una sala secundaria con supuestas
pinturas decorativas de Kokoschka. Las personas con gusto se exponen aquí a
sufrir un ataque de nervios».
Después de una exposición organizada en la galería Pisko de Viena con
sus compañeros de la Neukunstgruppe, en la que no se obtuvo el éxito esperado a
pesar de haber contado con la visita del archiduque Francisco Fernando de
Austria, abandonó esta fundación para dedicarse «hacia sí mismo». En una carta
dirigida al consejero de la corte Josef Czermak de 1910, en la que le
comunicaba una próxima exposición individual en la galería Miethke, concluía
dicha misiva con la frase: «Hasta marzo
he pasado a través de Klimt. Hoy creo que soy otro completamente distinto...».
Caso Neulengbach
Retrato de Erwin Osen (Mime van Osen)
1910.
Hacia 1910 conoció al escenógrafo Erwin Osen, con el que alquiló por
primera vez un estudio en Krumau —el pueblo de su madre—. Allí realizó
autorretratos desnudo y retratos a su amigo Osen en la misma temática. Esta
intención de huir de Viena se la anunció a su cuñado Anton Peschka en una
carta:
"Quiero
salir muy pronto de Viena. Qué espantosa es la vida aquí. Toda la gente me
envidia y conspira contra mí; antiguos colegas me miran mal. En Viena reinan
las sombras, la ciudad es negra y todo son prescripciones... tengo que ver algo
nuevo y quiero investigarlo, quiero paladear aguas oscuras y árboles que se
quiebran, ver vientos salvajes; quiero mirar asombrado verjas mohosas, como viven
todos ellos, escuchar bosques jóvenes de abedules y las hojas tiritando, quiero
ver luz y sol y disfrutar al atardecer de los húmedos valles de color azul
verdoso. Sentir como brillan los peces dorados, ver como se forman las nubes
blancas, quiero hablar con las flores. Ver con cariño los prados y las gentes
sonrosadas, conocer iglesias antiguas y dignas y pequeñas catedrales, quiero
correr sin parar por redondeadas colinas y amplias llanuras, quiero besar la
tierra y oler las suaves y cálidas flores del musgo; después crearé con tanta
hermosura: campos de colores...".
En 1911 conoció en Viena a Valerie (Wally) Neuzil, de 17 años (él tenía 21), con la
que entabló una relación sentimental y fue su modelo en algunas de sus mejores
obras. Schiele y Wally decidieron marcharse para tratar de conseguir la
inspiración en el campo y se trasladaron a Krumau. Su forma de vida chocó a los
habitantes de la pequeña población, la convivencia libre con su modelo y que
dibujaba a muchachas demasiado jóvenes, por lo que pronto abandonaron Krumau y
se dirigieron a Neulengbach, situada al oeste de Viena. El máximo escándalo se
produjo en 1912, cuando fue acusado por corrupción de menores por la edad de su
joven amante, además de por su costumbre de tener como modelos a los niños que
se acercaban a su casa y que, a menudo, retrataba desnudos o en posiciones que
parecían obscenas. Esto hizo que se considerara su obra como pornográfica. La
conclusión de este hecho fue el arresto preventivo de tres semanas en la cárcel
y la condena posterior de tres días de prisión junto con la quema de uno de sus
dibujos, que tenía en su estudio, de una muchacha vestida de medio cuerpo para arriba.
Esta historia fue publicada cuatro años después de su defunción por Arthur Roessler (1922) como una narración auténtica del pintor. Se ha demostrado que parte del relato fue una invención propia de Roessler, aunque entre el texto incorporó trece hojas escritas por Schiele en la cárcel, junto con otras tantas acuarelas y dibujos, en el que se describía como una víctima con el pelo rapado y la tortura reflejada en su cara, en muchos de estos dibujos aparecen escritos que muestran su «verdad»:
El arte no puede ser moderno, el arte es eterno/ Aquella naranja era la única luz/ Me siento purificado y no castigado/ Reprimir a un artista es un delito, significa asesinar vida en gestación/ Persistiré con gusto por el arte y por mis seres queridos o La puerta hacia el exterior entre otros.
