Los 26 lugares abandonados más espectaculares de España
14. El polvorín y canteras de Hontoria
De esta montaña, situada en Hontorio de la Cantera, se extrajeron piedras que hoy lucen en
la catedral de Burgos. Sin embargo, en el interior no luce nada, sino una
historia olvidada y lagunas. Del esplendor de minas Moria al
eclipse de los orcos. Algo así. La cantera de Hontoria fue una mina rica y
agitada. Durante la guerra, el ejército franquista la tomó como polvorín. Aquí
se almacenaron armas y munición. El lugar quedó definitivamente abandonado en
1998 y se decretó el fin de zona de seguridad en 2004 (un foso rodeaba el
recinto, junto al alambre de espino y concertinas). El recinto es ahora de
libre acceso.
Sancti Petri es un islote que pertenece a San Fernando (Cádiz). Se dice que antiguamente albergaba el templo más famoso de Occidente: el templo de Hércules, dedicado al dios Melkart. Fue un lugar próspero sustentado en la almadraba, pero en los 70 llegó la ruina y las familias abandonaron la isla. Se convirtió en escombros, musgo y salitre. Hoy se organizan visitas guiadas al castillo (declarado Bien de Interés Cultural), puestas de sol musicales y recreaciones históricas. Para llegar se puede alquilar barco o kayak desde el Puerto de Sancti Petri.
16. “Un ilustre cadáver”
Moya dominaba,
de un vistazo, un territorio amplísimo de Teruel y Valencia. Era una villa
medieval, bien situada, a más de 1.100 metros de altitud sobre un montículo.
Fue un lugar disputado sobre el que hoy no mira ni la Administración. Moya tuvo
siete puertas, muralla, castillo, siete iglesias (una en pie), dos conventos,
ayuntamiento, hospital y plaza mayor. Se abandonó en torno al 1950. Se declaró
Conjunto Histórico en 1982. A Moya se llega por la nacional que une
Cuenca con Teruel (desviación a Landete).
La Serranía Baja es una
comarca perteneciente a la provincia de Cuenca. Es una región que mezcla
grandes valores de medio ambiente, arte e historia. Su territorio se extiende entre densos
pinares, bosques de sauces y acebos, barrancos y angostas vegas. Destacan las dolinas de hundimiento
tectónico del Monumento Natural de Palancares y Tierra Muerta, las lagunas de Cañada
del Hoyo, con su castillo del siglo XV, y las ruinas de Moya.
17. El palacio olvidado y versallesco
El Palacio abandonado de los Gosálvez está en Villalgordo
del Júcar (Albacete). La estirpe de los Gosálvez tuvo su mejor momento a
principios de 1902, cuando mandó levantar este palacio de influencia francesa,
pretenciosa y con casi 370 ventanas. Decayeron los Gosálvez hacia 1960 y el
palacio es ya una metáfora de la caída de una familia. La esposa del zar
Nicolás II regaló a la familia la fuente central. Hoy solo queda la base y el
recuerdo. Se conoció como “la zarina”.
En 2006 se vio el lugar como una
oportunidad: Los Núñez Ruiz compraron el palacio y los alrededores para
construir un hotel. Continúa dando miedo, excepto cuando graban spots con
modelos.
18. El sanatorio
de Cesuras
Aquí vendrían los tuberculosos.
Pero no. Jamás se llegó a utilizar. El sanatorio se proyectó en 1920 en Oza-Cesuras (A Coruña). Estaba rodeado de un bosque de
pinos y eucaliptos: el Parque del Sanatorio. Sólo se levantó un tercio de lo
previsto en plano por Rafael González Villar, el arquitecto. La obra se
paralizó en 1931.
Se ha querido adaptar el sanatorio para
convertirlo en una escuela de hostelería, pero es una idea, humo todavía, un
proyecto embrionario. Del bosque de pinos y eucaliptos de la foto queda poco.
Sigue en pie el edificio, más desangelado que nunca.
19. LA ALDEA MALDITA DE ABUÍN, (PARROQUIA DE
LEIRO, CONCELLO DE RIANXO, A CORUÑA)
Abuín guarda
una oscura leyenda que se le fue atribuyendo al pasar los siglos. A
mediados del S. XIV por este lugar pasó la famosa peste negra, asolando esta
aldea y dando paso a numerosas leyendas. De acuerdo con la creencia popular, es
imposible determinar cuando tuvo lugar esta plaga pues las fechas se pierden en
la memoria. Muy pocos saben, incluso buena parte de los “rianxeiros”, que el municipio arousano esconde un tesoro. Está
en el lugar de Abuín,
en la parroquia de Leiro, provincia
de La Coruña, desde hace siglos, pero nunca nadie llegó a desenterrarlo, y
ninguno de los que conocen el misterioso lugar recomendaría a otra persona que
se aventurase a buscar las riquezas ocultas entre las piedras y la maleza.
