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Schopenhauer, El Arte de Conocerse a
Sí mismo
“La gente vive la vida con un plan que parece
que se le ha impuesto”.
El autor propone desear tan poco y conocer tanto como sea posible. Para
ello, hay que tener claro qué quieres y ser fiel a ti mismo. Propone basarse en
la espiritualidad y en ser autónomo e independiente.
La reflexión que plantea la frase es bastante clara: ¿realmente estamos
persiguiendo nuestros deseos? ¿los hemos elegido nosotros? ¿depende nuestra
felicidad de su cumplimiento o del reconocimiento por parte de otros? ¿es
posible realizarse completamente de forma autónoma y aislada?
Si se pide a un niño que dibuje a un hombre, hará una silueta, y dará
por supuesto que el hombre es lo de dentro. En cierto modo todos tenemos
interiorizada esa idea, cuando la realidad es muy diferente: Necesitamos la
aportación de los otros para definirnos; rodeados de otras personas seríamos
diferentes. Huyamos de formas egocéntricas y narcisistas de la cultura
contemporánea.

Arthur Schopenhauer fue un filósofo alemán, considerado uno de los más brillantes del siglo XIX y de más importancia en la filosofía occidental, siendo el máximo representante del pesimismo filosófico (Nihilismo).
Fecha de nacimiento: 22 de febrero de 1788, Gdansk, Polonia
Fallecimiento: 21 de septiembre de 1860, Ciudad Libre de Fráncfort
Influenciados: Sigmund Freud, Albert Einstein.
Influenciado por: Immanuel Kant, Georg Wilhelm Friedrich Hegel.
Educación: Universidad Humboldt de Berlín (1811–1812), Academia de Ciencias de Gotinga, Universidad de Jena
Fue profesor de la Universidad de Berlín hasta que abandonó la enseñanza para vivir su retiro en Frankfurt. Es una de las figuras centrales de la filosofía moderna y su influencia llega hasta nuestros días.
Se le considera fundador del Nihilismo, corriente filosófica según
la cual la existencia humana no tiene razón de ser: Todo es para la nada. El recorrido del hombre en la vida es, para
este filósofo, el siguiente: Necesidad,
miserias, quejas, dolor y muerte». Otros se acercan más a la verdad cuando
dicen que el filósofo alemán tenía una idea dolorosa y desesperada del
universo: Para él, el mundo es un
pozo oscuro y negro, lleno de dolor y miseria, donde lo más que puede hacer el
hombre es intentar mitigar o aplacar el dolor. Su obra más importante es El mundo como voluntad y como
representación de 1818. La tesis central de su pensamiento sugiere que
la voluntad y los deseos del hombre no sirven para mucho: Una fuerza cósmica
nos arrastra hacia la nada.
https://www.youtube.com/watch?v=JNf5hvY_VAc
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https://www.youtube.com/watch?v=JNf5hvY_VAc
Arthur Schopenhauer - ¿Por qué la música es el arte mayor?
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Fernando Savater publicó en Anagrama en 2013 El traspié. Una tarde con Schopenhauer,
una muy entretenida e instructiva obra de teatro ideal para conocer las ideas
del filósofo alemán. Y también al personaje, que Savater pinta según era:
arisco, feo, gruñón, vehemente, pícaro, pesimista, misántropo y misógino.
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Al final de su vida, el filósofo
Arthur Schopenhauer alcanzó –al menos en parte– el reconocimiento público de su
obra que durante tanto tiempo se le había negado. Una joven y prometedora
artista, Elisabeth Ney, solicitó permiso para hacerle un busto. Halagado, el
gran pesimista accedió a esta petición. Durante varios meses posó para la joven
y entre tanto conversó con ella de todo lo imaginable. Entre el viejo pensador
célebre por su misoginia y la bella artista se trabó una relación extrañamente
dulce. En algunos momentos, Schopenhauer pareció revisar su opinión sobre el
género femenino...
