
Historia de Paris y Helena de Troya
Quién era Paris antes de la Guerra de Troya
Paris era un
príncipe troyano hijo de los reyes Príamo y Hécuba y hermano de Héctor. La infancia de Paris no fue fácil, ya que antes
de nacer su madre tuvo un sueño, en el cual vio que tendría un hijo que
terminaría con la ciudad de Troya. Príamo y Hécuba, aconsejados por Ésaco,
quien era capaz de interpretar los sueños proféticos, decidieron abandonar a su
hijo cuando nació, siendo el nombre de su descendiente Paris.
Los padres de Paris no fueron capaces de
abandonarlo por ellos mismos, así que pidieron a uno de sus esclavos, llamado
Agelao, que lo hiciera por ellos. El esclavo se fue hasta el Monte Ida, una
zona muy importante en la mitología griega, pero una vez allí no fue capaz de
abandonar al recién nacido. Agelao se apiadó de Paris y decidió quedárselo y
criarlo como si fuera su propio hijo.
El joven Paris creció como un simple pastor, pero toda su vida estuvo
relacionada con las deidades griegas. Un ejemplo fue su primer amor, una ninfa
llamada Enone, hija de dioses, la cual predijo que cuando Paris estuviera a punto de
morir ella sería la única capaz de salvarle la vida.
Paris no tardó mucho en volver a encontrarse
con las figuras de la mitología griega, ya que en uno de sus paseos como pastor
fue abordado por tres diosas,
Hera, Afrodita y Atenea. Las tres diosas le pidieron a Paris que
eligiera quien pensaba que era más bella de las tres, y cada una de las
deidades le ofreció algo a cambio de ser elegida por el joven troyano. Paris
nombró a Afrodita como la más bella, ya que le había prometido el amor de
la mujer más bella del mundo,
Helena.
Helena era hija de reyes, así que un simple
pastor no podía pedir su mano, aunque Paris no se mantuvo mucho más tiempo como
pastor. El padre de Paris convocaba todos los años unos juegos, en memoria del
hijo que consideraba muerto. Paris participó en uno de estos juegos, ganándolos
frente a sus hermanos, quienes pensando que habían sido humillados por un
pastor decidieron matarlo, pero fueron detenidos por su hermana Casandra, una
adivina que demostró que Paris era
el verdadero hijo de Príamo.
Imagen:
Quién era Helena de Troya, antes de la Guerra de Troya
El origen de Helena de Troya es muy interesante,
ya que ella nació de un huevo
puesto por Leda, la mujer del rey de Esparta Tindáreo. Todo esto
fue debido a que Leda había yacido con un cisne, el cual realmente era Zeus en
una de sus transformaciones. Por todo ello, Helena era hija de Zeus, poseyendo
características como la inmortalidad, pero fue criada como una hija de los
reyes de Esparta.
Desde su infancia, Helena fue famosa en toda Grecia por su gran
belleza, lo que hizo que todos los reyes y príncipes de las zonas de
alrededor quisieran casarse con ella. Todo esto causó un gran problema a su
padre, ya que temía recibir represalias si elegía a un pretendiente por encima
de otros. Tindáreo decidió hacer jurar a todos los pretendientes que acatarían
la decisión del rey, que no buscarían venganza, y que si en algún momento
Helena fuera raptada lucharían junto a Esparta para recuperarla.
Tras los juramentos
Tindáreo eligió como esposo de Helena a Menelao, hermano del rey de Micenas.

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El rapto de Helena
Paris,
ya como príncipe de Troya, fue a Esparta debido a un viaje por
Grecia que le fue encargado por su padre. En la ciudad espartana fue recibido
por Helena y Menelao, el cual se acababa de convertir en rey de Esparta.
Al ver a Helena, Paris recordó la promesa
que la diosa Afrodita le había hecho, en la que le había prometido el amor de
la mujer más hermosa del mundo. Afrodita cumplió su promesa y mediante sus
poderes hizo que Helena se
enamorara de Paris, por lo que Helena estuvo de acuerdo en dejar a su
marido e irse a Troya junto a Paris. La pareja aprovechó que Menelao ya no se
encontraba en Esparta, ya que se había marchado a Creta, para huir de Esparta.
A este evento se le suele conocer como rapto de Helena, aunque otras fuentes hablan de
seducción de Helena, ya que una vez enamorada Helena se marchó sin poner
resistencia ni ser raptada.
A la llegada a Troya los ciudadanos no
estuvieron de acuerdo con el rapto, ya que consideraban que eso sólo traería
desgracias, viéndolo como una gran
ofensa a Menelao. Aun así la familia real troyana decidió que Helena
podía quedarse con Paris en la ciudad.
Por otro lado, Menelao reunió una enorme flota, formada
por las tropas de todos aquellos hombres que habían prometido defender a Helena
si la raptaban, y marchó hacia Troya, comenzando la Guerra de Troya.
Paris y Helena durante la Guerra de Troya
El papel de Helena y Paris fue muy diferente
durante la guerra
de Troya
Helena se mantuvo
en el palacio, donde tejía grandes tapices que representaban la guerra y poco a
poco los poderes de Afrodita fueron dejando de funcionar en ella. Por otro
parte, Paris demostró ser un gran guerrero, especialmente mediante el uso del arco, siendo capaz de matar al gran
Aquiles.
El final de Paris llegó mucho antes que el
de Helena, siendo asesinado por una flecha de Filoctetes. Según los mitos los
siervos de Paris buscaron a Enone, su primer amor, ya que era la única capaz de
salvarle, pero ella decidió no ir ya que se sentía traicionada porque Paris
había preferido casarse con Helena en lugar de con ella, y por ello Paris
falleció.