Porque está maldito, o eso dice la leyenda. Su hechizo llevó a toda una aldea a
desaparecer.
La historia de la aldea maldita se desarrolla entre lo mítico y lo real
con una única certeza: que fue abandonada por sus habitantes después de la
muerte de buena parte de ellos. Más allá de las distintas versiones que
explican la procedencia de la maldición, en lo que si hay coincidencia es en
las consecuencias que aquel mal agüero tuvo para los habitantes de la aldea. Plagas
que acabaron con la vida de cuanto encontraron a su paso están detrás de que
los cuatro muros que quedan en pie en Abuín sean conocidos en la zona como la
aldea maldita.
Dicen que unos ladrones que se llevaron las riquezas del Monasterio de
Armenteira se las entregaron al cura de Abuín para que las escondiera. A la
mañana siguiente el párroco había muerto, y a él le siguieron los vecinos de la
aldea, uno tras otro. Esto hizo pensar
en una maldición divina. La aldea fue abandonada hasta la fecha: hoy solo el
silencio y la naturaleza habitan en Abuín. Hay quien piensa que el tesoro sigue
escondido bajo una de las construcciones que antaño fue capilla y quien dice
que el que encuentre el cáliz robado por el cura sufrirá la maldición. Pero por
increíble que pueda parecer hay una explicación racional, alejada de leyendas y
maldiciones, que arroja luz sobre lo que ocurrió en la aldea maldita y que
incluso pone fecha al abandono. Según parece la peste llega, allá por el siglo
XIV desde el puerto de O Grove. Aquel fue el episodio más virulento de la
enfermedad que causó en Europa 25 millones de muertos. La rapidez con la que se
propagó la peste llevó a la gente a creer que se trataba de un castigo divino,
por lo que abandonaban la aldea en la que vivían pensando que estaba maldita. Lo
cierto es que Abuín se transformó en una aldea maldita al sufrir en sus carnes
la virulencia de la Peste Negra, totalmente extendida por la península Ibérica.
Tras la muerte de muchos de sus habitantes, los que sobrevivieron, estaban
horrorizados pensando que la causa de sus males tenía procedencia divina como
castigo por la profanación del tesoro religioso robado en Armenteira, y
comenzaron a huir de aquel terrible lugar, al que comenzaron a considerar como
una aldea maldita.
Hay que tener en cuenta los precarios medios de la medicina de aquella
época y la ostensible virulencia de la Peste Negra que actuó de forma atroz,
provocando la muerte rápida en un tercio de la población en el mejor de los
casos. Los lugareños no tuvieron duda alguna de que el infortunio se encontraba
en el interior de la aldea, por lo que trataron de abandonarla con rapidez, no
sin antes dejar, tal como se constata en lo que debió ser la calle principal
que cruzaba el pueblo, unas marcas que se han relacionado como los avisos para
todo aquel que osara poner los pies en su interior. Lo que probablemente no
sabían, o no querían saber, es que la Peste Negra llegó a la zona a través del
puerto de O Grove en algunas naves de carga procedente de los países europeos
ya muy afectados por la enfermedad, quizá a caballo entre los siglos XIII y
XIV, extendiéndose por la comarca como un reguero de pólvora.
Hoy en día, todavía pueden verse los muros de tres viviendas y los
suficientes restos de piedras de construcción desperdigadas en el entorno que
dan idea clara de la existencia de otras viviendas. Para llegar a Abuín hay que
tener conocimiento de su existencia y una idea aproximada de su ubicación, ya
que no se llega con coche y es necesario caminar y adentrarse en el monte,
poblado de árboles que apenas dejan intuir lo que protegen. Las silvas, típicas
plantas de los montes gallegos, provistas de abundantes y fuertes espinas, las
hiedras, árboles, arbustos y una gran maleza, ocultan y protegen los restos de
este poblado maldito. Dada la precariedad de medios de los habitantes de la
aldea maldita, no tenían grandes posibilidades de huir muy lejos. Sus
posesiones y sus tierras estaban ubicadas allí, y de ellas malvivían. Su
extraña huida no les condujo mucho más lejos de las últimas paredes de las
casas del pueblo. Se asentaron de nuevo, algunos construyendo sus nuevas
viviendas casi pared con pared de las que consideraban malditas, pero con el
tímido convencimiento de que el meigallo que acabó con la vida de aquel lugar,
no saldría del entorno de la aldea.
