Joe Satriani, Yngwie Malmsteen, Steve Vai G3 Greeting 10/17/03
JOE
SATRIANI Y STEVE VAI: CRUCE DE CAMINOS
Long Island, 1973.
– ¡Hola! Me llamo
Steven. Eh… Verás… Vengo por el anuncio este de
clases de guitarra. Me gustaría que me enseñaras algunas técnicas.
– ¿Qué hay, Steven? Ven, pasa por aquí, chico; que no
te dé vergüenza. Soy Joseph, aunque todo el mundo me llama Joe.
– Sí… Eso ya lo sabía…
– Oye, mira: ahora mismo, antes de que tú llegases,
estaba practicando; si te apetece, podemos comenzar.
– Eh… Claro… Me apetece mucho…
– ¡Vaya! Esa guitarra es casi más grande que tú; eres
bastante más joven que yo cuando empecé. Y a ver, dime, ¿te gusta Jimi Hendrix?
– ¡Buah! Sí, ¡Hendrix me flipa! Pero la verdad es que
soy más de Jimmy Page. ¡Aunque creo que es porque estoy colgado de Heartbreaker
y necesito aprender a tocarla!
– Joder… Estoy alucinando contigo, chico… Aún no te he
visto rasgar una cuerda, pero algo me dice que pronto tocarás Heartbreaker y lo
que te dé la gana. ¡Venga, vamos! ¡Saca tu guitarra! Enséñame qué sabes hacer.
Cuarenta y tres años después de que la
coincidencia geográfica dispusiera su primer encuentro en el condado de Nassau
(New York), Joseph y Steven hace tiempo que dejaron atrás los roles de maestro
y alumno para adoptar el de compañeros de igual rango dentro del selecto club
de virtuosos de las seis cuerdas. Tanto Joseph, por todos conocido como Joe Satriani, como
Steven, cuyo nombre artístico es Steve Vai, alcanzaron la categoría de iconos
permanentes dentro del rock gracias a su maestría en, prácticamente, todas las
técnicas de guitarra conocidas: tapping a
dos manos, sweep picking, uso
de la palanca de whammy…
Sus carreras y sus vidas han transcurrido
con un elástico fijado a sus cinturas que les ha hecho pisar una y otra vez los
mismos terrenos, colocándoles en un permanente cruce de caminos. Desde el cerro
que avista la inmensidad de sus carreras y su influencia en la música de los
últimos treinta años, Joe Satriani y Steve Vai siguen manteniendo una legión de
seguidores por todo el mundo, a los que alumbran de manera casi continuada
tanto con sus últimas composiciones, como con sus grandes éxitos.
Cuarenta y tres años después de su primer
contacto, Steve y Joe escriben el último capítulo de su epopeya especular
gracias a su vuelta casi simultánea a Andalucía con sus últimas giras. Mientras
Satriani presentó, bajo los focos de la Sala Custom, su último trabajo, titulado Shockwave Supernova (2015), Vai le dio la réplica
cerrando el prestigioso Festival de la Guitarra de
Córdoba en un recinto para grandes
ocasiones, el Teatro de la Axerquía, con su gira aniversario de su gran obra
maestra, Passion and Warfare (1990).
Joe Satriani y Steve Vai: Unidos por los trastes
Antes incluso de su propio nacimiento, los
lazos entre los dos genios ya los perseguían. Ambos son hijos de emigrantes
italianos residentes en Long Island, algo nada sorprendente en New York si no
fuera por las demás conexiones que les unen, como la influencia recibida del
guitarrista de fusión Allan Holdsworth.
Tras acudir al mismo instituto y después de
que Joe diera clases de guitarra a un jovencísimo Steve, ambos dejaron sus
casas neoyorquinas para ampliar su formación como músicos con el objetivo de
iniciar sus carreras artísticas. Gracias a la precocidad de Vai y a las clases
de jazz recibidas por Satriani, este éxodo voluntario se produjo en el mismo
año, 1978. Aunque su peregrinación hacia los conocimientos musicales no
dirigieron sus pasos hacia el mismo lugar, las coincidencias siguieron marcando
sus caminos: Steve Vai emigró a la prestigiosa escuela de Berklee y Joe
Satriani lo hacía a Berkeley. Además de la evidente similitud en el nombre de
sus destinos, protagonizaron su particular Tu a Boston y yo a California, ya
que Berklee se sitúa en la ciudad de Massachussets, mientras que Berkeley lo
hace en el estado dorado del oeste.
