
Un libro escrito por el Alemán Erich Fromm, donde nos muestra las diversas formas de reflexionar sobre el amor.
El arte de amar es una obra con la que Erich Fromm ha ayudado a varias generaciones a reflexionar sobre el amor y a responder a algunas preguntas aparentemente sencillas: ¿qué significa amar? ¿Cómo desprendernos de nosotros mismos para experimentar este sentimiento...?
Fromm nos dice también que el amor no es algo pasajero y mecánico, como a veces nos induce a creer la sociedad de hoy. Muy al contrario, el amor es un arte, el fruto de un aprendizaje. Por ello, si queremos aprender a amar debemos actuar como lo haríamos si quisiéramos aprender cualquier otro arte, ya sea la música, la pintura, la carpintería o el arte de la medicina. O, por lo menos, no dedicar nuestra energía a lograr el éxito y el dinero, el prestigio y el poder, sino a cultivar el verdadero arte de amar.

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Joan Manuel Serrat - Y el amor
Cuando al amor se le deja libre, no conoce límites. Busca los lugares secretos que nunca esperaron ser amados, y cuando los toca el resultado es inexorable: el amor es el que vence.
Alguien me contó una vez unas
cuantas cosas para que las recordara en los tiempos difíciles:
- El amor no es un mero
sentimiento. Contiene la verdad y, por lo tanto, es ley.
- El amor se adapta a nuestra
visión. Siempre podemos conseguir lo que queremos. Deseemos, entonces, el amor
más elevado que podamos imaginar.
- El único amor perfecto está
más allá de lo personal. Si queremos entregar a alguien nuestro amor más
profundo, primero tenemos que ver más allá de esa persona. Si queremos recibir
al amor más profundo, tenemos que vernos más allá de nosotros mismos.
- El amor supremo existe y se
expresa a través de los seres humanos.
- El amor que proviene del alma
vence a la muerte. nada es más real que nuestra propia alma.
Estas cosas son verdad, pero no toda la
verdad. No importa cuántas veces se experimente: El amor siempre será infinito
y misterioso. El amor va por delante de nosotros y, justo cuando creemos que lo
hemos encontrado, da un nuevo paso. Todo es posible, así que hay que estar preparado
y si leemos primero la última página, el final es el amor. Siempre.
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Calibrar un microscopio
en la difícil visión de lo más íntimo.
Responder a la vida rescatando aludes
cotidianos,
con preguntas de quien debería
verte clara como un sol de horizontes.
Es cierto, tu amor es
claro como el tiempo que ha pasado,
resplandeciente como el que ha de venir.
Contigo lucharé por la vida que nos
espera;
dulce nácar de rizados cabellos abrigada,
te quiero, enérgica y
tierna prenda de mis suspiros.
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“Bueno,
resulta que no estábamos destinados a estar juntos”.
Esta es una
frase que estamos acostumbrados a escuchar, especialmente de aquellos que
acaban de pasar por una ruptura. En muchos casos, incluso nos lo hemos dicho a
nosotros mismos – sólo para motivarnos.
Todo esto
viene a pesar del hecho de que todos a tu alrededor pensaban que eráis la
pareja perfecta.
Jed
Diamond, un famoso psicólogo, concluyó que la mayoría de la gente encuentra
su verdadero amor – ¡un estudio que se completó después de 40 años de
investigación clínica!
Pero la
preocupación es que la pareja no puede mantenerse unida a lo largo de todas las
etapas, y muchas de ellas se quedan atascadas en la tercera.
ETAPA 1 –
ENAMORARSE
¡Ah, esa
sensación!
Cuando nos
enamoramos, tenemos el cielo y la tierra para nosotros mismos. Este es el
momento en que tu mente y tu corazón se niegan a ir más allá del amor al otro.
No te importan los defectos y tu capacidad de pensar de forma práctica, se daña
gravemente.
