Complejo de DON JUAN
Don Juan es un personaje arquetípico
creado por Tirso de Molina, configurado en la literatura española y con larga
repercusión posterior en la literatura europea. Llamado también burlador o
libertino, se trata de un seductor valiente y osado hasta la temeridad que no
respeta ninguna ley divina ni humana.
Tirso de Molina, pseudónimo de Gabriel Téllez (Madrid 1579-Soria 1648),
en su obra El burlador de Sevilla y convidado de piedra (1630),
la pieza teatral que más fama le ha dado, creó el personaje de Don
Juan. En el teatro existen antecedentes del tipo fanfarrón y
seductor, y del tema del convidado de piedra (quien desprecia a los muertos y
acepta temerariamente la invitación de uno de ellos).
El Complejo de Don Juan caracteriza a ciertos hombres
con una personalidad inmadura e impotente que necesitan seducir y conquistar a
muchas mujeres buscando el reconocimiento público de sus méritos. La persona
con este complejo puede buscar a una mujer ideal, como ocurre en el complejo de
Brunilda en la mujer.
Representa a un hombre capaz de seducir a cualquier mujer, sólo está
interesado en la conquista sexual como un trofeo de su colección, las mujeres
sólo son un objeto de placer, le agrada lo inalcanzable y por ello, cuando sus
víctimas han cedido a sus deseos sexuales, se decepciona y pierde el interés.
El
personaje y su actitud vital, denominada genéricamente donjuanismo, ha
inspirado a numerosos ensayistas que ven en la figura del seductor desde un
inmaduro patológico y afeminado, próximo al narcisismo y a la homosexualidad, a
una figura satánica y rebelde típicamente romántica o al arquetipo universal
del seductor insatisfecho.
Una teoría interesante, se refiere a los sentimientos homosexuales
latentes del Don Juan quien, al llevarse a la cama a la mujer de otro, también
estaría acostándose con el esposo o novio ultrajado. “su aparente
hedonismo de carácter absoluto oculta el desprecio por el placer compartido,
porque su acción se convierte en un monólogo narcisista. Según Foucault los dos
grandes sistemas de reglas que Occidente ha concebido para regir el sexo – la
ley de la alianza y el orden de los deseos- son destruidos por la existencia de
Don Juan”.
Y no debemos olvidar que el Don Juan literario termina condenado
a los infiernos. Si nos remitimos a la realidad, llegada cierta etapa de su
vida, el Don Juan se encuentra con una limitación física para sostener su seducción;
ya no puede resistir el ritmo de una maratón amatoria.
Como decía anteriormente, para el Don Juan no siempre es imprescindible
la posesión sexual; si sólo le bastara lo carnal,
aceptaría mantener relaciones con prostitutas, sin embargo éstas son mujeres a
las que no les interesa seducir. Salvo estos casos, las demás le dan lo mismo:
lindas o feas, jóvenes o viejas, exitosas o desdichadas, todas son iguales ante
sus ojos. Lo más importante es el sometimiento de la voluntad. Por su
narcisismo incorregible basta que una mujer le evidencie su entusiasmo, su
admiración hacia él, que lo haga sentirse irresistible, para que goce con su
aventura. Desde el lado femenino podría decir que, tengan o no una aventura con
ellos, se sienten atraídas en un primer momento o, por lo menos, consideran
interesantes a estos personajes. Es que el Don Juan vive seduciendo: si está
reunido con amigos y llega una mujer, de inmediato cambia de actitud. Su
instinto lo pone en alerta, le previene que ha llegado una
presa.
No necesariamente, aunque en el
imaginario colectivo se lo vea así, ser un Don Juan significa tener
más aptitudes para la sexualidad. El
mérito mayor, si es que lo tiene, es
su facilidad para halagar la sensibilidad femenina: saben darle
a cada mujer lo que ella está necesitando. En este sentido son personajes
camaleónicos que se metamorfosean con la persona que tienen al lado: perciben
muy rápido los gustos, debilidades, preferencias y carencias de la mujer, y con
esos datos manejan la relación. Con respecto a la sexualidad habría, en todo
caso, una mayor actitud que aptitud. No se trata de que sea un superamante o un
superdotado, sino de su habilidad especial para captar el tiempo sexual de su
compañera.
