El
disco dura 44 minutos, repartidos entre cinco temas que mezclan el rock
guitarrero, improvisaciones jazzísticas con trompetas y saxofones, atmósferas
bucólicas con flautas y mellotrón (una especie de teclado eléctrico muy popular
en los 60's, antecedente del sampler) y épica música. A veces tranquilo y
accesible, a veces desquiciado y complejo.
Es un disco que marcó un antes y un después en el mundo del rock por el
talento de los músicos que lo compusieron, su frescura y lo desafiante de su
propuesta.
El álbum se publicó el 10 de octubre de 1969 (¡Qué casualidad!). Durante
la década de los 60's, los convencionalismos musicales empezaron a romperse.
Los Beatles, Frank Zappa, etc. empezaron a disolverse de los corsés que
implicaba el compromiso con un género. Experimentando, añadiendo y combinando
lo que hasta el momento no se había hecho.
Algunas bandas previas a King Crimson dieron pinceladas de lo que
llegaría a ser el rock progresivo. Bandas como los mencionados Beatles, los
Moody Blues, o Génesis añadieron al pop rock ciertos elementos vanguardistas
(experimentación psicodélica, rock sinfónico...) Pero no fue hasta "In the
court of de Crimson King" donde se sentaron las bases del género
propiamente dicho. La historia de este grupo comienza en 1967, cuando el
guitarrista Robert Fripp, alma máter y caudillo de King Crimson (único miembro
permanente de la banda) contesta a un anuncio para unirse al grupo que habían
formado los hermanos Peter (bajo y voces) y Michael Giles (batería), y al que
posteriormente se uniría también Ian Mc Donald, un multiinstrumentista
especializado en flauta, saxofón y teclados. El grupo se llamaría Giles, Giles
and Fripp y sacaron un disco en 1968 llamado "The Cheerful Insanity".
No tuvo mucho éxito, y provocó la salide de Peter Giles, descontento con el
resultado. Para sustituir a Peter, Fripp llamó a un amigo de la infancia, Greg
Lake (que formaría después el grupo Emerson, Lake and Palmer).
Mc Donald, a su vez, llamó a un excompañero de Infinity, Peter Sinfield,
que escribió todas las letras, ejerció de iluminador en los directos (aspecto
al que la banda daba mucha importancia), y puso el nombre a la nueva formación
haciendo referencia a uno de los muchos nombres que recibe Belcebú: el rey
Carmesí, King Crimson.
Para
producir el disco, la banda contó con Tony Clarke, quien había trabajado con
los Moody Blues. Pero parece ser que Clarke tuvo problemas para entender lo que
los chicos de King Crimson querían hacer, así que abandonó el proyecto,
asumiendo la propia banda las labores de producción.
Barry Golberg, un amigo de Pete Sinfield, programador informático de
profesión, se encargó de la icónica portada del disco. Inspirado por el sonido
del grupo dibujó la cara de un hombre horrorizado, con la boca y los ojos muy
abiertos y con una expresión de terror que hiela la sangre.
El primer concierto de King Crimson tuvo lugar en julio de 1969, en Hyde
Park, frente a 650.000 personas, en un concierto en el que hacían de teloneros
de los Rollig Stones.
Las cinco canciones que componen el disco son:
1- 21st Century Schizoid Man (7:21 m):
declaración de principios del disco. Auténtica bomba musical wue combina
elementos de rock y de jazz, con un larguísimo y sesudo solo de guitarra,
caóticos pasjes de saxofón y batería, voces distorsionadas que hablan,
crípticamente, sobre la guerra de Vietnam y el consumismo. Impresionante el
final del tema.
2- I talk to the wind (6:08 m):
Contrapunto bestial a la primera canción. Tranquila y bucólica melodía, donde
las flautas y la ahora dulce voz de Greg Lake nos llevan a una especie de falsa
paz donde un hombre desesperado habla al viento de la confusión y desilusión
que hay a su alrededor, pero el viento no escucha, el viento no puede escuchar.
3- Epitaph (8:52 m): Con un redoble de tambor empieza el tercer tema del disco.