Los paralelismos en sus carreras no se
quedan en ese punto y continúan con la presencia de una figura legendaria de la
música en sus inicios: Frank Zappa para Vai y Mick Jagger para
Satriani. Steve Vai, siempre precoz, comenzó a ser el transcriptor de las
canciones de Zappa en 1978, con solo dieciocho años, y, posteriormente, se unió
en 1980 a su banda, algo que marcaría para siempre su carrera. Diez años más
tarde, Joe Satriani lograba el puesto de guitarrista para la primera gira de
Mick Jagger en solitario, hecho que salvó su carrera del abismo al que se
asomaba por las pérdidas de la gira de Surfing with the alien, poniendo
al guitarrista en el escaparate musical de la época.
Reconocidos principalmente por su exitosa
carrera en solitario, ambos integraron grupos de notable recorrido y con
interrelaciones curiosas entre ellos. Steve Vai sustituyó a Yngwie Malmsteen
en Alcatrazz y,
posteriormente, pasó a Whitesnake, grupo liderado por David Coverdale,
ex-cantante de Deep Purple. Precisamente, en Deep Purple militaría
Joe Satriani unos años después como sustituto temporal de Ritchie Blackmore,
relación que solo comprendió una gira por la decisión de Joe de continuar su
carrera como solista. Los enredos grupales de ambos guitarristas no se quedaron
ahí: Steve Vai fue el guitarrista elegido por David Lee Roth para
dar inicio a su carrera tras abandonar Van Halen, y
Satriani formaría veinte años más tarde el supergrupo Chickenfoot junto
a los miembros de Van Halen, Michael Anthony y Sammy Hagar, a la postre
sustituto de Roth en la banda californiana.
Joe Satriani - Ten Words (from Satriani LIVE!)
Sesenta años recién cumplidos le contemplan y la sombra de su legado se extiende sobre el rock como casi la de ningún otro guitarrista. Quince álbumes como solista avalan una trayectoria iniciada en 1986 con Not of this Earth, continuada con LPs tan emblemáticos como Surfing with the alien, Flying in a blue dream o The Extremist y cerrada, hasta el momento, con Shockwave Supernova. Con canciones pertenecientes al imaginario popular del rock como Satch Boogie, Summer song, la propia Surfing with the alien, Ice 9 o la genial balada Always with me, always with you, temas que siguen poblando sus setlists, la herencia de Satch ya sería digna de mención en los anales del rock.
Joe Satriani recuerda su época
en Deep Purple
Entre 1993 y 1994, el guitarrista se unió a la clásica banda para ocupar el
lugar de Ritchie Blackmore, en medio del tour promocional del disco "The
Battle Rages On...". Recientemente, Satriani recordó su paso, admitiendo que la banda le pidió quedarse
como integrante estable del grupo, pero que debió negarse para priorizar sus
propias cosas. "Lo hubiera hecho. Pero ellos me sacaron de mi carrera
solista justo cuando estaba en una fase muy interesante", confesó.


"Creo que no estaba capacitado para
darles realmente mi 100% y eso es lo que ellos necesitaban. Estaban
reemplazando a Ritchie Blackmore y necesitaban a alguien a tiempo
completo", siguió Satriani, agradeciendo la aparición de Steve Morse para
quedarse con el puesto de forma definitiva, "porque él es un genio".