La guerra fue ganada por los
espartanos y Helena se
reconcilió con Menelao, terminando con ello la historia de Paris y Helena.
Helena de Troya y Paris: la historia de amor que provocó una guerra
Paris y Helena de Troya, dos personajes que
pudieron ser leyenda o pudieron ser verdad, pero cuyo amor trascendió épocas
hasta perpetuarse como el símbolo del amor predestinado. Juntos a pesar de
todo, juntos cueste lo que cueste, aunque lo que cueste sea una guerra. Esta es
la historia de amor que provocó la guerra de Troya.
Obligados a amarse por mandato divino
Aunque se la conoce como Helena de Troya, realmente
era de Esparta. Paris era un príncipe que procedía de Troya y a él la diosa del
amor, Afrodita, le había prometido a la mujer más bella del mundo. El amor
entre Paris y Helena estaba pues decidido por los dioses, estaba
predestinado.
Un buen día estaba Helena en su palacio de
Esparta junto a su marido y apareció por allí el príncipe troyano Paris. Como
era costumbre por las leyes de hospitalidad en la Grecia antigua, le dieron
alojamiento y le agasajaron con banquetes, regalos y buena conversación. Paris no podía apartar la mirada de la
hermosa Helena y ella no podía dejar de mirar a aquel joven
príncipe que por fuerza tenía que ser su famoso Príncipe Azul.
Paris y Helena se volvieron
locos de amor. Helena se fugó con
Paris y juntos se fueron a Troya. Aunque luego
muchos dijeron que el príncipe troyano la había raptado. Los griegos no
pudieron soportar la afrenta del troyano o la vergüenza de la espartana. El
caso es que se juntaron todos los reinos griegos para atacar la ciudadela de Troya.
Y así es como empezó la guerra más famosa de todos los tiempos: la guerra de
Troya.
La historia de amor que acabó en guerra
Poco les duró la felicidad a la pareja de enamorados. En cuanto las
tropas griegas desembarcaron en las playas troyanas, la felicidad conyugal se
convirtió en un infierno de
culpabilidades y reproches. El pueblo de Troya estaba rendido a los
encantos de Helena y no estaba dispuesto a devolvérsela a los griegos. Al menos
al principio. Pero cuando los años pasaron y la guerra continuaba empezaron a
ver a la hermosa Helena como la causante de sus desgracias.
Helena
se consumía por la culpa y Paris por la impotencia de no poder poner fin a la
guerra. Tan sólo tenían escasos momentos a solas para amarse y olvidarse de la
cruda realidad, porque en la intimidad de su alcoba seguían siendo dos
enamorados que estaban dispuestos a
todo por estar juntos. Así lo habían dispuesto los dioses. Sin embargo, el apoyo
divino no les duró para siempre.
Esta historia
de amor solo podía tener un final y es un final triste.
Cuando los griegos idearon el famoso caballo de Troya que arrasó la ciudad y
puso fin a la guerra, Paris fue brutalmente asesinado, mientras a Helena la
condujeron, desolada, pero digna, al encuentro con su marido. Helena pasó el
resto de sus días junto a su marido en Esparta, pero dicen que pasaba las
noches derramando lágrimas por Paris, el que fue el único amor de su vida.

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Cinco frases que harán llorar
a tu pareja
Cuando un hombre se pone romántico se
destapa un mundo de emociones y sentimientos que conmueven a su chica, se crean
ambientes y escenas tan amorosas
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1.1'El amor inunda mi
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mandar a tu chica antes de iros a dormir o por la mañana, como frase de buenos
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respiraciones, la que influye en cada una de mis decisiones, la que con su sonrisa me
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Inspírate en esta frase y modifícala para
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Diez frases de amor de
Shakespeare
El escritor más romántico de todos los
tiempos, Shakespeare, hace
que con sólo oír su nombre llegue a la cabeza el concepto amor. Pon un toque de romanticismo en la relación con
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finas y realistas frases de amor:
1. 'Duda que sean fuego las estrellas, duda que el sol se
mueva, duda que la verdad sea mentira, pero no dudes jamás de que te amo'. Porque el amor es
maravilloso, y una gran fuente de confianza.
2. 'Si no recuerdas la más ligera locura en que el amor te hizo caer, no has amado'.
Y el amor es esa red en la que caemos sin descanso cada vez que nos volvemos a
enamorar.
3. 'El amor consuela
como el resplandor del sol después de la lluvia'. Realmente, no hay
nada más gratificante que el amor que consuela, llena y completa a la persona
amada.
4. '¡Oh amor poderoso! Que a veces hace de una bestia un
hombre, y otras, de un hombre una bestia'.
Nadie puede dudar de lo maravilloso del poder del amor.
5. 'Ahora se unen las manos, y con las manos sus corazones'. Y el contacto físico dio
lugar a lo más maravilloso del mundo, que es un corazón entero, puro y
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6. 'Tan imposible es avivar la lumbre con nieve, como apagar el fuego del amor con
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los enamorados.
7. 'El amor de los jóvenes no está en el corazón, sino en
los ojos'. Y el alma fue el gran protagonista de un verdadero amor.
8. 'El amor alivia
como luz del sol tras la lluvia'.
El consuelo más absoluto, del romanticismo más grande.
9. 'Se puede hacer mucho con el odio, pero aún más con el
corazón'. Un corazón, el verdadero responsable de la felicidad y la parte más
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10.'El amor no mira con los ojos sino con el
alma'. Porque el amor más verdadero no llega a través de los ojos, algo que
cualquiera puede utilizar, sino con el alma más pura.
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