Hay quien podría argumentar una
manifiesta inmadurez afectiva y un trastorno en
la estructura de ésta, además estos personajes presentan una estructura moral
precaria. La crisis que suelen tener cerca de los 40 a 50 años se enlaza con su
mundo de afectos insatisfecho, devastado. (Una característica de estos
individuos es pavonearse con sus hazañas). Todo esto deriva en conflictos que
evidencian su fragilidad emocional, sus carencias afectivas, su inmadurez para
mantener una relación de pareja dentro de los parámetros sociales establecidos.
Si bien hay casos que esta crisis los lleva a replantearse su existencia y
desean formar una familia, hay otros que llegan a los consultorios buscando –
como decía un paciente- “que le vuelvan a dar energía
para continuar en carrera”. Si recuperan su autoestima algo
alicaída, se ríen de los comentarios que los llevaron a ese trance y quieren
seguir con sus conquistas. Otros, los más sensibles e inteligentes, quieren
asentar sus vidas y buscan ayuda para ello.
Para
lograr lo anterior deben cambiar la imagen que tienen de la mujer ya que son
machistas, con una visión distorsionada de las mujeres. De hecho, el sexo
femenino es algo que Don Juan manipula a su antojo para conseguir satisfacción.
Él justifica esta actitud desamorada con una explicación muy práctica: “ya no
siento eso que sentía, lo que hubo entre nosotros se acabó, debo buscar algo
nuevo”. Se podría suponer en una vertiente fóbica en estos personajes, con una
necesidad de poner distancias en los contactos afectivos duraderos, ya que
serían vistos como una amenaza de castración. Lo cierto es que, en algunos
casos, la fobia ante la figura femenina -objeto fobígeno por excelencia para el
Don Juan- es trasmutada en una actitud de embeleso y seducción permanente.
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DON JUAN DESENVAINANDO LA ESPADA de Max Slevogt |
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Don Juan y la estatua del Comendador |
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HEIDA ENCUENTRA A DON JUAN |
Escribieron
obras inspiradas en el personaje de Don Juan: Antonio de Zamora (No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague, 1713), Moliére (Dom Juan ou le festin de pierre, 1665), Carlo Goldoni (Don Giovanni Tenorio, 1735), Aleksandr Pushkin (El convidado de piedra, 1830); Samuel Richardson, creador del libertino Lovelace en su novela Clarissa Harlowe; Lorenzo da Ponte, libretista de Mozart, (Don giovanni, 1787); Chordelos de Laclos, famoso por su libertino vizconde de Valmont en su novela epistolar Las amistades peligrosas, 1782), Lord Byron (Don Juan, 1819-1824, incompleto por su muerte), José de Espronceda (el Don Félix de Montemar de su El estudiante de Salamanca, 1840), José Zorrilla (Don Juan Tenorio, 1844), Azorín, Gonzalo Torrente Ballester (Don Juan) y otros muchos (Christian Dietrich Grabbe, Alejandro dumas, Edmond Rostand...) y, más recientemente, Max frisch.
En España
es una tradición teatral constante el representar la obra de Antonio de Zamora
y, después, la de Zorrilla, en todas las festividades de Todos los Santos (1 de noviembre).
Complejo de CASANOVA
Se aplica a todo individuo para el que las mujeres sólo son un
objeto de placer, rápidamente sustituibles y que rehuyen la complicación de los
problemas sentimentales que acarrea una unión más íntima. Se denomina
también casanovismo.
En contra de lo que ocurre con Don Juan, Casonava adoraba de verdad a
las mujeres y vivía para ellas, disfrutaba en su promiscuidad. Pasaba con tacto
sus amantes a otros hombres cuando estaba harto de ellas, tenía relaciones
sexuales con varias mujeres a la vez y tenía un temor patológico a cualquier
compromiso en sus relaciones.