Joe Satriani - Time Machine [Live in Paris]
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G3- sábado 7 de Abril
de 2018- LAuditori Fórum- Barcelona
Crónica en
Rafabasa.com
Desde que en
1996 Joe Satriani creara
el G3 la lista de
guitarristas que le han acompañado en estas giras mundiales ha sido de órdago:
Steve Vai, Marty Friedman, Paul Gilbert, Yngwie Malmsteen, son solo algunos de
los genios de las seis cuerdas que han participado. Desde que se anunció una
nueva edición para el 2018 de esta aventura, los amantes de las guitarras más
afiladas estaban a la expectativa de ver quienes serían los elegidos en esta
ocasión. Si en su periplo americano, entre enero y febrero, le escoltaron John Petrucci y Phil Collen, para
Europa el puesto recairía también en el guitarrista de DREAM THEATER y en Uli Jon Roth. El emplazamiento de la
velada en el Auditori del Fòrum de Barcelona sumaba otro punto más de
exquisitez en una propuesta rebosante de calidad.
Con
puntualidad, hacía aparición en escena Uli Jon Roth, ataviado con su habitual indumentaria hippie y su
característica guitarra con las plumas colgando del mástil. Le acompañarían
cinco músicos más, destacando los otros dos guitarristas: David Klosinki, su
mano derecha en estos últimos años; y Niklas Turmann quien se encargaría
también de cantar y de forma muy notable. La formación se completaba con Corvin
Bahn (teclados), Michael Ehre (batería) y Nicco Deppisch (bajo). La de hoy, era
una oportunidad de oro para desquitarse de la anterior visita del guitarrista
alemán, de hace justo un año, que se deslució por el mal sonido (en concreto,
por el exagerado volumen de su guitarra). Su actuación comenzó con la
introductoria “Sky Oberture”, para posteriormente atacar con los temas de la
etapa en que militó en Scorpions a mediados de los 70 tras sustituir a Michael
Schenker y que culminaría con el exitoso directo “Tokyo Tapes”.
Con temas como “Sun in My Hand” y “We’ll Burn the Sky”, con esas partes
de cabalgada a tres guitarras, se metería rápidamente el público en el
bolsillo. Pese a ser el encargado de aportar la vertiente más clásica del G3, con “Fly to the Rainbow” daría
rienda suelta a su lado más salvaje y experimental jugando con técnicas de
bending extremo y sonido llegando incluso a sobrepasar registros ensordecedores
en cuanto a decibelios. El punto final a su actuación vino de la mano de la
sinuosa “The Sails of Charon” repleta de elementos exóticos y que consiguió
animar a un público ya de por sí muy estático en sus cómodos asientos. Una
actuación que sobrepasó las buenas expectativas.
El lado más
metalero de la noche venía de la mano de John Petrucci y es que el afamado integrante de DREAM THEATER
ya es el guitarrista que más años ha repetido en el G3. Las fuertes ovaciones con la
entrada épica de Petrucci en escena evidenciaban que eran muchos sus fans entre
las gradas. En esta ocasión, sus músicos de sesión fueron el recurrente bajista
Dave LaRue (Dixie Dregs/Steve Morse/Flying Colors…) y, su compañero en DREAM
THEATER, Mike Mangini a la batería. Ambos estuvieron muy relegados a un segundo
plano y todas las luces y atenciones recabaron en el guitarrista y es que, la
verdad, es un lujo contemplar las dotes de Petrucci con un formato de trío
mucho más directo y sin tantos ornamentos ni orquestaciones como suele ser
habitual. “Wrath of the Amazons”, una versión del compositor Rupert
Gregson-Williams, fue el punto de partida de la actuación seguida de “Jaws of
Life”, perteneciente a “Suspended Animation”, único trabajo en solitario de
Petrucci hasta la fecha. De este disco también caerían la enérgica “Damage
Control”, con una divertida y acelerada parte central, y la más melódica
“Glasgow Kiss” con esos toques más melosos repletos de punteos y fades que
también son marca de la casa. El aporte de primicia, vino con la presentación
de dos nuevos temas: “The Happy Song”, con aires muy comerciales y que
transmite vitalidad y buen rollo, y “Glassy-Eyed Zombies”, mucho más oscura y
heavy. Actuación impecable de Petrucci, aunque se echó en falta un poco más de
improvisación o cesión de protagonismo hacia sus músicos acompañantes, así como
algo más de espectáculo y menos sobriedad.