Precioso y épico, con una letra poética, pesimista y profética sobre el
presente y el futuro: "The fate of all mankind I see is in the hands of
fools". La música y la sentida voz de Lake nos arrastran, hundiéndonos en
la desesperanza, con el desgarrador estribillo "Yes I fear tomorrow I'll
be crying".
4- Moonchild (12:15 m): Comienza como una bonita melodía acompañada con el sonido
del mellotrón y los platillos. Cuando cesa la voz, empieza el desafío para el
que escucha, con una larga improvisación instrumental, donde suenan, de manera
aislada, caótica y arrítmica diferente instrumentos. (Quizás esto fue lo que
acabó con la paciencia de Tony Clark).
5- In the Court of de Crimson King (9:25 m): La canción que da título al disco. Arreglos sinfónicos con toques medievales combinando con arreglos de jazz y blues. Letras crípticas sobre brujas y bufones, y solos de flauta firman el perfecto final de esta extraña reliquia musical.
the court of the crimson king
El álbum tuvo bastante éxito de ventas, llegando al número 5 en
Inglaterra en noviembre de 1969. En esos días, la banda, estando de gira en
EEUU, empezó a fragmentarse. Giles y Mc Donald, en desacuerdo con la dirección
del grupo, decidieron abandonarlo. Fripp, apenado, propuso dejar él la banda,
pero le respondieron que King Crimson era su proyecto, y sería injusto que
renunciara a su sueño. Y no lo hizo. King Crimson ha sacado 12 discos más, con
Robert Fripp siempre dirigiendo desde su rincón en el escenario los continuos
cambios en la formación del grupo y su atrevida, singular y desafiante
propuesta musical.
En los años sesenta surgieron muchos de los grandes guitarristas de
rock. La mayoría de ellos siguieron un desarrollo más o menos paralelo, basado
principalmente en la música de los guitarristas de blues norteamericanos.
Sin embargo, Robert Fripp -nacido en Wimborne, Dorset, en 1946- adoptó
una dirección totalmente diferente a la de sus contemporáneos. Aunque utiliza
guitarras eléctricas y acústicas para producir una gran variedad de texturas
musicales, son sus poderosos solos eléctricos los que le han procurado su
reputación como guitarrista.
Su sonido, frecuentemente distorsionado y saturado , se combina con un
estilo fluido, adquirido a base de años de años de estudiar las escalas, las
estructuras de acordes y las armonías de muchas culturas musicales. Su
trayectoria, elegida deliberadamente, le ha permitido abrir constantemente
nuevos terrenos.
Su etapa en King Crimson
Fripp
empezó a atraer la atención del público como miembro fundador de King Crimson,
aunque ya había grabado previamente con el grupo Giles, Giles and Fripp. El
impacto de King Crimson fue inmediato y considerable. En la vanguardia del
“rock progresivo”, combinaron conceptos clásicos y sinfónicos con elementos de
rock. El estilo experimental de Fripp, acentuando por la insistencia de su
sonido crudo y distorsionado, era uno de los puntos fuertes del grupo.
Fripp fue el único miembro constante de King Crimson desde su origen en
1969 hasta su disolución en 1974. Agobiados por los frecuentes cambios de
personalidad y por los problemas derivados de la actitud dictatorial de Fripp,
los Crimson consiguieron, no obstante, dejar algunas grabaciones memorables:
“In the court of the Crimson King”, “Larks’ tongues in aspic”, “Red” y
“Starless and bible black”.
Larks' Tongues In Aspic (Part I)
Larks' Tongues In Aspic (Part II)
En 1973, Fripp se asoció con el músico electrónico Brian Eno para grabar
el importante LP “No pussyfooting”, un álbum de solos de guitarra procesados
electrónicamente.
Tras la disolución de King Crimson en 1974, Fripp editó un álbum de
recopilación titulado “A young person’s guide to King Crimson”.
