Laurent Joubert

Retrato de Laurent Joubert
Laurent Joubert (1529, Dauphiné, Francia - 1582, Montpellier, Francia)
fue un médico francés destacado por su lucha contra las supersticiones y por
ciertos ensayos de temas medicinales. Es autor del más célebre y bello tratado
renacentista sobre la risa, publicado en 1579, en una época en que se tendía a
emparentar melancolía e hilaridad.
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Edicto Real de los privilegios otorgados a Lauret Joubert como médico de la villa de Montpelier el 29 de diciembre de 1564. |
Estudió medicina en Montpellier, donde se doctoró en 1558, fue discípulo
del naturalista Guillaume Rondelet. Dirigió la Facultad de Medicina de la Universidad
de Montpellier, tras la muerte de Rondelet, en 1556. Joubert fue, además,
médico personal de Catalina de Médici, la reina consorte de Francia, y luego
uno de los médicos de Enrique III de Francia. Joubert se casó con Louise
Guichard, hermana del doctor del rey de Navarra. Murió en las cercanías de
Montpellier en circunstancias oscuras.

Este afamado médico tuvo peso en la lucha, avanzado el siglo XVI, contra
la ignorancia y las supersticiones en Francia; así sucede con su obra en dos
volúmenes Errores Populares de
1578, preludio de obras similares a lo largo de la centuria siguiente. Con
respecto al empleo de lenguas clásicas, Joubert pidió el uso general del
francés para que los pacientes entendiesen bien las recomendaciones dadas y no
se alejaran del facultativo por su abuso habitual de jergas médicas.
Como era común, él escribió tanto en latín como en su lengua, pero
eligió ésta más que sus coetáneos. Su original y difundido Tratado de la risa (Traité
du ris, 1579), en francés, es una especie de contrapunto de los tratados de
melancolía de su tiempo; de hecho, la risa se convertirá en una de las ideas
terapéuticas mentales de entonces. Su punto de partida es, lógicamente, de qué
nos reímos. Pero luego, al averiguar cuál es la parte del cuerpo más alterada,
Joubert va desbrozando el campo afectado por la risa, es decir, el corazón, el
cerebro, hasta indicar que es un compuesto de alegría y tristeza. Después lleva
a cabo su “anatomía” particular: disecciona un cuerpo agitado por la risífica
emoción; pasa revista a corazón, diafragma, pecho (y voz), rostro (los ojos
especialmente, con sus chispas y lágrimas) y partes del cuerpo afectadas
(brazos, hombros, muslos, pies). Desemboca así en sus efectos incontrolables:
dolor de vientre, exteriorización de humores, toda suerte de desmayos.
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Libro editado en 2002 por la Asociación Española de Neuropsiquiatría, traducido por Julián Mateo Ballorca |
El título de su Tratado habría
de tomarse al pie de la letra: trata de la risa y sólo de manera tangencial
alude a los dos aspectos indisociables de esta conmoción corporal: lo risible y
lo cómico. Pero, a medida que avanza, Joubert percibe que su tarea es
inagotable. Así que dedica su última sección a comentar tópicos, de acuerdo con
un talante humanista que le empuja a denunciar las supersticiones, aunque
reconozca el carácter inexplicable de ciertos arrebatos: una de las grandes
maravillas de la risa, afirma Joubert, es cómo a veces no podemos contenerla ni
evitarla, sino que “se escapa tan repentinamente que parece llegar sin que lo
sepamos y a escondidas”.
Como si de un camino de vida se tratara, cierra su libro recordando que
a veces la risa –esa expresión de la plenitud vital- ha llevado en algunas
ocasiones a la muerte.