En esta comedia filosófica, elocuente
y sutil, se imagina una de aquellas sesiones entre la escultora y su ilustre
modelo. El filósofo exhibe sus ideas ante una oyente tan atenta como
ocasionalmente irónica. Se repasa el destino del hombre, orgulloso de sus
certezas y martirizado por sus perplejidades. Mientras, la superstición ronda,
llega un forastero atrevido, se prepara una invocación a los espíritus y la
carne dicta urgencias que se burlan de los alambicados sistemas intelectuales.
Y suena al fondo una alegre melodía de Rossini...
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Schopenhauer
no se casó ni tuvo hijos y vivió casi la mitad de su vida recluido en su casa
de Fráncfort, sin apenas salir salvo para pasear y hacer alguna comida, en la
sola compañía de su ama de llaves -gran amante de los animales- y de su perro,
al que apreciaba más que a las personas, si bien, en los últimos años, gustaba
de recibir visitas de admiradores y, a ser posible, admiradoras. Una de esas
admiradoras fue la jovencísima escultora alemana Elisabet Ney
-co-protagonista de la pieza de Savater-, que acudió a su domicilio para hacer
su retrato en mármol.
Elisabet Ney es uno de los muchos personajes que aparece en Conversaciones con Schopenhauer
(Acantilado), libro que recopila una amplísima selección de charlas,
testimonios y recuerdos de primera mano sobre el pensador, de Luis Fernando
Moreno Claros, autor de la única biografía sobre Schopenhauer escrita en
España (y publicada por Trotta). El extenso prólogo de Moreno Claros es otro
excelente instrumento para ponerse al tanto sin esfuerzo de la vida y la obra
de El Buda de Fráncfort. Así titula
Moreno Claros su introducción -en conexión con la imagen de portada del libro-,
aludiendo tanto a la influencia que el budismo y otras filosofías y místicas
orientales tuvieron sobre el filósofo, como a la figurita de Buda -también
recogida por Savater- que Schopenhauer, ateo convencido, tenía en su casa.
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Arthur Schopenhauer abrazó la
filosofía confiando en hallar respuesta al dolor de la existencia y desvelar el
«enigma del mundo». Su obra de madurez, Parerga y paralipómena, hizo crecer de
tal manera su popularidad que muchos apasionados lectores acudían a visitarlo a
su casa de Fráncfort para oírle. Entonces el filósofo pesimista se reveló como
un excelente conversador, alegre y siempre jovial. Este libro recoge
testimonios de personas que conocieron a Schopenhauer y escucharon de viva voz
sus ideas. Una extraordinaria oportunidad de volver a conversar con uno de los
mayores filósofos de todos los tiempos.
Repantingado en su sofá
schopenhaueriano, blando y cálido asiento en la caverna platónica, el gran
filósofo del dolor y la piedad universales refería a sus interlocutores con
pasión epicúrea cuánto había tenido que sufrir en este mundo miserable y cruel,
lo mal que lo habían tratado sus editores y lo pésimamente que se portó con él
la ralea académica. Pero mientras hablaba había satisfacción en su voz y medias
sonrisas de triunfador, pues de cuando en cuando miraba a hurtadillas a su Buda
dorado y recordaba que, tarde o temprano, el magnífico sol de la justicia
ilumina la verdad y desvanece las sombras.