Y llegaba la
hora del maestro de maestros. Enfundado en su característica Ibanez plateada,
un vibrante Joe Satriani non
tardó en atacarnos con las dos primeras piezas que abren su último trabajo
discográfico, “Energy” y Catbot”. “What Happens Next” ha supuesto un
renacimiento en la trayectoria del guitarrista y esas nuevas energías flotaron
también esta noche en el escenario del Auditori donde nos reencontramos con un
rejuvenecido Satriani. “Satch Boogie” fue el primer inciso a su material
clásico, recibido con gran ovación por la audiencia.
G3 JOE SATRIANI (1) AUDITORI DEL FORUM 7-4-2018 BARCELONA
No tardó en
presentarnos a sus excepcionales músicos (Mike Keneally a los teclados y
guitarra, Joe Travers a la batería y Brian Beller al bajo), para seguir
interpretando su más reciente obra con la elegante “Cherry Blossoms” y la
contagiosamente rockera “Thunder High on the Mountain” que hizo levantarse a
más de uno de los asientos. “Super Funky Badass” nos regaló un alucinante duelo
de solos entre Satriani y Mike Keneally quien abandonó la tarima de su teclado
para enfundarse la guitarra y sorprendernos a todos. Con “Cataclysmic” nos
reencontramos con el ‘Satch’ más alienígena.
A destacar
también el excepcional juego de luces y el potencial uso de atractivas
proyecciones, dos aspectos que no se habían exprimido al máximo a estas alturas
de la noche. Tras un soplo de aire fresco con “Circles”, paso elegancia y clase
que supone “Always with Me, Always with You”, donde Satriani explora toda su
artimaña de efectos y técnicas. Y como colofón final, la fantástica y esperada
“Summer Song”. Sin duda, fue el claro vencedor de la noche.
Llegaba el
momento más esperado de la velada, la jam session final donde Satriani invita
al resto de participantes para unirse a él y tocar algunas versiones. Sin duda,
es el instante que representa la verdadera magia del G3, una comunión de excelentes
intérpretes para homenajear a la música y dar rienda a todo tipo de improvisaciones
e interacciones. En esta ocasión, se decantaron por tres piezas angulares de la
historia del rock como son una trepidante “Highway Star”, la reiterativa
“Immigrant Song” (con un desatado Niklas Turmann a las voces), intercaladas por
el “All Along the Watchtower” de Dylan que posteriormente popularizó si cabe
aún más Jimi Hendrix, ésta cantada por Uli Jon Roth.
Pese a los
largos aplausos finales con todo el Auditori en pie, los músicos se retiraron
sin regalarnos algún otro tema. Quizás, por sus participantes, no fue éste
el G3 más animado o
divertido pero si uno de los más variados e interesantes. No hubo queja sino
completa satisfacción entre la mayoría de asistentes después de más de tres
horas de virtuosismo y pleitesía a la guitarra y, en general, a la música
instrumental.
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Por si fuera poco, no nos quedamos cortos si señalamos al bueno de Joe como promotor en la sombra y uno de los ‘culpables’ del sonido thrash metal del Bay Area de los años 80, al contar a Kirk Hammett (Metallica), Marty Friedman (Megadeth), Alex Skolnick (Testament), Rick Hunolt (Exodus) y Larry LaLonde (Possessed y Primus) -miembros de bandas esenciales de este sonido-, entre sus alumnos. Otros guitarristas afamados como Reb Beach (Winger), David Bryson (Counting Crows), Charlie Hunter, Andy Timmons o Kevin Cadogan (Third Eye Blind) también recibieron lecciones del maestro Satch.
Dejando a un
lado su faceta de docente, Joe Satriani ha influenciado a todo el espectro
guitarrístico desde su irrupción como solista y como acompañante de la primera
gira de Mick Jagger fuera de los Stones. Sin abandonar prácticamente el
carácter instrumental de sus obras (con excepciones como esa maravilla
llamada Big Bad Moon), las cuerdas de sus Ibanez JS han ejercido de voz
para transmitir sus filias por el espacio sideral, su personalidad sencilla,
metódica y sobria, y un sentimentalismo ligado a la dulzura de sus
composiciones, algo alejado del estilo barroco practicado por otros virtuosos.