Decir
que todo lo comentado va en relación con la vieja aldea de Abuín, pero hoy en
día muy próxima a ésta, tenemos la nueva aldea de Abuín, en la que viven sin
ningún tipo de problema un buen puñado de vecinos.
EL AUTOR: ANTONIO CENIZA ©CENIZA777
20. El pueblo paranormal de Ochate
Otro pueblo
maldito y también en ruinas es el de Ochate, en Burgos. Se volvió muy popular en los años 80 cuando
salió publicado en un artículo de la revista desaparecida Mundo
Desconocido. Por aquel entonces ya estaba abandonado y la foto que
acompañaba el texto mostraba un ovni sobrevolando los alrededores del pueblo.
Desde entonces, los seguidores de lo paranormal lo convirtieron en un lugar de
peregrinación. Hay quienes aseguraban que en él se oían cacofonías de una niña
y su madre. Aunque el pueblo tuvo varios nombres y estuvo despoblado en
diferentes ocasiones, no fue hasta el siglo XIX cuando quedó definitivamente
desierto debido a las epidemias y misteriosas desapariciones. Pocas ruinas
quedan hoy en pie. Uno de los monumentos que aún se conservan es la torre de
Miguel.
Tres fueron las epidemias que devastaron el pueblo de Ochate, quedando solitario y engullido por la naturaleza. Más tarde se vivieron diferentes avistamientos y luces en el cielo, extrañas desapariciones, escabrosas voces que rompían el silencio, densas nieblas que emergen en el despoblado, sombras antropomorfas, suicidios… así es Ochate, el pueblo maldito… ¿o no?
Todo comenzó en 1981 cuando periódicos y diarios especializados de la época publican una fotografía bajo el título “El OVNI de Treviño”. Ésta foto es tomada por Prudencio Muguruza Guerrero, un joven vitoriano que, paseando por las inmediaciones de Aguillo, se topó con una especie de bola incandescente.
El pueblo sufre en el siglo XIX tres graves epidemias en apenas una década. La primera, en 1860, es protagonizada por el tifus. Poco después, en 1864, llega la viruela. Y finalmente en 1870, y más devastadora, Ochate es azotada por el cólera dejando tal número de cadáveres que ya no cabían en el cementerio. Vecinos de pueblos cercanos tienen que llevar a cabo los enterramientos en una ladera cercana. Lo realmente misterioso es que ésta epidemia solo afectó al pueblo maldito. Dos años antes del exterminio, el párroco del pueblo, Antonio Villegas, desaparece para siempre de camino a la ermita de Burgondo. Nunca más se supo de él. Muguruza también hace hincapié en la desaparición de un vecino de Marquínez, varios perros y extrañas luces que recorren los cielos.
A tan solo 20 kilómetro de Vitoria-Gasteiz nos topamos con uno de los lugares que más expectación ha suscitado entre la multitud. Un rincón del Condado de Treviño con un oscuro pasado lleno de misterios sin resolver, ¿O quizás esos enigmas han sido infundados por una antigua historia adornada a base de leyendas locales? Desgranemos más a fondo Ochate y descubramos su realidad.
Todo comenzó en 1981 cuando periódicos y diarios especializados de la época publican una fotografía bajo el título “El OVNI de Treviño”. Ésta foto es tomada por Prudencio Muguruza Guerrero, un joven vitoriano que, paseando por las inmediaciones de Aguillo, se topó con una especie de bola incandescente.
Pero no es hasta 1982 que estalla el revuelo de Ochate. A raíz de su fotografía, Muguruza se interesa por la zona, en especial por Ochate, llevando a cabo varias investigaciones sobre el pueblo abandonado. Es cuando aúna historia y leyenda publicando un artículo en la revista paracientífica más importante de la época “Mundo Desconocido”, el cual revolucionó por completo a las masas.