Schiele volvió a Viena e instaló su nuevo estudio. Gracias a su amigo Klimt, obtuvo numerosos encargos y volvió a lo alto de la escena artística austríaca. Llegó a participar en muchas exposiciones internacionales, en Budapest, en la galería Hans Goltz en Múnich y en la exposición «Sonderbund» de Colonia. Su producción artística se hizo muy numerosa en esos momentos. Conoció a grandes coleccionistas, entre los que destacaba el industrial August Lederer que le pidió la realización de un retrato de su hijo Erich, para lo que le invitó a pasar las navidades de 1912 en su casa de Györ. Desde allí, mandó cartas donde describía el lujo de la vida de su anfitrión, el magnífico carruaje que siempre estaba a punto de ser usado y todo el personal del servicio vestido de «gris con botones de plata». En 1913 entró a formar parte de la Liga de Artistas Austriacos, participando en numerosas exposiciones, como la exposición internacional de «Blanco y Negro» en la Secesión de Viena, Hamburgo, Stuttgart o Berlín. En esta última ciudad es donde se fijó en él el fundador y editor de la revista Die Aktion y empezó a colaborar en artículos. En el año 1916 se le dedicó un número especial de la misma íntegramente a la obra de Egon Schiele.
Matrimonio y muerte
Conoció a Edith y a Adele Harms, dos hermanas de clase burguesa, las invitó a paseos y para probar sus buenas intenciones, ante la austeridad de la madre de las jóvenes, se hizo acompañar por su amante Wally, sin que ella sospechara nada de la idea que rondaba por la mente del pintor. Esta idea fue expuesta en una carta fechada en febrero de 1915 dirigida a Roessler: «Tengo pensado casarme más ventajoso, pero no con Wally». Tras cortejar a ambas hermanas, se casó con Edith el 17 de junio de 1915. Su casamiento se produjo durante la Primera Guerra Mundial y Egon Schiele, por pertenecer a lo que se consideraba la élite intelectual, no fue enviado al frente, pero sí a Praga en servicios administrativos. Cerca de un año después fue trasladado a Viena con el privilegio de poder usar su taller. Según explica Roessler, Schiele propuso a Wally, a través de una carta, que se comprometía a «emprender todos los veranos un viaje de recreo con ella». Wally rechazó dicha propuesta y se incorporó a la Cruz Roja cuando empezó la Primera Guerra Mundial. Su muerte se produjo en 1917, sin que hubiera habido ningún otro encuentro con Schiele.
Pareja sentada (Egon y Edith Schiele), 1915.
En el año de su casamiento de 1915, Schiele realizó la pintura La muchacha y la muerte, en el que representó un abrazo desesperado entre una pareja, sobre un paño arrugado blanquecino, que representa un lecho mortuorio, las figuras están como flotando sobre la superficie. Se reconoce al propio pintor en la figura masculina y a Wally en la femenina, el gesto de ella abrazando con sus manos al hombre, mientras éste parece que la está apartando con su mano derecha, muestra la tensión de una aproximación a la vez que un distanciamiento insuperable. Fue la despedida de Schiele a la pérdida de Wally, causada por su matrimonio.
La muchacha y la muerte (Egon y Wally) 1915.
En 1918 participó con éxito en la cuadragésima novena exposición de la Secesión de Viena, de la que diseñó el cartel de la exposición y donde vendió la mayoría de los cincuenta cuadros presentados. Además, ese mismo año colaboró en otras exposiciones en Zúrich, Praga y Dresde. En otoño de 1918 la pandemia de gripe de 1918 (la mal llamada “gripe española”, que causó más de 20 millones de muertos en Europa) asoló Viena. Edith, embarazada de seis meses, murió el 28 de octubre. Tres días después, el 31 de octubre de 1918, Egon Schiele falleció de la misma enfermedad a la corta edad de 28 años. Durante el breve lapso que separó sus muertes, Schiele realizó unos bocetos de Edith, que se consideran sus últimas obras. Meses antes, en febrero de ese año, también había acabado la vida de su amigo y maestro Gustav Klimt.
Observando a su alrededor, Schiele no pudo evitar sentirse fascinado por Van Gogh y con su personal carisma cromático, pesado y fuerte. Le rindió homenaje en La habitación del artista en Neulengbach, inspirada en El dormitorio en Arles (1888) del pintor neerlandés, como también reinterpretó Los girasoles, en una versión con color marrón opaco, donde los pétalos pierden consistencia y adquieren la trágica verdad de decadencia. El formato muy alargado y la mímica de las grandes hojas convierten a su girasol en un reflejo de sentimientos casi humanos.
Habitación del artista en Neulengbach Schiele (1911).
El dormitorio en Arlés Van Gogh (1888).
En la fase final de su vida el trazo se vuelve más nervioso, alcanza la máxima libertad de expresión creando muchos paisajes, en los Cuatro árboles, del año 1917, ya emplea colores calientes y el fondo se convierte en un ambiente con emociones violentas. Muestra en esta pintura, unas líneas horizontales y verticales en su composición y un árbol con las hojas caídas, entre los que se encuentran llenos de ellas, hace conseguir un efecto otoñal de melancolía.