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Formado sobre todo por Platón y Kant -más no poco de Spinoza y de los
utilitaristas ingleses-, Schopenhauer se interesó muy pronto, con la mediación
del orientalista Friedrich Majer, por el hinduismo y por todo el conjunto de
pensamientos y religiones orientales. Eso determinó algunos puntos cruciales de
su filosofía, como la conveniencia de
anular la individualidad y el yo, que son la fuente de todos los dolores y
males humanos por ser una máquina de fabricación de deseos -mediante una
voluntad ciega- cuya satisfacción nos angustia y no nos colma, de manera que la
muerte -a la que no deberíamos temer- es el radical mecanismo a nuestra
disposición para poner fin al sufrimiento que los deseos insatisfechos nos
provocan. Hay más procedimientos, según Schopenhauer, para embridar a ese
individuo agitado y ansioso que nos trastorna. Uno es de orden estético y el
otro, de orden ético. El estético es la contemplación del arte, la
contemplación artística, que clausura nuestro yo y nos pone en contacto con lo
universal. Para Schopenhauer, devoto de Rossini y Mozart, el arte superior a
todos y el más benéfico para nosotros es la música, por sus cualidades
abstractas. Esta idea influyó mucho en Richard Wagner, con quien mantuvo
relación. El procedimiento ético para mantener a raya al yo no es otro que la
compasión, abdicar del egoísmo con ayuda del ascetismo para sufrir con los
otros, para entregarnos al bien de los demás y a la justicia. Por cierto,
viendo la preciosa e inesperada pieza de José Luis Alonso de Santos, En el
oscuro corazón del bosque, donde se habla con profusión de las Meditaciones de
Marco Aurelio (¡y de Mozart!), se percibe la conexión entre los estoicos, los
orientales y Schopenhauer.
Arthur Schopenhauer nació en Gdansk (hoy Polonia) en 1788, 16 años antes
de la muerte de Kant. Su padre -que se suicidó en 1805- era un rico
comerciante, que le sufragó viajes por Italia, Francia e Inglaterra, aunque
pretendió que Arthur se dedicara al comercio, cosa que hizo por breve tiempo. Su
madre, con la que se llevó fatal, era Johanna Trosenier, una mujer culta y
mundana que llegó a ser muy conocida como novelista y que, sobre todo en
Weimar, donde vivió con ella y accedió al salón artístico que ella lideraba, le
facilitó el contacto con personalidades de la cultura, Goethe entre ellos.
Schopenhauer
estudió -y no sólo filosofía, sino otras humanidades y también medicina y
ciencias- en las universidades de Gotinga y Berlín, donde asistió defraudado a
las clases de Fichte y donde le cogió de por vida una manía espantosa a Hegel,
"ese charlatán", más que nada porque, una vez profesor, el aula del
idealista estaba llena de alumnos y la suya, casi vacía. Abandonó, picadísimo,
la enseñanza y Berlín, poco antes de que a Hegel le pillara el cólera y
palmara. El caso es que el brillante pensador y magnífico prosista saldó, de
momento, con sendos fracasos sus dos primeros libros, que siguen siendo las
piedras angulares de su filosofía: su tesis doctoral, Sobre la cuádruple raíz del principio de razón suficiente
(1813), y el fundamental, El mundo
como voluntad y representación (1819). Tenemos en castellano (Alianza,
Trotta, Sequitur...) la práctica totalidad de la obra de Schopenhauer, y
también Parerga y Paralipómena -¡qué titulito!-, el libro que, por fin, en
1851, le daría la celebridad, una obra miscelánea sobre esto y aquello, en dos
tomos, que contiene -¿de ahí el éxito de público?- abundantes aforismos.
Pío Baroja, como buen pesimista, fue admirador y ávido lector de
Schopenhauer, a quien cita en abundancia. Otro español, y nada optimista, que
leyó con interés a Schopenhauer fue Miguel de Unamuno: las ideas
agónicas y las serias dudas sobre el sentido de la vida nos van llevando a los
ecos de Schopenhauer en el no menos aforístico y pesimista Emil Cioran, maestro
de Savater, y en los existencialistas.
Schopenhauer, que dominaba también el inglés, el italiano, el francés,
el griego y el latín, aprendió español y tradujo al alemán el Oráculo manual y
arte de la prudencia, de Baltasar Gracián. Era un entusiasta del Siglo de Oro
español y, en especial, de Calderón.
Arthur Schopenhauer murió el 21 de setiembre de 1860 de una parada
cardíaca. Su sirvienta lo encontró como dormido en su butacón, sonriente.