Retirada de los escenarios
A mediados de los setenta, Fripp se retiró de los ambientes musicales para “seguir una educación alternativa”. No obstante, tuvo tiempo de grabar una segunda colaboración con Brian Eno, “Evening star”, y en 1976 un álbum en solitario, “Exposure”.
FRIPP : "Exposure" (vinyl special édition)
Volvió a trabajar con Eno al año siguiente, cuando ambos colaboraron en
el álbum de David Bowie “Heroes”.
La guitarra de Fripp era al elemento dominante en el single del mismo título.
Cuando reapareció, Fripp emprendió una estrategia cuidadosamente
planeada. En una serie de artículos que escribió para Musician, Player and
Listener en EEUU y para Sound International en Inglaterra, expresó sus puntos
de vista personales acerca de la música y la industria musical.
Asimismo, anunció que en el futuro se proponía actuar como “una pequeña unidad móvil de inteligencia”.
Su etapa con The league of Gentlemen
y la vuelta de King Crimson
A comienzos de los ochenta, tras haber formado una banda instrumental de
vida efímera, The league of Gentlemen, Fripp formó una nueva banda que en un
principio se llamó Discipline, en la que figuraban el batería Bill Bruford, el
bajista Tony Levin (tocando con el fascinante Chapman Stick) y Adrian Bellew,
que había tocado con Frank Zappa y los Talking Heads. Poco después cambiaron su
nombre por el de King Crimson y grabaron un excelente álbum titulado “Discipline”.
Los nuevos Crimson obtuvieron tan buena acogida como los originales, y
realizaron largas giras por Europa, grabando otros dos álbumes, “Beat” y “Three of a perfect pair”, antes de disolverse de nuevo.
Fripp considera que sus mejores trabajos como guitarrista los ha
realizado a partir de 1980.
Siempre ajeno a las demandas del mercado, Robert Fripp sigue su propio camino, ya sea como productor, guitarrista “invitado”, intérprete solista o director de banda.
Su notable obra como guitarrista y sus provocativas opiniones sobre la música han servido de inspiración a una nueva generación de guitarristas. Su técnica de “Frippertronics” -a la que ha dedicado varios álbumes- y su LP “Exposure” le han convertido en uno de los guitarristas más influyentes de los últimos 30 años.El 7 de diciembre de 2016 murió de cáncer el bajista y cantante Greg Lake, el líder de la banda de rock progresivo Emerson, Lake & Palmer y miembro de King Crimson entre 1969 y 1970.
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Quiero dedicar esta entrada a dos nuevos amigos, hermanos entre sí, que me ofrecieron un magnífico día de asueto hace un par de días, junto al resto de asistentes, incluida la anfitriona, R.Celis que nos invitó al evento a M.J y a un servidor. Todo estuvo fabulosamente preparado y creo que todos lo disfrutamos. Resultó un día muy interesante y uno de los temas de conversación entre J.Lajarín, su hermano Barto y el que escribe esta reseña, fue la música, y muy especialmente se centró en el disco más brillante del mítico grupo King Crimson al que he dedicado la entrada.
J.L.
hizo que todo saliera a pedir de boca, en el aspecto culinario, ambientación,
etc. Lo de Barto fue también muy especial, tuvimos una conexión fantástica
desde el primer momento. Me mostró sus múltiples facetas, más serio al hablar
de cuestiones profesionales, anestesista él y quizás psiquiatra
"frustrado", jejé, y divertido e irónico, como a mí me gusta, al
conversar sobre temas menos "serios", incluida la política (asunto
éste que tal y como está el patio, hay que tomarse un poco a broma si no
quieres caer en el pesimismo más absoluto por la mediocridad de la actual clase
política y su nulidad a la hora de abordar la "dichosa" crisis de la
COVID y sus derivadas socioeconómicas) y otros temas culturales. Tanto J.L como
su hermano se empeñaron en que tenía que leer a un tal C. Castaneda,
antropólogo norteamericano afincado en México, al que apenas tenía el gusto de
conocer. Gracias J.L y gracias Barto por permitirme añadiros a la larga nómina
de buenos amigos que me acompañan en mi senda personal. Espero veros pronto.
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