Otras obras del autor:
Traitté
des Arcbusades
(1574)
Grande
Chirurgie de M. Guy de Chauliac
(1578)
Erreurs
populaires
(1578)
Question
vulgaire
(1578)
Pharmacopea (1579)
Traité des eaux (1603)
El desvarío triste, así como la risa hilarante forman parte de la
condición humana; pero asimismo constituyen vicios que hay que curar, y desde
esta óptica la abordará la medicina. Avanzado el siglo XV, los humanistas
habían enlazado temperamento melancólico y capacidad creadora. El De vita tripici de Ficino, sobresaliente
impulsor de esta reflexión, era ya una referencia lejana; estamos, cuando
Joubert escribe, en un momento de grandes confrontaciones entre ideas y de
controversias más bien individualistas, por lo cual la tristeza tiene otras
resonancias menos creativas que antes. Una oleada de estudios sobre la
aflicción o el desconsuelo patológicos aparece en las cuatro décadas que siguen
a 1579: el Libro de la melancolía de
Andrés Velázquez, el Tratado de la
melancolía de Bright, El diagnóstico
y curación de las afecciones melancólicas de Alfonso de Santa Cruz, Del
humor melancólico de Guibelet, Sobre las
enfermedades melancólicas de Du Laurens, la Melancolía erótica de Ferrand o la Anatomía burtoniana. Inspirados en el saber médico, aunque en un
sentido muy amplio, ese tropel de escritos tiene en cuenta el envés de ese mal,
la risa. Así ocurre en el capítulo cuarto del volumen de Velázquez que ante
todo polemiza con Huarte de San Juan y discute una serie de cuestiones –origen de
la risa, ausencia de ella en los tristes, movimiento físico que lleva consigo-
en las que, por esos años, muchos autores se enzarzan.
Resulta muy revelador el empeño renacentista tardío por dar un cauce
natural a diversas expresiones de la física
humana que hoy localizaríamos en un ámbito de problemas distinto o que
abordaríamos desde otro ángulo. Mitigado ya el impulso humanista galénico, que
tantos temas y problemas antiguos recuperó, se difunde un naturalismo que la
medicina acoge con fuerza. La presencia de Aristóteles, por un lado, y de la
física estoica, por otro, resaltará una vertiente más matemática en las
ciencias de la naturaleza, no sin ciertos rodeos.
Joubert afirma, discretamente eso sí, la novedad de su empeño. Pero ésta
no estriba tanto en las clasificaciones implícitas de su objeto de análisis, y
sobre todo en sus recurrencias a las fuentes médicas sino en el intento de
vertebrar mejor en el cuerpo humano un motivo como el de la risa, así como en
mostrar sus excesos y mixturas. Aunque extrañe que aborde el mundo de la hilaridad
desde una perspectiva tan médica, no olvidemos que, en el siglo XVI, aunque el
peso neoplatónico sea evidente en muchos autores (y en el tratado de Joubert
hay varias referencias al ficiniano De vita triplici), el pensamiento de
Aristóteles resulta en verdad dominante. De hecho, se consideran sus escritos,
más que como una doctrina filosófica, como la expresión más natural de la verdad. Todo acontece en el seno de la
naturaleza. En ella se integran los hechos humanos, sus inclinaciones y sus
palabras, la historia y la filología son naturales, se hallan en la trama del
mundo; y en ella están, asimismo, y han de descifrarse, varias gamas de
aspectos, como los signos de la frente y el rostro, los gestos de las manos y del
cuerpo, los tonos de la voz, la manifestación exterior de la risa, a la par que
otros signos más escondidos, como la tristeza o los sueños.
Por eso se recupera, por ejemplo, la onirocrítica, una disciplina
incluida dentro de la morfología científica de la Antigüedad; ya que los sueños
se veían como una forma de verdad o como una notable experiencia que conduce
hacia ésta. Ese mundo onírico, como en cierto modo el de la risa, posee unas
resonancias físicas y cosmológicas, anímicas y somáticas, además de
terapéuticas –como tantos otros saberes renacentistas-, y esta constelación de
correspondencias no puede desdeñarse a la hora de entender algunos de los
argumentos de este Tratado de la risa.
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RISOTERAPIA
Hoy día se llama risoterapia
a una estrategia o técnica psicoterapéutica tendente a producir beneficios
mentales y emocionales por medio de la risa. No puede considerarse una terapia,
ya que no cura por sí misma enfermedades, pero en ciertos casos logra sinergias
positivas con las curas practicadas. Se trata, en general, de que las sesiones
de risoterapia se practiquen en grupo, aprovechando el contagio de persona a
persona, ya que reír en grupo no es lo mismo que hacerlo solos. De esta forma,
el efecto grupal estimula a las personas que, normalmente, no reirían. La
UNICEF la utiliza para animar a niños que han sobrevivido a un desastre
natural.