MANUEL HIDALGO - 12/03/2016
Arthur Schopenhauer (1788-1860)
Filósofo idealista alemán. Enseñó en
Berlín y en Francfort del Meno (desde 1832). Su principal obra El mundo como
voluntad y representación apareció en 1819, pero sólo adquirió notoriedad
después de la revolución de 1848, cuando la burguesía, amedrentada por el
pueblo revolucionario, se situó en el camino de la reacción. La influencia de
Schopenhauer creció sobre todo en la época del imperialismo. Schopenhauer es
enemigo del materialismo y de la dialéctica. A la concepción científica del
mundo contrapone el idealismo metafísico. Tomando de Kant la idea de los
fenómenos como representaciones subordinadas a la conciencia, rechaza la “cosa
en sí” afirmando que la esencia del mundo es la voluntad ciega, irracional. Su
idealismo voluntarista es una forma de irracionalismo. La voluntad que impera
en el mundo excluye de la naturaleza y de la sociedad la sujeción a ley, y con
ello hace imposible la cognición científica. Otra de las particularidades del
voluntarismo de Schopenhauer estriba en negar el progreso histórico. La
ideología de Schopenhauer está saturada de odio a la revolución y al pueblo, es
hondamente pesimista.
Alcanzaron gran influencia las concepciones estéticas de
Schopenhauer. Luchando contra el arte de vanguardia, realista, Schopenhauer
preconiza un esteticismo que desdeña la realidad y es ajeno a los intereses
vitales de los hombres. Opone a la creación artística de contenido ideológico,
la falta de objetivo, la contemplación pasiva de la intuición artística. La
filosofía de Schopenhauer culmina incorporándose el ideal místico del “nirvana”
–tomado del budismo–, de la serenidad absoluta, que aniquila la “voluntad de
vivir”. A través de Nietzsche, el voluntarismo y el antihumanismo de
Schopenhauer han constituido una de las fuentes ideológicas del fascismo
germano.
(Diccionario filosófico)
Citas célebres de Arthur Schopenhauer
- Es difícil encontrar la felicidad dentro de
uno mismo, pero es imposible encontrarla en otro lugar.
- Casi todas nuestras penas surgen de nuestras
relaciones con otras personas.
- El intelecto es invisible para el hombre que
no tiene ninguno.
- El hombre es el único animal que causa dolor
a otros sin otro objeto que querer hacerlo.
- La forma más segura de no ser muy miserable
es no esperar ser muy feliz.
- La persona que escribe para los tontos
siempre está segura de una gran audiencia.
-
En lo referente a la amistad, el amor y el matrimonio, el hombre se comporta
con absoluta lealtad…, pero sólo consigo mismo y, si acaso, con su hijo.
- El genio y la locura tienen algo en común:
ambos viven en un mundo diferente al que existe para todos los demás.
- La estrechez de espíritu, la necesidad y la
locura de la mayor parte de los hombres, serían completamente inexplicables sin
la inteligencia.
- La soledad es el patrimonio de todas las almas extraordinarias.
- La vida es una guerra sin tregua y morimos
con las armas en la mano.
- Rara vez pensamos en lo que tenemos, pero
siempre en lo que nos falta. Por eso, más que agradecidos, estamos amargados.
- Uno debe usar palabras comunes para decir cosas poco comunes.
-
La inquietud es el sello de la
existencia.
- La vida es corta y la verdad trabaja lejos y vive mucho tiempo: digamos la
verdad.
- Hay un aspecto en el que las bestias
muestran verdadera sabiduría… su disfrute tranquilo y apacible del momento
presente.
- La
modestia, en el hombre de talento, es cosa honesta; en los grandes genios no es
más que hipocresía.
- Al tratar a la mayoría de le gente, no
estará de más mezclar un poco de desdén: eso les hará apreciar más vuestra
amistad.
- Un pesimista es un optimista en plena
posesión de los hechos.
- El amor no es sino una estratagema de la que
la naturaleza se sirve para lograr sus objetivos, la continuidad de la vida y
la propagación de la especie.
-
Lo que la gente llama comúnmente
destino es principalmente su propia estupidez.
- La riqueza es como el agua salada: Cuanto
más se bebe más se da; lo mismo ocurre con la gloria.
- La fe es como el amor: No puede ser impuesta
por la fuerza.