Crees en tu
pareja, tienes grandes esperanzas para el futuro y ya has soñado con tener
hijos juntos. Piensas que tu pareja siempre estará ahí para satisfacer todos
tus deseos y necesidades. Estás cegado por sus palabras, y confías demasiado en
ti.
ETAPA 2 –
CONVERTIRSE EN PAREJA
Esta es la
etapa en la que el amor simplemente se hace más fuerte. Has tenido una sucesión
de citas, tus primeros besos, habéis dormido juntos y habéis tenido
conversaciones profundas. Pronto, la pareja comienza a impactar la vida del
otro. Aquí es cuando ambos se unen y disfrutan su tiempo juntos.
Cuando estás
con tu pareja, te sientes protegido, sientes que perteneces a alguien y sientes
que esto es todo. Has encontrado al elegido.
ETAPA 3 –
DECEPCIÓN
Nos gusta llamar a la etapa 3: «La barricada».
Aquí es
cuando empiezas a darte cuenta de que todos los sueños que tuviste sobre la
vida con tu pareja no están resultando ser verdad. En algunas áreas, tu pareja
no es exactamente como esperabas o deseabas que fuera. Ahora es predecible y su
comportamiento ha cambiado.
En
comparación con las etapas anteriores, ahora también se expresa la ira, y
empiezas a sentir que necesitas un descanso de todo ello porque estás exhausto. Y entonces,
empiezas a pensar que no hay necesidad de torturarte y pierdes el control de la
situación.
ETAPA 4 –
AMOR DURADERO
Si has
llegado a la Etapa 4, deberías saber que esto es todo. Siempre estarás con tu
pareja.
Cierras los
ojos y empiezas a darte cuenta de que todos los humanos tienen dos lados, el
bueno y el malo. Aquí es donde comienzas a aceptar a tu pareja y aprendes a
lidiar con su comportamiento. Al mismo tiempo, incluso empiezas a madurar y
comprendes que en las relaciones no se trata sólo de tomar.
Una vez que
llegas a un acuerdo contigo mismo y con tu relación, sigues adelante con tu
pareja hasta la etapa final.
ETAPA 5 –
JUNTOS GOBERNAMOS EL MUNDO
Ahora que
has dejado atrás los desacuerdos, has encontrado una conexión profunda y
segura. Pronto llegaréis a una mejor conclusión: vosotros dos tenéis el poder
de gobernar el mundo.
La relación
ahora es un libro completo, escrito por los dos. Podría ser cualquier cosa que
queráis. Ahora funcionáis en conjunto juntos, y conocéis el interior de vuestra
pareja.
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El arte de amar de Erich Fromm.
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En contraste con la unión
simbiótica (Codependencia), el amor maduro significa unión a condición de preservar la propia integridad,
la propia individualidad. El amor es un poder activo en el hombre; un
poder que atraviesa las barreras que separan al hombre de sus semejantes y lo
une a los demás; el amor lo capacita para superar su sentimiento de aislamiento
y separatividad. En el amor se da la paradoja de dos seres que se convierten en
uno y, no obstante, siguen siendo dos. El amor es la preocupación activa por la
vida y el crecimiento de lo que amamos.
Cuando falta tal preocupación activa, no hay
amor. La esencia del amor es “trabajar”
por algo y “hacer crecer” El amor y el trabajo son inseparables. Se ama aquello
por lo que se trabaja, y se trabaja por lo que se ama. El cuidado y la
preocupación implican otro aspecto del amor: el de la responsabilidad. Hoy en día suele usarse ese término para denotar
un deber, algo impuesto desde el exterior.
Pero la responsabilidad, en su verdadero sentido, es un acto enteramente
voluntario, constituye mi respuesta a
las necesidades, expresadas
o no, de
otro ser humano.