Y si una
atenta escucha de cualquiera de sus discos te transporta desde tu habitación
hasta el último confín del Universo, sus apariciones sobre el escenario son
triplemente hipnóticas por mantener esa sensación de viaje sideral, por lo
estático de su presencia y por la cercanía personal del guitar hero. El buen gusto que desprenden sus creaciones se traslada a la
elección de sus compañeros de backcourt -Jeff Campitelli, Vinnie Colaiuta, Marco Minnemann, Stuart
Hamm, Matt Bissonette, Bryan Beller o Mike Kenneally, también acompañante de
Vai durante años, entre otros- y de gira en otra de sus creaciones más
celebradas: el G3 Tour, un proyecto visionario creado en 1995 y consistente en
conciertos compartidos por tres guitarristas con la interpretación final y
conjunta de clásicos del rock de toda la vida – Jimi Hendrix, ZZ Top, Zappa o
Neil Young-. Bajo este formato, Satriani se ha hecho acompañar por otros
virtuosos como Steve Vai, su compañero habitual, Yngwie Malmsteen, Paul
Gilbert, Steve Lukather, Robert Fripp, Eric Johnson, Steve Morse o John
Petrucci, otro italoamericano de Nueva York.
Steve Vai,
precocidad transgresora
Una rutina mínima de ocho horas al día de
guitarra no es algo que mucha gente sea capaz de mantener durante mucho tiempo.
Steve Vai, ejemplo de constancia y de conocimiento musical, asombró al mundo
cuando publicó sus rutinas diarias de trabajo guitarrístico, pero su figura se
aleja mucho de la de un simple jornalero de las seis cuerdas.
Su personalidad arrolladora se suelta sobre
el escenario, hábitat natural donde da rienda suelta a su estilo exuberante y
casi histriónico: se frota con la guitarra mientras la acaricia como sólo se
hace con el más fiel de los amantes, gesticula de placer con cada nota y se
adueña de la mirada de los presentes con un carisma irreverente propio de los
grandes artistas. Pero, tras esa fachada de genialidad, se esconde una cara
amigable, la de un tipo que tras lograr sus primeros éxitos se empeñó en
proclamar a todo el que pudiera oírle que Joe Satriani, su primer maestro, era
una estrella de la guitarra, devolviéndole con creces el favor de esas clases
primigenias.
Steve Vai es mucho más que su pose de
vacilón en el vídeo de Tender Surrender, mucho
más que un guitarrista que ha vendido su alma al diablo (como hizo en su papel
de Crossroads, de 1986,
en el que da réplica a Ralph ‘Karate Kid’ Macchio en un duelo espectacular que
da inicio a sus conciertos), y mucho más que ese joven precoz que no dudó en
decirle a su mentor Frank Zappa que quería ser como él, para recibir la ya
famosa respuesta de este: «Imposible, eres muy joven para ser calvo».
Steve Vai tiene un hueco propio en el Olimpo
de los guitar heros por
joyas como For the love of God, Touching tongues o la mencionada Tender Surrender, materializaciones sonoras de una pasión
inalcanzable; así como por haber manufacturado álbumes para la historia
como Sex & Religion (1993)
o Passion
and warfare (1990), homenajeado en la actual
gira por su 25 aniversario. Y qué mejor manera de hacer grande su mejor álbum
que tocándolo íntegramente en directo acompañado por una banda de lujo -Dave
Weiner, Philip Bynoe y Jeremy Colson- y con las colaboraciones digitales de
Brian May en Liberty, Joe
Satriani en The Animal, John
Petrucci en The audience is listening y
hasta la aparición de Zappa en el célebre Stevie’s spanking.
Entrevista a Steve Vai en Lima en marzo de 2017
Steve Vai:
"Si no fuera por Joe Satriani, quién sabe qué estaría haciendo yo"
Steven Siro Vai –su nombre completo– ha vendido más de
15 millones de álbumes en el mundo.
Es
probable que tu amigo guitarrista siempre haya querido parecerse a Steve Vai.
Que haya grabado y colgado en You Tube su video tocando “For The Love of God”,
una de las canciones más representativas de este virtuoso de las cuerdas. De su
música, influencias y proyectos conversamos antes de su concierto en Lima.