- La
cortesía es un acuerdo tácito mediante el cual los defectos de la gente, sean
morales o intelectuales, son pasados por alto y no motivan ningún reproche.
- Aunque el mundo contiene muchas cosas
decididamente malas, la peor de todas ellas es la sociedad.
- Las religiones, como las luciérnagas,
necesitan de oscuridad para brillar.
- Los sinvergüenzas son siempre sociables.
- El hombre no es nunca feliz, pero se pasa
toda la vida corriendo en pos de algo que cree que ha de hacerle feliz. Rara
vez alcanza su objetivo, y cuando lo logra, solamente consigue verse
desilusionado.
-
Toda verdad pasa por tres etapas. En primer lugar, es ridiculizada. En segundo
lugar, se enfrenta a una firme oposición. En tercer lugar, se acepta como
evidente por sí misma.
- Superar las dificultades es experimentar el
deleite pleno de la existencia.
- Cada nación se burla de las otras, y todas
tienen razón.
- Nadie puede trascender su propia
individualidad.
- Usar muchas palabras para comunicar algunos
pensamientos es, en todas partes, el signo inconfundible de la mediocridad. Reunir
mucho pensamiento en pocas palabras es signo de genio.
- La compasión por los animales está
íntimamente asociada con la bondad de carácter, y puede afirmarse con confianza
que quien es cruel con los animales no puede ser un buen hombre.
- Sobre todo, es la pérdida lo que nos enseña
el valor de las cosas.
- La música es como una metafísica hecha
sensible.
-
Si pudiéramos dar una explicación
cierta, completa y acabada de la música esto es, si pudiéramos encerrarla en un
concepto particular, esta sería una explicación del mundo, por lo tanto, la
verdadera filosofía.
- La naturaleza cubre todas las obras con un
barniz de belleza.
- El
sentido del humor es la única cualidad divina del hombre.
- La madre de las artes prácticas es la
necesidad; la de las Bellas Artes es el lujo. El padre de las primeras es la
inteligencia, y el de las segundas, el genio, que es depósito y una especie de
lujo.
- La mayor de las locuras es sacrificar la
salud por cualquier otro tipo de felicidad.
- La verdad desnuda es la más bella, y cuanto
más simple es su expresión, más profunda es la impresión que causa.
- Sólo recuerda, una vez que estás sobre la
colina, comienzas a ganar velocidad.
- La tarea no es tanto ver lo que nadie ha
visto, sino pensar lo que nadie ha pensado sobre lo que todos ven.
- Después
de tu muerte serás lo que eras antes de tu nacimiento.
- Un hombre puede ser él sólo mientras esté
solo; y si no ama la soledad, no amará la libertad; porque sólo cuando está
solo es cuando realmente es libre.
- Renunciamos a las tres cuartas partes de
nosotros mismos para ser como otras personas.
- Si sospechamos que un hombre está mintiendo,
deberíamos pretender creerle; porque entonces se vuelve audaz y seguro, miente
más vigorosamente y se desenmascara.
- La gente vulgar se deleita enormemente con las faltas y locuras de los grandes
hombres.
- Los sabios siempre han dicho lo mismo, y los
tontos, que son la mayoría, siempre han hecho todo lo contrario.
- Si el mundo como representación es sólo la imagen de la voluntad, el arte
consiste entonces en encontrar esa imagen, la cámara oscura que muestra más
puros los objetos y permite captarlos y reunirlos del mejor modo posible: El
arte es el teatro en el teatro, la escena de Hamlet en Hamlet.
- El talento golpea un objetivo que nadie más
puede golpear; El genio golpea un objetivo que nadie más puede ver.
- La arquitectura es una música congelada.
- Los hombres son los demonios de la tierra, y
los animales son sus almas atormentadas.
- La brevedad de la vida, tan a menudo
lamentada, puede ser lo mejor de ella.
- El doctor ve toda la debilidad de la
humanidad; El abogado toda la maldad, el teólogo toda la estupidez.
-
Todo tonto miserable que no tiene nada de lo que pueda sentirse orgulloso,
adopta como último recurso el orgullo de la nación a la que pertenece; está
listo y feliz de defender todas sus faltas y locuras con uñas y dientes,
pagando así por su inferioridad.
