DIÁLOGO DE BESUGOS
- ¿Y adónde vas tú?- me comentan algunas
personas que dicen quererme.
- Pues no lo sé muy bien, pero algo hay que hacer, que
el patio está muy jodido- les contesto.
- Pues si que tienes ganas de calentarte la cabeza, pa'
lo que te va a servir, si está todo el pescado vendido, yo no quiero barrer en
el desierto, ésto no hay quien lo cambie-.
- Ya, yo soy así, utópico a la vejez, deberías
apuntarte...-
- Lo siento, me pilla ya muy viejo, y he recibido
tantos "palos"-.
- Ok, si cambias de opinión, ya sabes dónde
encontrarme, perdona que te deje, es que me esperan unos jóvenes
universitarios, si, de esos NINIS, perroflautas...es que estamos tramando
algo...-
- Vale, pues que Dios te pille confesao...-
- ¿Qué?
(PETRU RYPFF)
¿Te has preguntado
alguna vez por qué somos pesimistas? Todos lo hemos sido alguna vez.
Quién no se recuerda a sí mismo convencido
de la derrota de su equipo, o con unas expectativas bastante pésimas respecto a
aquella fiesta a la que asistía casi por obligación, o diciéndose: "Bah, para qué lo voy a intentar, si
seguro que no lo paso bien, no intereso
a nadie, me darán de lado como siempre".
"¡No era pesimismo, era
realismo!" Ya... a ver si nos enteramos: real
es lo que está pasando ahora, no lo que aún no ha pasado.
Nuestras predicciones pesimistas
son un mecanismo de defensa frente al dolor que puede suponer un fracaso o
evento negativo, ante la adversidad. Pero
son un mecanismo inválido, inútil. Me explico:
Pongamos el ejemplo del aficionado que
piensa que su equipo va a perder. "Jo, seguro
que perdemos, tenemos muchos lesionados, el otro equipo llega en muy buena
racha, los árbitros la tienen tomada con nosotros..." Se lo dice a sus
amigos, que están viendo el partido con él, rodeados de cervezas y ricos
aperitivos. Pero también se lo dice a él mismo. Es su manera de lanzarle al
cerebro el siguiente mensaje: "Si finalmente tu equipo pierde, no
debes sufrir, porque ya lo sabías".
El pesimismo pretende prepararnos
para la decepción y el dolor al que nos vemos expuestos ante un evento no
deseado.
Pero, ¡no sirve! ¿Qué más da que supieras
que tu equipo iba a perder? Porque en el fondo, deseabas con todas tus fuerzas
que ganase, porque en el fondo mantenías esa ilusión, y cuando finalmente ha
perdido, te has sentido muy decepcionado por la derrota. Y por mucho que ocultaras esa ilusión a tus amigos, dentro de ti,
el pesimismo no ha podido acabar con ella.
Cuando iniciamos proyectos y nos proponemos
unas metas, sin embargo, el
optimismo actúa como una fuerza que nos acerca a nuestro objetivo, porque se
produce un ajuste entre las expectativas y el esfuerzo. Es decir: El pesimismo no nos prepara para hacer frente
al fracaso, pero el optimismo sí nos prepara para poner los medios hacia el
éxito.
Sin dejar nunca de ser un optimista no ingenuo, pensar que la suerte me acompañará o que
tengo los suficientes recursos personales para afrontar los retos que me
proponga, nos dota de fuerza de voluntad, frente al inmovilismo en
el que nos sumerge el pensamiento negativo.
Pero... Por mucha confianza que tenga en la
victoria de mi equipo, eso es algo que no controlo. O por mucho empeño que
ponga, a veces las cosas no salen como uno quería. Pero ante esas situaciones, no nos ayuda en nada pensar: "¿De qué ha
servido?, no tendría que haber puesto tanta ilusión, la próxima vez será mejor
que me esté quietecito o piense que todo va a salir mal, así no me llevaré una
decepción..."
Tienen mucho en común excepto que Trudi es alegre y optimista mientras
que Debbie sufre de ataques de depresión profunda.
Es posible que su depresión fuera provocada por un evento importante en
su vida, aunque no está claro cuál podría haber sido.
Estudiando a un grupo de mellizos idénticos como Debbie y Trudi, el
profesor Tim Spector, del hospital St. Thomas de Londres, Reino Unido, ha
estado tratando de resolver interrogantes fundamentales sobre la manera que se
forma nuestra personalidad.
¿Por qué hay personas más positivas
sobre la vida que otras? Spector ha podido identificar un puñado de genes que
están activos en un gemelo y no en el otro. ¿Inmutable?
Con gemelos como Trudi y Debbie se
encontraron cambios en sólo cinco genes en el hipocampo del cerebro, los que
sospechan disparan la depresión de Debbie.
Los estudios con mellizos indican que, cuando se trata de la
personalidad, cerca de la mitad de las diferencias entre seres humanos se debe
a factores genéticos.
Pero Spector anota que a lo largo de nuestras vidas, respondiendo a
factores ambientales, nuestros genes constantemente van ajustando la intensidad
con que se expresan, en un proceso conocido como epigenética.
El profesor, que se describe como un optimista, espera que esta
investigación lleve a mejores tratamientos para la depresión y la ansiedad.
"Solíamos decir que no podemos cambiar los genes. Ahora sabemos que
existen estos mini-mecanismos que pueden encenderlos o apagarlos. Estamos
recobrando el control de nuestros genes".
Aún más sorprendente es la investigación que ha identificado cambios en
la actividad de los genes causada por la presencia o ausencia del amor
maternal.