Historia
Cuando se empezó a utilizar la risoterapia como técnica curativa, se
creía en el poder que tenía para influir en el cuerpo, sobre todo en los
estados de ánimo alegres y felices, los cuales crean una predisposición favorable
para la curación corporal. La recomiendan como una práctica complementaria a
las terapias curativas de gran efectividad.
En China, los taoístas enseñaban que una simple sonrisa aseguraba la
salud, la felicidad y la longevidad: pensaban que la salud de una persona era
proporcional a las veces que se reía durante el día.
En la Edad Media, uno de los momentos más importantes era la actuación
de los bufones, durante las comidas, con el fin de producir hilaridad en los
comensales, con lo que se lograba una mejor digestión.
Richard Mulcaster (1530-1611) recomendaba la risa moderada como
ejercicio. Robert Burton (1577-1640), erudito inglés, proponía la risa como
método terapéutico. Laurent Joubert, afamado médico francés escribió en 1579 su
genial Tratado de la risa.
El filósofo alemán Immanuel Kant (1724-1804) decía que la risa es «un
fenómeno psicosomático». El médico inglés William Battie aplica tratamientos
complementados por el sentido del humor, a los enfermos mentales.
Freud atribuyó a las carcajadas el poder de liberar nuestro organismo de
energía negativa. Esa catarsis -según él- nos permitiría vivir mejor.
William McDougall, profesor de Psicología en Harvard, sostiene que la
función biológica de la risa es ayudar a mantener el bienestar y la salud
psicológica.
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RISOTERAPIA
Hoy día se conoce como risoterapia
a una estrategia o técnica psicoterapéutica tendente a producir beneficios
mentales y emocionales por medio de la risa. No puede considerarse una terapia,
ya que no cura por sí misma enfermedades, pero en ciertos casos logra sinergias
positivas con las curas practicadas. Se trata, en general, de que las sesiones
de risoterapia se practiquen en grupo, aprovechando el contagio de persona a
persona, ya que reír en grupo no es lo mismo que hacerlo solos. De esta forma,
el efecto grupal estimula a las personas que, normalmente, no reirían. La
UNICEF la utiliza para animar a niños que han sobrevivido a un desastre
natural.
Historia
Cuando se empezó a utilizar la risoterapia como técnica curativa, se
creía en el poder que tenía para influir en el cuerpo, sobre todo en los
estados de ánimo alegres y felices, los cuales crean una predisposición favorable
para la curación corporal. La recomiendan como una práctica complementaria a
las terapias curativas de gran efectividad.
En China, los taoístas enseñaban que una simple sonrisa aseguraba la
salud, la felicidad y la longevidad: pensaban que la salud de una persona era
proporcional a las veces que se reía durante el día.
En la Edad Media, uno de los momentos más importantes era la actuación
de los bufones, durante las comidas, con el fin de producir hilaridad en los
comensales, con lo que se lograba una mejor digestión.
Richard Mulcaster (1530-1611) recomendaba la risa moderada como
ejercicio. Robert Burton (1577-1640), erudito inglés, proponía la risa como
método terapéutico. Laurent Joubert, afamado médico francés escribió en 1579 su
genial Tratado de la risa.
El filósofo alemán Immanuel Kant (1724-1804) decía que la risa es «un
fenómeno psicosomático». El médico inglés William Battie aplica tratamientos
complementados por el sentido del humor, a los enfermos mentales.
Freud atribuyó a las carcajadas el poder de liberar nuestro organismo de
energía negativa. Esa catarsis -según él- nos permitiría vivir mejor.
William McDougall, profesor de Psicología en Harvard, sostiene que la
función biológica de la risa es ayudar a mantener el bienestar y la salud
psicológica.
¿Qué es la risoterapia?

Técnica psicoterapéutica que busca generar beneficios mentales y
emocionales a través la risa. Suele llevarse a cabo mediante actividades en
grupo que tienen el objetivo de que los participantes salgan de estas sesiones
sintiéndose más positivos, optimistas y, en resumidas cuentas, más satisfechos
con sus vidas.