- La religión es la obra maestra del arte de la
educación de los seres, pues enseña a la gente cómo debe pensar.
-
Un hombre seguramente puede hacer lo que quiere hacer, pero no puede determinar
lo que quiere.
-
La vida humana, como todos los bienes inferiores, está cubierta en el exterior
con un brillo falso; Lo que sufre siempre se oculta.
- Un alto grado de intelecto tiende a hacer que
un hombre no sea social.
- Los grandes hombres son como las águilas, y
construyen su nido en una soledad elevada.
- La mayoría de los hombres no son capaces de
pensar, sólo de creer, y no son accesibles a la razón, sino a la autoridad.
- Sólo hay un error innato, y esa es la noción
de que existimos para ser felices.
- El matrimonio es una trampa que la
naturaleza nos tiende.
- Los primeros cuarenta años de vida nos dan el
texto; Los próximos treinta suministran el comentario al respecto.
- Los dos enemigos de la felicidad humana son
el dolor y el aburrimiento.
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Obras
de Schopenhauer
-
Sobre
la cuádruple raíz del principio de razón suficiente
(1813).
-
Sobre
la visión y los colores (1816).
-
El
mundo como voluntad y representación (1819).
-
Commentatio
exponens theoriam colorum physiologicam, eademque primariam (Versión latina de
Sobre la visión y los colores) (1830).
-
Sobre
la voluntad en la naturaleza (1836).
-
Los
dos problemas fundamentales de la ética (1841). Incluye las
memorias Sobre la libertad de la voluntad y Sobre el fundamento de la moral
-
Parerga
y paralipómena (1851).
Ediciones
en español
-
El
amor, las mujeres y la muerte. F. Sempere y Compañia, editores, Olmo
4, Madrid.
-
Sobre
la lectura y los libros. Edición de Pedro Aullón de Haro, Madrid,
Sequitur, 2015.
-
Sobre
la visión y los colores. Seguido de la correspondencia con Johann
Wolfgang Goethe. Madrid, Trotta, 2013. {ISBN 978-84-9879-350-5}
-
Diarios
de viaje. Los Diarios de viaje de los años 1800 y 1803-1804. Madrid,
Trotta, 2012. {ISBN 978-84-9879-268-3}
-
Dialéctica
erística o el arte de tener razón, expuesta en 38 estratagemas.
Madrid, Trotta, 2011 [4ª edición]. {ISBN 978-84-8164-887-4}
-
Obra
Completa. Cartoné. Biblioteca de Grandes Pensadores. Madrid:
Editorial Gredos, 2010. Volumen I y Volumen
II
-
El
mundo como voluntad y representación. Buenos Aires, Losada (2 tomos)
-
El
mundo como voluntad y representación. Madrid, Trotta (2 tomos)
La obra busca mostrar el enigma del mundo y alcanzar el sentido de la existencia. Pensamiento: «el mundo es el autoconocimiento de la voluntad». Fruto, en palabras del propio filósofo, del «fuego de la juventud y la energía de la primera concepción». El pesimismo en que concluye la concepción metafísica de Schopenhauer (la visión del dolor del mundo y de la miseria del existir) dejó una honda impronta en la creación artística, literaria y musical, además de en la reflexión moral, de finales del siglo XIX y comienzos del XX. |
-
Parerga
y paralipómena. Madrid, Trotta, 2006 (2 tomos)
- Parerga y Paralipómena. Escritos filosóficos sobre diversos temas. Madrid, Valdemar, 2009.
-
Los
dolores del mundo. Madrid, Ediciones Sequitur, 2009.
- Parerga y Paralipómena. Escritos filosóficos sobre diversos temas. Madrid, Valdemar, 2009.