Es el comienzo de la historia negra que ha rodeado a Ochate durante años y la adopción del sobrenombre “Ochate, el pueblo maldito”. Hasta aquí se acercaron aficionados a lo paranormal, investigadores, ufólogos, etc. Incluso se han llevado a cabo rituales, sesiones de güija y espiritismo. Unos años después, en 1987, un grupo de investigadores encabezados por Alberto Fernández, se aceraron a Ochate con la idea de captar en sus grabadoras voces de ultratumba. Consiguieron captar dos psicofonías, convirtiéndose en las más famosas del lugar:
“Pandora” o “Kanpora” y “¿Qué hace la puerta cerrada?”. Lo insólito vendría a la hora de regresar a sus vehículos. Los compañeros de Alberto lo encontraron asfixiado dentro de su coche con las ventanillas precintadas. Con el paso del tiempo todo parecía calmarse, pero no tardó en llegar una nueva inyección de misterio. En 1999 Iker Jiménez publica su libro “Enigmas sin resolver”, donde vuelve a hacer hincapié en los fenómenos paranormales ocurridos en Ochate, añadiendo, a lo ya conocido por Muguruza, misteriosas nieblas que aparecen como por arte de magia, varios suicidios y seres extraños que recorren la zona.
“Pandora” o “Kanpora” y “¿Qué hace la puerta cerrada?”. Lo insólito vendría a la hora de regresar a sus vehículos. Los compañeros de Alberto lo encontraron asfixiado dentro de su coche con las ventanillas precintadas. Con el paso del tiempo todo parecía calmarse, pero no tardó en llegar una nueva inyección de misterio. En 1999 Iker Jiménez publica su libro “Enigmas sin resolver”, donde vuelve a hacer hincapié en los fenómenos paranormales ocurridos en Ochate, añadiendo, a lo ya conocido por Muguruza, misteriosas nieblas que aparecen como por arte de magia, varios suicidios y seres extraños que recorren la zona.
“Luces en la Puerta Secreta”, Mundo Desconocido. En su artículo titulado “Luces en la Puerta Secreta”, Muguruza nos narra los sucesos oscuros y paranormales que han ocurrido en Ochate. Demos un repaso por los más significativos.
La verdadera historia de Ochate
Para encontrar la primera referencia escrita sobre Ochate nos tenemos que remontar hasta el año 1025, donde se muestra en el documento de la “Reja de San Millán”, con el nombre de Gogate. Se tienen evidencias medievales de una ocupación anterior, gracias al descubriendo de una necrópolis (siglos IX-X) próxima a Ochate. Ésto no es novedoso en el Condado de Treviño, recordar que en el pueblo de Laño tenemos las cuevas eremíticas de Las Gobas y Santorkaria. Gogate estaba localizado al oeste del actual Ochate, en una zona llamada Alto de San Pedro y muy cerca de la necrópolis medieval. Un punto estratégico por el cual transcurría la antigua Ruta del Vino y el Pescado, un camino comercial que unía la Rioja Alavesa con el mar Cantábrico.
La siguiente mención la encontramos en la “Nómina Calagurritana” (1238-1257). Aquí ya adopta un nombre distinto, Chochat. Pocos años después, en 1295, Chochat será abandonado durante más de doscientos años. Hasta que en 1522 vuelve a ser ocupado por varias familias. El pueblo de Chochat se convierte ahora en el actual Ochate, cambiando también su ubicación al margen contrario del pequeño arroyo. Es ahora cuando se construye la nueva iglesia de San Miguel Arcángel, actual torre que todavía queda en pie. A principios del siglo XIX se abrió el nuevo Camino Real Nuevo de Vitoria Laguardia, dejando a Ochate fuera de éste importante trazado mercantil. Esto fue el comienzo de su fin. Poco a poco el pueblo fue perdiendo importancia y los habitantes se acabaron desplazando a pueblos cercanos como Imíruri.
Es cierto que Ochate estuvo afectada por la pandemia de gripe española en 1918, pero solo hay constancia de una muerte. Nada que ver con las tres epidemias que apunta Muguruza.
El último caso que dio fin al pueblo maldito fue el asesinado impulsado por Jacinto Ramírez. Jacinto era una persona agresiva y algo desequilibrado lo que provocó que varias familias del pueblo abandonasen el lugar. Pero es en 1936 cuando Jacinto asesina a otro pastor en una de las viviendas de la aldea. Es así como Eusebio, único habitante de Ochate, decidiese marcharse. El pueblo fantasma ya es una realidad.