Cuatro árboles (1917)
El autor describió en una carta de 1913 sobre la pintura de la naturaleza:
"También hago estudios, pero creo y sé que la copia de la naturaleza carece de importancia para mí, porque yo pinto mejor a partir de los recuerdos, como visión del paisaje. Ahora observo sobre todo los movimientos corporales de las montañas, el agua, los árboles y las flores. Por todas partes le recuerdan a uno movimientos similares a los del cuerpo humano, sentimientos similares de alegrías y penas en las plantas".
Los paisajes urbanos del artista cambiaron como lo hicieron también las representaciones de la naturaleza. Los paisajes de su juventud mostraban un estilo tradicional, entre los que se encuentran los realizados en Klosterneuburg. En 1910 pinta dos cuadros que llevan el título de La ciudad muerta, inspirados en la novela Brugues-la-morte, traducida al alemán, del escritor belga Georges Rodengach (1892). Renunció a la descripción del entorno o de una topografía y se centró en las construcciones de las casas, muchas de ellas a vista de pájaro como ocurre en el Paisaje de Krumau (1916) o en Casa del suburbio con ropa tendida (1917), donde manifestó una visión íntima que presenta una sencillez con aspecto pintoresco. Esta misma forma de hacer, en los dibujos, le acercan a una apariencia más ilustrativa, en definitiva, en sus paisajes no se ven chimeneas ni testimonios de ninguna clase de técnica industrial, igual que para el poeta Georg Trakl la «gran ciudad no producía ningún paisaje espiritual». El pintor y escritor Albert Paris Gütersloh, amigo de Schiele, fue el primero que apoyándose en la «vista de pájaro» describió en un ensayo de 1911: «Él (Egon Schiele) llama muerta a una ciudad que ve en perspectiva, de arriba hacia abajo. Porque cualquier ciudad lo sería si se la mirara de esa forma. El doble significado de la vista de pájaro se comprende inconscientemente. El título es equivalente a la idea del cuadro que designa».
Ciudad muerta (1910-1912).
La última pintura importante realizada por Schiele fue una titulada La familia (1918). Es de un realismo bastante inusual en el pintor y documenta su situación biográfica —en esa época estaba su esposa Edith esperando un hijo— y su desarrollo en el arte. Presenta un grupo de desnudos, el hombre, en el que es fácil reconocer al propio autor, se encuentra sentado sobre un sofá, delante de él, sentada en el suelo, aparece la figura de una mujer con un niño pequeño entre sus piernas envuelto en una manta. Destacan los cuerpos iluminados de los personajes adultos y la cara del niño sobre el color oscuro del fondo, los tonos cromáticos sirven en esta pintura para resaltar los volúmenes corporales, no son líneas gruesas rellenas de color, como sus anteriores pinturas. Es en realidad una obra pictórica que muestra un lenguaje menos agresivo que el utilizado anteriormente por Schiele. A pesar de su temática, el cuadro demuestra una melancolía sin expresividad drástica, las miradas del hombre y de la mujer están perdidas en sus pensamientos, con ello, el autor rompe la composición del grupo unido en una forma casi circular.
Resumen y opinión personal
Quizá no hubo mejor movimiento artístico que el expresionismo en el que
pudo insertarse Egon Schiele (Tullin, Austria, 1890), pintor y dibujante
austriaco con una vida marcada por la tragedia. Pero sin ésta y los sinsabores
que sucedieron a lo largo de su carrera, probablemente su práctica estilística
no hubiera tenido el impacto que lo reconocería como uno de los más grandes
nombres en el expresionismo austriaco.
Egon Schiele
Schiele vivió sólo 28 años,
pocos para un hombre a quien la vida le faltaba recompensar por el latente
rechazo al que siempre se vio expuesto. En su madre encontró el reproche
femenino por sus primeros dibujos; fue un incomprendido por sus cercanos
quienes no podían entender la entonces retorcida genialidad que lo
caracterizaría como hombre y artista. Cuando ingresó en la Academia de Viena, en
1906, para realizar estudios en artes plásticas sintió la indiferencia de la
vida académica al ser rechazado por sus profesores.
Egon Schiele - Autorretrato (1910)
Estas experiencias sembrarían en el joven Schiele una tendencia hacia lo
grotesco, monstruoso, demacrado y erótico, y que le servirían para fundamentar
su estilo dibujístico intenso, gráfico, explícito y de cierta oscuridad, como
su propia vida. Vivía junto a su familia encima de una estación ferroviaria,
sufrió la enfermedad y el posterior abandono de su padre y, sumergido en el
aislamiento a causa de la locura por la sífilis de éste, los fantasmas de la
muerte, la demencia y la sexualidad definirían sus primeros trabajos.