No se considera una terapia, ya que no cura por sí misma enfermedades,
sin embargo, sus beneficios psicológicos han sido probados en numerosas
ocasiones.
La risa es una manifestación de alegría y bienestar y, en definitiva,
una descarga emocional que podría definirse como una reacción psicofisiológica.
Fisiológicamente se caracteriza por las contracciones enérgicas del diafragma,
acompañadas de vocalizaciones silábicas repetitivas con resonancia de la
faringe, velo del paladar y otras cavidades fonatorias, que son las que
producen el sonido particular que caracteriza la forma de reírse de cada uno.
Además, estas contracciones son acompañadas por una expresión facial
determinada configurada por hasta 50 músculos faciales, principalmente
alrededor de la boca, y que puede acompañarse de secreción lagrimal. Por otro
lado, la risa pone en movimiento alrededor de 300 músculos diferentes de todo
el cuerpo: de la pared abdominal, cabeza, cuello, espalda, hombros, brazos,
manos y piernas entre otros. Por último, todo este movimiento corporal es
acompañado de una serie de procesos neurofisiológicos asociados, como los
cambios respiratorios y circulatorios. Internamente la risa se acompaña de una
sensación subjetiva conocida como hilaridad, cuyo goce se ha comparado con el
de la actividad sexual y otras reacciones placenteras del organismo.
Tipos de risa
La risa puede dividirse en risa espontánea,
aquella que surge de forma natural como expresión genuina de las distintas
emociones humanas, como por ejemplo aquella asociada a la alegría, la diversión
o el humor. En contraposición a esta se encuentra la risa ensayada, la cual se obtiene voluntariamente y sin motivo alguno
que la justifique. Por otro lado, la risa estimulada,
es aquella consecuencia de la acción física o que refleja determinados
estímulos externos, como las cosquillas. Luego, la risa inducida es producto de los efectos de determinados fármacos o
sustancias psicotrópicas como el alcohol, la cafeína, las anfetaminas o el
cannabis, entre otras. Finalmente, la risa patológica
es específica de lesiones del sistema nervioso central como consecuencia de
varias enfermedades neurológicas transitorias o persistentes; esta última no
está vinculada a cambios emocionales y no hay control voluntario sobre su
duración, intensidad o expresión facial. A veces viene acompañada de «llanto
patológico».
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Reír en grupo no es lo mismo que hacerlo solos. De esta forma, el efecto grupal estimula a las personas que, normalmente, no reirían. |
Técnica de la risoterapia
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Esta moderna técnica de la medicina alternativa centra su interés en los
dos primeros tipos de risa, pues la risa ensayada se torna divertida y contagiosa
al poco rato de practicarla, y puede hacer brotar la risa espontánea y
potenciar su intensidad y duración. Como el cerebro no acierta a distinguir
entre una y otra, ambas se asocian indistintamente a beneficios similares para
la salud.
La técnica de la risoterapia consiste en la utilización de diferentes
ejercicios, actividades y dinámicas a través de las cuales una persona o un
grupo de personas es conducido a un sentimiento de desinhibición que le haga
llegar al binomio risa ensayada-risa espontánea, lo que le llevará a
experimentar sus beneficios físicos, psíquicos, emocionales y espirituales.
Las clases suelen dividirse entre una parte teórica, en la que se repasa
todo lo referente a la risa, y otra parte práctica consistente en estiramientos,
ejercicios de comunicación, con el objetivo de que los asistentes se desinhiban
y se cree complicidad entre ellos, y distintas técnicas que trabajan alcanzar
el estado óptimo para llegar a la mejor risa, aquella proporcionada por una
carcajada intensa y pura.
Ventajas
Aunque la idea de que la risa repercute positivamente en la salud no es
nueva, ha sido durante las últimas décadas cuando han proliferado diversos
tratamientos e intervenciones clínicas relacionados con el humor y la risa, lo
que ha aumentado el interés y las investigaciones científicas al respecto.