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Retrato de Giacomo Casanova (1760), por Anton Raphael Mengs. |
Giacomo Girolamo Casanova (Venecia, 2 de Abril de 1725- Dux, actual Duchcov, Bohemia (República Checa), 4 de junio de
1798. Fue un famoso aventurero, soldado, historiador, escritor, diplomático,
jurista, violoncelista, filósofo, matemático, bibliotecario y agente secreto
italiano. Se le conoce sobre todo como
arquetipo del libertino seductor, del que se han contado 132 conquistas
amorosas. Su
obra principal fue una vasta autobiografía, conocida también como Memorias
de Casanova, escrita en francés porque entonces era el idioma más conocido
y hablado en Europa, como acontece en el siglo XX con el inglés. El propio
Casanova lo indica en el prefacio de la misma: “J'ai écrit en français, et non
pas en italien parce que la langue française est plus répandue que la mienne”.
(He escrito en francés, y no en italiano porque la lengua francesa está más
extendida que la mía). En sus memorias exagera sin duda algunas de sus
aventuras pero también testimonia el ambiente de las capitales europeas en el
siglo XVIII. Hijo de comediantes, tuvo una educación eclesiástica pero fue
expulsado del seminario por su conducta escandalosa, posteriormente se enemistó
con un senador por tener un lío con la favorita de éste.
Con 21 años marcha a Roma al servicio
de un Cardenal y adopta la condición de fraile, después realiza grandes viajes
y aventuras que le lleva a conocer gran parte de las capitales europeas y a ser
expulsado de algunas de ellas por su conducta inmoral o por sus deudas en el
juego. Tras pasar por Constantinopla vuelve a Venecia donde se hace violonchelista.
Luego se ofrece para ser médico de un patricio veneciano y lo introduce en la
magia y en la cábala. Es perseguido por la Inquisición por tener libros
prohibidos en su biblioteca. Después marcha a Paris y se refiere en sus
memorias de modo primordial a las clases dominantes de la época: nobleza y
burguesía. En París conoció a personajes ilustres de la época como Voltaire,
Rousseau, Mozart, madame de Ponpadour, Catalina II de Rusia o Federico II de Prusia.
En el caso de Casanova, el estilo seductor puede tomar los rasgos
de una verdadera compulsión, en este sentido la psicología lo define como adicto, entendiendo que
la adicción “es una experiencia nacida de la respuesta
subjetiva y rutinizada de un individuo a algo que para él tiene un significado
especial, algo que le da tanta seguridad y confianza que sin ello no puede
vivir”.
Es por
ello que sus relaciones afectivas se visualizan como una seducción compulsiva,
siendo esto para nada una situación envidiable, aunque así lo parezca desde
afuera. Tarde o temprano un sujeto así termina mal, con un sentimiento de
frustración difícil de explicar… vacío interior… sinsentido de la vida y
finalmente (aunque lo disimule bien) desesperación.
Otra hipótesis más conocida atribuye al seductor crónico la búsqueda
desesperada del personaje materno y el intento de recuperar a la madre en cada mujer.
Pero, si esto se concretara en sus fantasías edípicas, inmediatamente tendrían
que abandonarla porque de lo contrario significaría mantener relaciones con la
mujer que lo ha traído al mundo, lo que los lleva a su eterna dificultad de
amar a quien desean: son los que, acuciados por el fantasma del incesto, “cuando
aman no pueden anhelar, y cuando anhelan no pueden amar”, en las
palabras de Freud.
Estos hombres, ¿logran ser felices? Siguiendo con los arquetipos podemos citar el caso de Casanova,
quien vivió sus últimos años en la ruina, olvidado en una biblioteca pública
donde trabajaba como empleado, sin amigos, sin familia, sin dinero. En el film
de Scola, “La noche de Varennes”, vemos a un Casanova
ya viejo -interpretado por Mastroianni-, quien se encuentra con una mujer joven
que queda prendada de él, o quizás de su fama, y el eterno seductor, ya
vencido, le dice: “te encontré demasiado tarde en
la vida y vos me encontraste demasiado temprano”. Al final, después
de tanto seducir y abandonar, se encuentra con la soledad y esto comienza a
pesarle. Me estoy refiriendo a un sujeto de 40 a 50, muchos de ellos, pese a la
edad, siguen viviendo con su madre. La madre es la única mujer que no ha podido
timar y, de alguna manera, se ha casado con ella.