Egon Schiele
Su padre muere en medio de una tremenda agonía, y el adolescente Schiele, con 15
años, presencia la pérdida. Este episodio aunado al padecimiento de su madre,
también enferma de sífilis, y su desventura por vivir entre las sombras en la
“ciudad negra” alimentaron la naciente obra del pintor. Veía en sus padres la
ambivalencia de la muerte; en su padre halló la manifestación de la vida que
puede ser después de ésta y la expuso en su trabajo, mientras que en su madre
reconocía el significado literal del término. Ambos marcados por la sexualidad.
Pronto Schiele se sentiría atraído por las corrientes modernistas del
Jugendstill, y particularmente por la obra del también austriaco Gustav
Klimt, a quien conoció en 1907. Se autonombró el Klimt de plata, retomó de
éste la exaltación de la figura femenina y en su “persecución” imitaba su firma
y su estilo, principalmente, en la representación del desnudo. Klimt le tenía
en gran estima, fue su mentor y quien lo introdujo en la escena artística de la
época.
Schiele
De los autorretratos Schiele se podría decir que son un intento por verbalizar lo
retratado en sus pinturas. En estos dio forma a sus fantasmas y se eternizó
como el niño de su madre: Yo, eterno
niño, me he sacrificado por otros que me miraron y no me vieron. No he pintado
fantasmas por placer, era mi obligación.
El autorretrato es un acto que parte de la memoria y para la
permanencia. Su existencia como medio para la propia representación poco tiene
que ver con la percepción que la persona tiene de sí misma, sino con el
inconsciente y la memoria histórica que devuelve en imagen lo que la persona
es. El artista intenta novelar al yo, a sí mismo a través del autorretrato.
En su etapa madura la obra de Schiele rodea a la figura femenina con
relación a la sexualidad y el erotismo desde la expresión gráfica del sexo, los
genitales y posiciones sugerentes. Se puede decir que el pintor exorcizó su
tragedia a través de violentar el cuerpo y el propio orden moral de la época.
Destaca la crudeza y la estética descarnada de sus obras claramente impregnadas
de una sexualidad amenazadora que propone cuerpos en descomposición y una
evidente obsesión por los genitales.
En 1911 entabló una relación amorosa con una joven de 17 años, lo que lo
llevaría a juicio acusado de corrupción de menores y encarcelado por varios
años, además de sufrir la quema pública de alguna de sus obras. Durante su
estancia en la cárcel, Schiele pintó 12 acuarelas desde su posición como
víctima.
El legado de Schiele responde a su historia de soledad, tristeza,
aislamiento y a una sexualidad anclada al lenguaje del cuerpo, a sus
experiencias de incesto con mujeres de su familia y a la obsesión que sentía
por maximizar el sexo femenino. La valoración de su obra es por la perfecta
homologación de lo erótico, la sexualidad explícita y la representación de la
propia degradación del hombre. En su producción de una centena de autorretratos
indagó en la descomposición de su figura, característica que estaría presente
en el resto de su obra pictórica; en estos representaba un estado de psicótico,
altamente emocional que lo arrastraba a cubrir su necesidad de reconocimiento,
pero desde lo patético y lo tétrico de su yo.
Su relación con las mujeres se vio determinada por la sucedida con sus
padres; pintaba a mujeres con posición en “v”, cuadros entre el temor y la
provocación, distorsionadas y hasta grotescas. Hizo una declaración de rebeldía
a través del sexo gráfico y la exploración de los instintos más primarios en el
hombre. Esta desinhibición tratada en su obra le significó que fuera calificada
como pornográfica, pero poco tenía de serlo más que la exhibición fútil del
cuerpo; la intención trascendía la representación, era un rechazo a la
institucionalidad y academicismo del momento histórico.
Schiele - cuerpo de mujer
En 1915 contrajo matrimonio con Edith Harms en los albores de la primera
Guerra Mundial, de este periodo se reconoce un estado de mayor optimismo en su
producción, que le duraría poco debido a la muerte de su esposa, entonces
embarazada, a causa de una epidemia de gripe en Viena en 1918. Pocos días
después, Egon Schiele también moriría por el mismo motivo.
Además de la obra que lo encumbraría, Schiele también cultivó el paisaje
inspirado en la obra del pintor neerlandés Van Gogh, a quien rindió homenaje
con la reinterpretación de algunas de sus obras más destacadas: "El
dormitorio en Arles" y "Los girasoles".
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