En primer lugar, la risa puede generar cambios fisiológicos directos en
los sistemas musculoesquelético, cardiovascular, inmunológico y neuroendocrino,
los cuales se asocian a un efecto beneficioso a corto y largo plazo. Además,
esta puede conducir a estados emocionales más positivos, los cuales tendrían a
su vez efectos beneficiosos directos sobre la salud, o podrían contribuir a una
percepción subjetiva de mejor salud y calidad de vida. Por otra parte, la risa
puede optimizar las estrategias para combatir el estrés y la ansiedad, así como
elevar la tolerancia al dolor subjetivo y finalmente, puede aumentar las
competencias sociales de un individuo, que en consecuencia se mostrará más
cercano y con más satisfacción en las relaciones sociales, lo que además puede
causar efectos inhibidores del estrés y estimuladores de la salud.
Desventajas
Los efectos negativos de la risa sobre la salud son muy limitados. En
casos concretos se ha descrito la aparición de un síncope inducido como efecto
secundario; sin embargo, sus contraindicaciones son prácticamente inexistentes,
aunque se aconseja tener precaución en pacientes con determinados procesos,
como cirugías recientes, cardiopatías o desprendimiento de retina.
Ejercicios de Risoterapia: ejemplos
sencillos
Nuestro rostro es un reflejo directo de nuestras emociones. Eso es algo
lógico, un hecho probado científicamente. Los científicos creen que la cara
refleja lo que ocurre en la mente del individuo y que incluso tiene la
capacidad de cambiar el estado emocional que hay detrás. Por ejemplo, si
provocamos la risa en una situación de estrés, el cerebro libera endorfinas y
reduce el estrés creyendo que estamos felices. Para tomar ventaja sobre este
fenómeno, se han diseñado ejercicios de risoterapia para liberar el estrés y
promover el bienestar.
Este tipo de ejercicios suelen ser realizados en exteriores, como
parques, y constan de tres fases:
Fase 1:
En primer lugar, la sesión empieza
aplaudiendo siguiendo un ritmo concreto que ayude a activar a las personas que
participen para las próximas fases. Es importante mantener contacto visual
durante todas las fases.
Fase 2:
En esta fase es recomendable realizar
ejercicios de respiración profunda. Ayuda a aligerar el ambiente y relajar los
pulmones. Esto sirve para concentrarnos mejor en nuestras actividades del día a
día.
Fase 3:
Éste es el punto del tratamiento en
el que tenemos que empezar a reírnos sin razón alguna. Hay diferentes métodos
para conseguirlo y diferentes tipos de risa:
1. De corazón:
Con los brazos abiertos y apuntando al cielo y la cabeza levantada, ríe ampliamente. Deja que la risa salga
directamente desde tu corazón. Puedes bajar los brazos todo cuanto necesites.
2. De Imitación:
También puedes tratar de imitar voces de otras personas que pienses que
son graciosas, como las de algún personaje conocido.
3. Momento vergonzoso:
Rememora un incidente vergonzoso e interprétalo, riéndote de la
situación con nerviosismo.
4. Risa disléxica:
Además
puedes mover suavemente ambas manos de un lado a otro acompañando tu risa,
incluso exagerándola. De esta forma, ayudas a activar ambos hemisferios del
cerebro.
5. Risa Muda
6. Risa nasal
7. De Celebración:
Comparte pequeñas experiencias que merezcan una ovación y celébralo con
el grupo.
8. Risa Loca:
A veces, actuar de una forma infantil puede ayudarnos a superar nuestras
limitaciones personales. Prueba a comportarte como un niño y meditar sobre si
te encuentras en ese papel; explorar lo absurdo, lo ridículo y lo increíble.
9. La risa del vaivén:
Este ejercicio es especialmente divertido. Para empezar, todos los
miembros de la terapia deben formar un círculo. Entonces, siguiendo la señal de
la persona que dirija la terapia, todos tienen que proceder a juntarse en el
centro del círculo de forma simultánea y haciendo un sonido de “Ae Ae-Aeeeee”,
levantando las manos y estallando en carcajadas. La segunda vez que hagan este
movimiento, deben hacer diciendo “Oh-Oooooo” y reír de nuevo.
Estos son sólo algunos de los ejercicios de risoterapia posibles. Puedes
probar otros distintos e incluso crear los tuyos propios. Lo importante es que
consigan hacerte reír.
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