Steve Vai contesta desde Los Ángeles. Acaba de terminar una exitosa gira en Asia que no tiene nada que ver con la que lo trae por estos lares: celebrar los 25 años del "Passion and Warfare", su disco mejor disco para muchos, aunque él no piense lo mismo.
Steve Vai contesta desde Los Ángeles. Acaba de terminar una exitosa gira en Asia que no tiene nada que ver con la que lo trae por estos lares: celebrar los 25 años del "Passion and Warfare", su disco mejor disco para muchos, aunque él no piense lo mismo.
Steve Vai celebrará 25 años de "Passion and Warfare" en Lima
¿Qué descubriste al ensayar y tocar en vivo
nuevamente el “Passion and Warfare”?
Son varios sentimientos.
Primero siento mucha gratitud por lo bien que fue recibido. Pero también me di
cuenta que cuando estuve haciendo ese álbum no tenía ninguna expectativa de
éxito. No sabía si a alguien le iba a gustar o lo iban a entender. Realmente
solo quería hacer el álbum que quería, con la música que estaba en mi cabeza.
Fue un proceso muy divertido, cada día era como Navidad. Cuando lo escuché
completo hace poco para esta gira, no podría creer cuánto trabajo puse en él,
cuán concentrado estaba, cuánto detalle.
Han pasado más de 20 años desde entonces. ¿Sientes que has vuelto a hacer un disco tan exitoso como ese?
Bueno, uno siempre está tratando de encontrarse a sí mismo. Creo que así
es como los verdaderos artistas funcionan: siempre están buscando hacer alguno
nuevo y mejor que antes. Aunque “Passion and Warfare” es mi lanzamiento más
exitoso, no es necesariamente mi favorito. Me encanta, pero algunos de mis
otros álbumes son más fuertes, más musicales.
¿Cuál es tu favorito?
Es difícil escoger, pero me gusta
mucho el “Modern Primitive”, que acabo de lanzar; también el “Real Illusions:
Reflections”.
Hace un momento hablaste de identidad. En una reciente entrevista dijiste que esta es una gran época para encontrar la tuya.
Hace un momento hablaste de identidad. En una reciente entrevista dijiste que esta es una gran época para encontrar la tuya.
Bueno, uno siempre está expresando su
identidad, la conozca o no. La identidad es aquello que crees que eres. Cada
uno se ve en una forma particular y así se expresa en el mundo. Pero descubrir
tu verdadera identidad, la cual es más profunda de lo que tú crees, es otra
historia. Y ese ha sido el enfoque de mi vida entera. Hasta este mismo
instante. Mientras más profundamente te conozcas, más posible será que
encuentres tu visión creativa única. Así que es un proceso que todos pasamos en
todo lo que hacemos.
Has colaborado con grandes músicos en toda
tu carrera. ¿Recuerdas alguna colaboración en especial?
Las recuerdo todas y han sido geniales. Mis
colaboraciones con Joe Satriani siempre han sido muy fructíferas. Son muchas
personas con las que he trabajado, como Frank Zappa, Whitesnake y
contribuciones que he hecho con proyectos como Crossroads e incluso uno que
hice para un disco de Spinal Tap fue uno de mis mejores solos. Así que creo que
he copado todo el espectro de músicos con los que se puede trabajar.
Fue muy popular tu proyecto G3. ¿Qué
memorias tienes de esa banda?
Siempre ha sido genial. Joe Satriani
y yo hemos ido y venido siempre. Él era mi profesor de guitarra cuando yo tenía
12 años, me enseñó cómo tocar, fue mi mentor. Fue una figura muy poderosa de
independencia musical para mí. Si no fuera por Joe Satriani quién sabe qué
estaría haciendo yo. Así que la experiencia de G3 fue fantástica porque no
solamente pude tocar con Joe, sino con otros grandes guitarristas.
Recientemente saqué adelante Generation Axe, que es casi como G3, pero un
poquito diferente, con una banda de soporte y cinco guitarristas locos: yo,
Tosin Abasi, Yngwie Malmsteen, Zakk Wylde y Nuno Bettencourt. Fue tan
divertido… hicimos giras en América y Asia.