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21. Cortijo del Fraile, el drama de las Bodas de
sangre
Abandonado y en ruinas, este
imponente cortijo situado en el campo de Níjar (Almería), fue uno de los escenarios donde se
desarrolló la trágica historia que inspiró a Federico García Lorca a
crear Bodas de sangre.
Los hechos ocurrieron en julio de 1928, un
día antes del enlace matrimonial entre Francisca Cañadas, hija del aparcero del
Cortijo del Fraile; y el hermano de su cuñado, Casimiro Pérez. En la víspera,
la novia decidió huir con su primo Francisco Montes, del que estaba enamorada
desde pequeña. Cuando su cuñado –y hermano del novio– José Pérez se enteró, fue
detrás de ellos con una escopeta. Los disparos lograron alcanzar a Federico,
quién murió en el ataque a escasos kilómetros del cortijo. Francisca quedó
herida. El asesino, por su parte, sólo estuvo tres años en prisión.
Esta historia también fue recogida
por la periodista Carmen de Burgos en su novela Puñal de claveles; y el cortijo
fue utilizado como escenario en algunas películas como El bueno, el feo
y el malo, La muerte tenía un precio y Yo soy la
revolución.
22. El monasterio de Santa María de Rioseco
Al norte del valle de Manzanedo,
en la provincia de Burgos, está el monasterio de Santa María de Rioseco. Un
monumental edificio que perteneció a la comunidad cisterciense y que, tras la
Desamortización de Mendizábal, acabó siendo abandonado. Dada su historia y la
belleza de las instalaciones, Santa María de Rioseco ha sido declarada Bien de
Interés Cultural. Desde el año 2010, el colectivo Salvemos Rioseco ha trabajado
para conservar los restos del edificio, dar a conocer su importancia
patrimonial y realizar visitas guiadas en horarios concertados.
23. El internado de élite
El Colegio internado Internacional
de Izarra fue uno de los más prestigiosos de Álava. Como bien se puede leer en
los comentarios de los ex alumnos del artículo original: Un lugar en el que
estudiaban “Lo peorcito de lo mejorcito”, sobre todo en la época estival.
Antes de convertirse en un centro de
estudios, Izarra sirvió como residencia a la familia Oriol. Unos marqueses
afines de Franco que ayudaron a financiar el golpe militar contra la República.
En 1936, el chalé se convirtió en el blanco de la artillería republicana
durante la guerra. Después de la guerra civil, la casa pasó a manos de los
jesuitas y, en 1967, un rico empresario bilbaíno lo convirtió en un internado
de élite. Para ello construyó varios pabellones y amplió las zonas de ocio:
piscinas, hípica, jardines, pista de patinaje, de tenis, etc. Aunque el
escándalo no tardó en llegar: el dueño del centro fue acusado y procesado por
pederastia. Su prestigio se intentó recuperar convirtiéndolo en un colegio
inglés, pero la iniciativa no funcionó y el centró terminó cerrando definitivamente.
También se quiso convertir en viviendas de lujo, por la Fundación del Deportivo
Alavés, pero no obtuvieron los permisos del Ayuntamiento de Urkabustaiz.
En 2011 el internado de Izarra sufrió un
grave incendio. Desde entonces, permanece tapiado para evitar que sufra ataques
vandálicos y que haya accidentes por culpa del mal estado de sus instalaciones.
El recinto está vigilado y en él aún se conserva el altar de los jesuitas,
esculturas y las salas del colegio.
En los años ochenta fue el colegio en el que internaban a los hijos de las elites vascas y del resto de España. Fue creado inicialmente por los jesuitas, pero pronto fue adquirido por el grupo Rumasa, que le labró la fama de impartir una educación ejemplar, tanto en lo religioso (no hay que olvidar la vinculación con el Opus de José María Ruiz Mateos) como en lo disciplinario. Tenía varios edificios con aulas, zonas deportivas y la residencia en la que dormían los estudiantes, todo ello repartido sobre una superficie superior a los 100.000 metros cuadrados.
En los años ochenta fue el colegio en el que internaban a los hijos de las elites vascas y del resto de España. Fue creado inicialmente por los jesuitas, pero pronto fue adquirido por el grupo Rumasa, que le labró la fama de impartir una educación ejemplar, tanto en lo religioso (no hay que olvidar la vinculación con el Opus de José María Ruiz Mateos) como en lo disciplinario. Tenía varios edificios con aulas, zonas deportivas y la residencia en la que dormían los estudiantes, todo ello repartido sobre una superficie superior a los 100.000 metros cuadrados.