Ser “responsable” significa estar listo y dispuesto a “responder”. Respetar
a una persona sin conocerla, no es posible; el cuidado y la responsabilidad
serían ciegos si no los guiara el conocimiento. Hay muchos niveles de conocimiento;
el que constituye un aspecto del amor
no se detiene en
la periferia, sino
que penetra hasta
el meollo. Sólo es posible cuando puedo trascender la
preocupación por mí
mismo y ver
a la otra persona en sus propios términos. Pero el
conocimiento tiene otra relación, más fundamental, con el
problema del amor.
La necesidad básica de fundirse
con otra persona
para trascender de
ese modo la
prisión de la propia
separatividad se vincula,
de modo íntimo,
con otro deseo específicamente humano, el de conocer
el “secreto del hombre”. Si bien la vida
en sus aspectos
meramente biológicos es
un milagro y
un secreto, el hombre, en sus aspectos
humanos, es un impenetrable secreto para sí mismo –y para
sus semejantes-. Nos conocemos y, a
pesar de todos
los esfuerzos que podamos
realizar, no nos conocemos. Conocemos a nuestros semejantes y, sin embargo, no los
conocemos, porque no somos una cosa, y tampoco lo son nuestros semejantes. Cuanto
más avanzamos hacia las profundidades de nuestro ser,
o el ser de los otros, más nos
elude la meta del conocimiento. Sin embargo, no podemos dejar de sentir el deseo
de penetrar en el
secreto del alma humana, en el núcleo más profundo que es
“él”. La crueldad misma está motivada por algo más profundo: el deseo
de conocer el
secreto de las cosas y de la vida.
Otro camino para conocer “el secreto” es el amor. El amor es la penetración activa en la otra persona, en la que la unión satisface mi deseo de conocer. En el acto de fusión, te conozco, me conozco a mí mismo, conozco a todos –y no “conozco” nada. Conozco de la única manera en que el conocimiento de lo que está vivo le es posible al hombre –por la experiencia de la unión-no mediante algún conocimiento proporcionado por nuestro pensamiento. La única forma de alcanzar el conocimiento total consiste en el acto de amar: ese acto trasciende el pensamiento, trasciende las palabras. Es una zambullida temeraria en la experiencia de la unión. Sin embargo, el conocimiento del pensamiento, es decir, el conocimiento psicológico, es una condición necesaria para el pleno conocimiento en el acto de amar. Tengo que conocer a la otra persona y a mí mismo objetivamente, para poder ver su realidad, o más bien, para dejar de lado las ilusiones, mi imagen irracionalmente deformada de ella.
Cuidado, responsabilidad,
respeto y conocimiento
son mutuamente interdependientes.
El amor infantil sigue el principio: “Amo porque me aman”. El amor maduro
obedece al principio: “Me aman porque amo”. El amor inmaduro dice: “Te amo
porque te necesito”. El amor maduro dice: “Te necesito porque te amo”. La clase
más fundamental de
amor, básica en
todos los tipos
de amor, es el amor
fraternal. Por él
se entiende el sentido de responsabilidad,
cuidado, respeto y conocimiento conrespecto a cualquier otro ser
humano, el deseo
de promover su vida. Si he
desarrollado la capacidad de
amar, no puedo
dejar de amar
a mis hermanos.
En el amor fraternal se
realiza la experiencia
de unión con
todos los hombres,
de solidaridad humana, de reparación humana. El amor fraternal se basa
en la experiencia de que
todos somos uno.
Las diferencias en talento, inteligencia, conocimiento, son
despreciables en comparación
con la identidad de
la esencia humana
común a todos
los hombres. Para experimentar dicha
identidad es necesario
penetrar desde la
periferia hacia el núcleo.
Si percibo en otra persona nada
más que lo
superficial, percibo principalmente las diferencias, lo que nos separa.
Si penetro hasta el núcleo, percibo nuestra identidad, el hecho de nuestra
humanidad.
![]() https://www.youtube.com/watch?v=8sas2nQ9254 |
1 comentario:
Mejor imposible
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