¿Es muy solitaria la vida de un guitarrista solista como tú?
La soledad es un estado mental que puede conflictuar a cualquier en cualquier campo. Puedes ser muy famoso y aun así sentirte solo. Yo nunca me he sentido solo. Siempre he acogido lo que me rodea, también he tenido desafíos mentales en mi vida, pero nunca me he sentido solo, sino bendecido de tener la habilidad de hacer lo que quiera. Y todos tienen esa habilidad, solo que no lo saben. He sido afortunado de sentir siempre libertad y afortunadamente para mí he tenido una buena vida.
Tu interpretación sobre el escenario siempre es intensa. ¿Puedes describir lo que sientes cuando tocas la guitarra?
¿Es muy solitaria la vida de un guitarrista solista como tú?
La soledad es un estado mental que puede conflictuar a cualquier en cualquier campo. Puedes ser muy famoso y aun así sentirte solo. Yo nunca me he sentido solo. Siempre he acogido lo que me rodea, también he tenido desafíos mentales en mi vida, pero nunca me he sentido solo, sino bendecido de tener la habilidad de hacer lo que quiera. Y todos tienen esa habilidad, solo que no lo saben. He sido afortunado de sentir siempre libertad y afortunadamente para mí he tenido una buena vida.
Tu interpretación sobre el escenario siempre es intensa. ¿Puedes describir lo que sientes cuando tocas la guitarra?
He cambiado con los años. Siempre me he preparado para los conciertos y
conozco la música muy bien: así no tengo que pensar cuando estoy tocando. Y mi
perspectiva de estar en el escenario y tocar también ha cambiado: al inicio de
mi carrera probablemente me preocupaba por cosas que no eran necesarias, pero
cuando seguía tocando y haciendo más y más giras me sumergí más en la conexión
del instrumento y el público. Si estás conectado con tu instrumento, entonces
el público lo siente. No trato de tocar emocionalmente, sino de tocar
conectado. Eso es más poderoso que la emoción. Y siempre, cuando estás tocando,
hay voces en tu cabeza que tratan de ensombrecer tu experiencia. Estoy con cómodo
conmigo mismo, en ser el tipo raro que piensa la gente que soy, el de las caras
graciosas y movimientos raros e intensos. Estoy muy cómodo siendo ese chico.
Ahora cuando subo al escenario siento mucho cariño de la gente después de
tantos años. Y eso es hermoso, no hay forma de describirlo con palabras. Estás
entregando algo que la gente disfruta, es una bendición.
Acabas de hablar de conexión. ¿Es más importante la conexión con tu guitarra o la conexión con el público?
Acabas de hablar de conexión. ¿Es más importante la conexión con tu guitarra o la conexión con el público?
Van de la mano. Si estás conectado con tu instrumento, esa conexión va
hacia la gente. Cuando estoy tocando no pienso en nada. Trato de permitir que
mi instinto natural como intérprete brille. Y que eso llegue al público a
través de la guitarra.
Leyendas de la guitarra
Si
hay algo único que une a ambas leyendas con Andalucía es el mítico festival
celebrado en 1991, Leyendas
de la guitarra. Acompañados por un cartel irrepetible
-B.B. King, George Benson, Paco de Lucía, John McLaughin, Les Paul, Roger
Waters, Brian May, Joe Walsh, Nuno Bettencourt…- y en pleno auge de su
popularidad (con Steve Vai presentando Passion and warfare y
Joe Satriani tras publicar su tercer álbum Flying in a blue dream), los
dos neoyorquinos brillaron con luz propia dentro de un escenario inolvidable,
el desaparecido Palenque de Sevilla.
Veinticinco años después de esa noche
mágica, han vuelto a llenar las noches andaluzas de sonidos únicos y de
una genialidad fuera de toda duda, la que hace que la predilección por
alguno de los dos solo dependa de gustos y sensaciones. Confieso que uno de
ellos tiene la mía, pero a menudo ni yo sé cuál es: Vai o Satriani, Joe o
Steven.
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