Con la expropiación de Rumasa, el colegio pasó a manos del Estado, que se lo traspasó al Grupo Montessori, que lo rebautizó como "Izarra International College" y lo integró en el sistema educativo inglés. No funcionó como negocio, así que finalmente acabaría en las manos del Deportivo Alavés, que pretendía convertirlo en un centro de alto rendimiento deportivo. Pero la mala situación financiera del equipo de fútbol le obligaría finalmente a vendérselo a la Diputación de Alava , actual propietario, que no sabe muy bien qué hacer con estas instalaciones.
24. Túnel de La Engaña
No resulta nada extraño encontrarse construcciones en España que nunca fueron utilizadas. El túnel de la Engaña es uno de esos primeros despilfarros que acabaron abandonados. Su construcción se comenzó en los años 40 y en él trabajaron reclusos republicanos que fueron utilizados como mano de obra esclava. Algunos de ellos murieron y otros sufrieron graves problemas de salud debido a las condiciones.
La idea de Franco era unir Vega de Pas (Cantabria) con Pedrosa de Valdeporres
(Burgos) como parte de la línea de ferrocarril que uniría Santander con el
Mediterráneo. Las obras duraron unos ocho años, y nunca fueron finalizadas. No
obstante, hasta la llegada del tren de Alta Velocidad, la Engaña fue el túnel
más largo de España. Tenía casi 7 kilómetros de recorrido.
Para saber más acerca de su
historia os recomendamos el documental Una gesta bajo la maleza, del director cántabro Richard
Zulbezu.
25. El balneario de La Puda de Monserrat
Junto al río Llobregat, en el término de Esparraguera, en el siglo XVIII
se descubrieron aguas sulfurosas. Un hallazgo que hizo que, para aprovechar sus
beneficios, se construyese un balneario. Fue en 1870 y, debido a que este tipo
de centros y tratamientos estaban en auge, en las siguientes décadas fue
ampliándose.
En el siglo XIX y durante la guerra civil La Puda de Montserrat se puso
de moda entre la burguesía catalana, quienes se solían hospedar en el hotel
Gori de Olesa de Montserrat (actualmente sede del ayuntamiento). Su agua era
tan popular que se vendía en botellas en Barcelona y el balneario llegó a tener
hasta su propia parada de ferrocarril. Fueron los momentos de gloria de La
Puda, que cerró sus puertas en 1958. En la década de las 70, debido a las
crecidas del río Llobregat que provocó varias inundaciones, el complejo quedó
gravemente afectado. Hubo intentos de convertirlo en un manicomio y hotel,
incluso de reabrirlo como balneario de nuevo. Sin embargo, La Puda de
Montserrat actualmente se encuentra en estado ruinoso. En mayo de 2018 fue
asaltado y un grupo de ladrones se llevó algunas piezas de valor como un
ascensor de 1924.
La historia de La Puda de Montserrat está
recogida en el libro Un balneari als peus de Montserrat, de Gemma
Estrada.
26. El sanatorio de Marina de Los Molinos
En 1949 abría sus puertas el sanatorio de
Marina de Los Molinos, en plena sierra de Guadarrama (Madrid). Aunque su
ubicación estaba muy alejada del mar, lo cierto es que estaba bien situado
respecto al resto de las instalaciones de la Armada española y a él podían
asistir todos los marinos y marineros alistados en las diferentes bases navales
de España. Además de los vecinos de Los Molinos, quienes veían llegar a
pacientes de todos los puntos del país. En sus inicios, el sanatorio fue
construido para tratar a enfermos de tuberculosis, aunque esta enfermedad logró
ser controlada poco después de su apertura y acabó especializándose en la neumología para
tratar afecciones pulmonares de los tres ejércitos.
El recinto tenía casi 9.000 metros cuadrados que abarcaban el sanatorio,
la residencia de médicos, la vivienda y otros edificios auxiliares. El
sanatorio de Marina de Los Molinos fue cerrado en 2001. Desde entonces, el
edificio ha permanecido abandonado y fue asaltado en diferentes ocasiones.
Actualmente su entrada está prohibida.
En el blog Esperando al tren se pueden leer algunas historias de antiguos pacientes.
En el blog Esperando al tren se pueden leer algunas historias de antiguos pacientes.
Extra. Algo inquietante
La fábrica de muñecas abandonada, en algún punto de España, de cuyo nombre… ¿dónde estará? Y sobre todo, ¿para qué quieres ir?
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