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El carácter sarcástico y la lengua
viperina de que hacía gala Arthur Schopenhauer (1788-1869), tan ajenos a la
filosofía académica, le dieron fama de fustigador de prejuicios, costumbres y
dogmas. Pero esta imagen popular no ha logrado eclipsar la enorme profundidad y
rigor de su pensamiento. Schopenhauer, gurú del «pesimismo humanista», estaba
convencido de que la filosofía surge del dolor de la existencia, dolor que se
mitiga con una vida serena y meditativa.
Parerga y Paralipómena (1851) –algo
así como «fragmentos y añadidos»– se publica por primera vez íntegra en España,
según la edición de «última mano» del filósofo. La obra con la que Schopenhauer
alcanzó fama y reconocimiento reúne una heterogénea miscelánea de pensamientos
que tratan de desarrollar en muy diversos campos la idea central recogida en su
obra principal: El mundo como voluntad y representación (1819). El volumen se
divide en dos partes. La primera incluye una serie de ensayos, como su historia
de las teorías sobre lo ideal y lo real, fragmentos sobre la historia de la
filosofía, o su popular opúsculo Aforismos sobre el arte de saber vivir, una
filosofía práctica de la vida para el individuo moderno. En la segunda
encontraremos una serie de anotaciones y aforismos que recogen desde textos
puramente filosóficos hasta opiniones y teorías sobre muy diversos temas (la
religión, el suicidio, los colores...)
Para el filósofo e historiador
austriaco Egon Friedell, el pensamiento de Schopenhauer, más que un sistema filosófico,
constituye una obra de arte.
|
-
Eudemonología
o el arte de ser feliz, explicado en 50 reglas para la vida.
Barcelona, Herder, 2007.
-
Senilia: Reflexiones de un anciano. Barcelona, Herder, 2010.
- El arte de envejecer. Madrid, Alianza Editorial,
2010.
-
El
arte de sobrevivir. Barcelona, Herder, 2018.
-
El
arte de ser feliz.
-
El
arte de insultar. Editorial Edaf, SL, 2006.
-
El
arte de hacerse respetar. Grupo Anaya Comercial, 2005.
-
El
arte de tratar a las mujeres. Editorial Villegas Asociados, 2006
-
Historia
de la Filosofía: de los Presocráticos a Hegel, 2007
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¿A quién se le ocurre elevar esta interacción a tan alta distinción? A un escritor cien por cien racional o a uno misógino, y ambas características las cumple este autor alemán del siglo XIX.
El editor de estos pensamientos, Franco Volpi, también se pregunta “¿Qué pueden enseñarnos los filósofos —por definición depositarios de la sabiduría, pero en bancarrota en asuntos del amor— sobre cómo tratar a las mujeres?”.
¡Muchas cosas! Con un lenguaje elegante, directo, sencillo, Shopenhauer trata (artísticamente) temas como la naturaleza de la mujer, sus defectos, sus cualidades, el sexo, el matrimonio, la prostitución, entre otros. Por ejemplo, cómo escoger la mujer adecuada: “Nunca hagan su elección solos, impulsados por una de esas pasiones locas que sin excepción ciegan… Dejemos que otros, que nos aman bien, escojan por nosotros”.
Un libro ilustrado con bellas imágenes (también artísticas) y apto para mentes abiertas que sepan contextualizar las ideas de un filósofo de ayer para “hacernos pasito” con las mujeres de hoy. |
-
Ensayo
sobre el libre albedrío. Buenos Aires, Gradifco, 2003
-
Metafísica
de las costumbres. Madrid, Trotta, 2001.
-
Crítica
de la Filosofía Kantiana: apéndice El
mundo como voluntad y representación. Madrid, Trotta, 2000.
-
Manuscritos
berlineses. Valencia, Pre-textos, 1995.
-
Parábolas,
aforismos y comparaciones. Barcelona, Edhasa, 1995.
-
Parábolas y aforismos.
Madrid, Alianza Editorial.
-
Los
dos problemas fundamentales de la ética. Madrid, Siglo XXI, 1993
-
De
la cuádruple raíz del principio de razón suficiente. Madrid, Gredos,
1981.
-
Sobre
la voluntad en la naturaleza. Madrid, Alianza, 1970. Bibliografía
secundaria


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