El
profesor Michael Meaney, de la Universidad McGill en Canadá, está investigando
la manera de medir cuántos receptores de glucocorticoides están activos en el
cerebro de una persona.
El número de receptores de glucocorticoides activos es un indicador de la habilidad de la persona para
soportar el estrés. Y es posible que también sea una medida de cuán bien
fue cuidada cuando era joven, reflejando cuán ansiosa o estresada estaba la
madre y cómo eso impactó en la cantidad de afecto que recibió en los primeros
años.
Yo soy uno de un pequeño puñado de personas a las que les han hecho el
examen y tiene los resultados. Aún no le he dicho nada a mi madre.
Citas sobre el pesimismo
§ Un
pesimista ve dificultad en cada oportunidad. Un optimista ve oportunidad en
cada dificultad
- Winston Churchill
§ Quien
es pesimista antes de los 48 años sabe demasiado; quien es optimista después,
sabe muy poco - Mark Twain
§ Bendito
sea quien no espera nada pues nunca se desilusionará
- Alexander Pope
§ Un
pesimista es una persona que ha tenido que escuchar a demasiados optimistas - Don Marquis
§ Un
optimista puede ver luz donde no la hay pero ¿por qué tiene el pesimista que
correr siempre a apagarla? - Rene Descartes
§ La
base del optimismo es puro terror - Oscar Wilde.
§ Ningún
pesimista ha descubierto nunca el secreto de las estrellas ni ha navegado por
mares desconocidos ni ha abierto una nueva puerta para el espíritu humano - Helen Keller.
§ El
pesimismo es un asunto de la inteligencia; el optimismo, de la voluntad - Antonio Gramsci.
§ Me
gustan los pesimistas. Son ellos los que siempre traen los salvavidas al bote - Lisa Kleypas
“Soy alguien que tira más hacia el extremo
pesimista del espectro pero me gustaría cambiar, así que fui a visitar a la
psicóloga y neurocientífica Elaine Fox en su laboratorio en la Universidad de
Essex, Reino Unido”.
Para Fox cómo nuestra "mentalidad afectiva", la manera en la
que vemos el mundo, nos define.
Además de usar cuestionarios, ella y su equipo buscan patrones
específicos de actividad mental. Empezaron midiendo los niveles de actividad
eléctrica en ambos lados de mi cerebro con un electroencefalograma.
Resulta que tengo una actividad eléctrica
más alta en mi corteza frontal derecha que en la izquierda. Eso, me explica
Fox, está asociado con personas que son proclives a niveles más elevados de
pesimismo y ansiedad.
Después hicieron otro examen, diseñado para
medir mi "sesgo negativo". Con los cables aún conectados, me
pidieron que apretara un botón cada vez que viera puntos brillando en un patrón
particular detrás de los rostros que me mostraban en una pantalla de ordenador.
Me dijeron que no me concentrara en las caras, sólo en los puntos.
"A veces
-me dijo Fox más tarde- había una cara enojada cerca de los puntos y a veces
una feliz. Su respuesta ante los puntos que aparecían cerca del rostro
disgustado era más rápida". "La razón es que ya le había llamado la
atención ese rostro, aunque usted no se hubiera dado cuenta".
¡Confirmado! pero ¿hay remedio?
Las pruebas confirmaron que tengo fundamentalmente un sesgo negativo. Para
contrarrestarlo, Fox sugirió un corto tratamiento
de modificación de sesgos cognitivos y meditación con atención plena.
Ser pesimista, constantemente pendiente de
lo que puede ir mal, hace que uno esté más estresado y ansioso. Es más que un
estado mental: está poderosamente conectado con la salud.
En un estudio que empezó en 1975,
científicos le pidieron a más de mil habitantes del pueblo de Oxford, en Ohio,
EE.UU., que completaran un cuestionario sobre sus empleos, salud, familia y
actitudes frente a envejecer.
Décadas más tarde, la profesora Becca Levy,
de la Universidad de Yale, EE.UU., fue a ver qué había pasado. Cuando revisó
los registros de muertes encontró que quienes se habían mostrado más optimistas
frente a la vejez habían vivido, en promedio, unos siete años y medio más que
los pesimistas.
Fue un descubrimiento notable que tuvo en
cuenta otras posibles explicaciones, como el hecho de que la gente que era más
pesimista podría haber sido influenciada por enfermedades o depresión..
Resultados similares emergieron de un estudio encabezado por Deborah
Danner en la Universidad de Kentucky, EE.UU. Examinaron los diarios de 180
monjas católicas, escritos cuando entraron en los conventos en los años 30. Monjas
que viven en una comunidad cerrada son un buen grupo de estudio pues comparten
el mismo entorno la mayor parte de sus vidas, comen igual y tienen experiencias
similares. Marcaron rigurosamente los diarios de acuerdo a la visión optimista y
pesimista. Cuando los
investigadores rastrearon lo que había sido de ellas, descubrieron que aquellas
que habían expresado emociones más positivas sobre la vida cuando estaban en
sus 20 vivieron hasta 10 años más que las otras.
En lo que a
mí concierne, tras siete semanas de modificación de sesgos cognitivos y
meditación con atención plena me sentí más calmado y volví al laboratorio de
Fox a hacerme más pruebas. Los resultados fueron extremadamente alentadores. Al parecer, incluso tarde
en la vida uno puede cambiar de actitud y eso es algo que incluso un pesimista
puede celebrar.
Crecimiento personal: El trabajo empieza y termina en uno mismo
Claves para ser feliz
No hay comentarios:
Publicar un comentario