Un sabio se paró delante de un nutrido grupo de personas, contó un chiste y todos se rieron. Al cabo de un rato contó el mismo chiste y casi nadie se rió, contó el chiste una y otra vez hasta que nadie se reía...Y dijo...si no puedes reírte varias veces de una misma cosa, ¿Por qué lloras por lo mismo una y otra vez?
Cuando
pasamos un mal trago y se lo contamos a alguien de confianza, de alguna manera,
esperamos que extienda sus brazos y nos estreche contra su cuerpo en un acto en
el que sentimos un profundo alivio, suspiramos y nuestro pecho se hincha de
paz; deseamos que ese momento se prolongue en el tiempo lo más posible, creemos
que en ese refugio que se nos ha creado no puede pasarnos nada malo.
En un reciente estudio se ha demostrado, una vez más, que los abrazos pueden tener un impacto medible en el estado de ánimo y el estrés después de un conflicto social; aumentan los sentimientos positivos y reducen los negativos en días en los que experimentamos problemas en nuestras relaciones, ante pérdidas o ante un mal día en el trabajo. Qué pena que actualmente, con la crisis del coronavirus, las recomendaciones sean contrarias al abrazo, y cualquier tipo de contacto físico.
Cuando escuches chismes sobre ti vuela alto, cuando te critiquen sin razón porque quieren hacerte daño, vuela más alto aún. Recuerda, los reptiles no alcanzan las alturas...sólo pueden arrastrarse.
Con los Judas no se pelea, ellos se ahorcan solos.
De las personas falsas yo sólo quiero una cosa: Distancia
Una flecha sólo puede ser lanzada desplazándola primero hacia atrás, cuando sientas que la vida te lleva hacia atrás con dificultades, significa que te va a lanzar hacia momentos increíbles, tan sólo enfócate y apunta bien.
No puedes volver atrás y cambiar el principio, pero puedes comenzar donde estás y cambiar el final
"Un
comportamiento muy simple y directo como es abrazar podría ser una forma
efectiva de apoyar tanto a hombres como a mujeres que están experimentando
conflictos en sus relaciones", explica Michael Murphy, investigador del
Laboratorio para el Estudio del Estrés, Inmunidad y Enfermedad de la
Universidad Carnegie Mellon.
Murphy
y sus colegas entrevistaron a 404 adultos por teléfono todas las noches durante
dos semanas, se les preguntó sobre su estado de ánimo, si habían experimentado
un conflicto y si habían recibido un abrazo ese día; previamente, cada persona
se sometió a un examen físico y completó un cuestionario sobre su entorno
social.
Se comprobó que los días que habían tenido
conflictos y no habían recibido un abrazo aumentaban los sentimientos y los
pensamientos negativos, denominador común que aparecía independientemente del
género, la edad, la raza o el estado civil de los sujetos.
Curiosamente,
el estudio también plantea una paradoja: por un lado, queda demostrado que las
personas que perciben apoyo y afecto administran mejor el estrés, pero, en
otros estudios se demuestra que el exceso de apoyo puede ser contraproducente.
"Ésto pude deberse a que las personas
que dan afecto crucen ciertas líneas relacionadas con dar consejos no
solicitados o, directamente, intentar resolver los problemas que deben
gestionar los afectados; este tipo de comportamientos puede hacer sentir
incompetentes, sin intención, a los que reciben apoyo", dice Murphy.
Es mejor limitarnos a abrazar porque como
Murphy declara, "la investigación sugiere que el contacto físico puede
provocar cambios fisiológicos beneficiosos, como reducciones en la actividad
cerebral y cardíaca relacionada con el estrés y la liberación de la hormona
oxitocina, que mejora el estado de ánimo".
A pesar de que los resultados actuales no
son definitivos y que hay que tener en cuenta que hay gente a la que no le
gusta que la abracen, Murphy asegura que proporcionar un abrazo es una razón
convincente para llegar, literalmente, a los seres queridos que están pasando
por un mal momento.
Ya sabéis, abrazad y dejad que os abracen,
creednos, todo parecerá más fácil. ¡Qué pena que en la situación actual, las "autoridades sanitarias, y las otras" desaconsejen esta práctica, por nuestro bien y para evitar la propagación del dichoso "coronavairus". Ojalá que pronto se acabe con este enemigo público número uno y volvamos a los abrazos compartidos y de paso podamos "tender(nos) al sol"
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