Pocos personajes del panorama musical de la segunda mita del siglo XX han generado tanta controversia como Kurt Cobain. Su carrera con el mítico grupo Nirvana fue ciertamente corta, sólo grabaron tres discos de estudio, el mejor de ellos fue sin duda Nevermind, considerado por la crítica especializada como una aportación crucial a la historia del Rock. Parece claro que no era un virtuoso de la guitarra, su voz rota no resulta muy estética, pero sus magistrales composiciones, su aura que oscila entre lo místico y lo inaccesible y su físico indudablemente atractivo daban una fuerza increíble a sus actuaciones en directo y escuchar sus discos provoca a veces un efecto embriagador, sin necesidad de tener acceso a ninguna de las sustancias de abuso que tanto él como otros genios de la música consumían con demasiada frecuencia.
Dejo para más adelante los resultados del estudio que desde hace algún tiempo estoy haciendo sobre la psicopatología y personalidad de Cobain y otro ramillete de músicos geniales que murieron de forma violenta, por suicidio o sobredosis de sustancias psicoactivas, en edades muy tempranas. Sólo puedo adelantar que un número estadísticamente significativo de ellos vivieron sus últimos días a la edad de 27 años y este hecho puede tener distintas explicaciones, desde lo esotérico y cabalístico hasta lo estrictamente científico.
Expongo a continuación un estupendo artículo publicado hace unos días por Iñigo López Palacios en el diario El País, justo 20 años después de la trágica muerte de mi admirado músico de Aberdeen, Washington, Kurt Donald Cobain.
Grunge
Kurt Cobain: la huella
sonora de un mártir
Líder de Nirvana y figura icónica del 'grunge',
el último movimiento que intentó dinamitar la industria musical.
Por: Iñigo López Palacios, El País
Han pasado ya 20 años de la muerte de Kurt
Cobain. Músico, cantante, compositor y líder de Nirvana, el grunge y la
Generación X. Sorpresa, Universal, su discográfica, lo ha ignorado. Ni un
lanzamiento conmemorativo. Claro que no queda mucho donde rascar: los tres
álbumes que editaron entre 1989 y 1993 se han multiplicado hasta convertirse en
unas 20 reediciones distintas. Su cadáver fue encontrado el 8 de abril de 1994
en una habitación de su mansión a orillas del lago Washington. La autopsia
reveló que se había disparado en la cabeza tras inyectarse una dosis de
heroína. No fue posible precisar la fecha. A efectos legales fue el día 5.
Tenía 27 años. Los allegados pasan de puntillas por esta efeméride macabra.
Nada de Dave Grohl y Chris Novoselic, sus compañeros de grupo. Su viuda,
Courtney Love, asegura que prefiere celebrar el cumpleaños que su muerte y
habla de proyectos: un biopic, un documental y, agárrense, un musical en Broadway.
Este último es sólo una posibilidad; la
película, un proyecto. El documental está en marcha. 'Tenemos la esperanza de
que será el The Wall de esta generación: una mezcla de animación e
imagen real que permitirá experimentar a Kurt como nunca antes. Es ambicioso',
declaraba su director. Lo más parecido a una celebración es la
inclusión de Nirvana en el Rock'n'roll hall of Fame. En la ceremonia anual, que
se celebra el 10 de abril, serán admitidos junto a Peter Gabriel, Cat
Stevens, Kiss, Hall & Oates, Linda Rondstadt, E Street Band, y dos managers:
Andrew Loog Oldham (Rolling Stones) y Brian Epstein (Beatles).
Sí, Cobain ha sido fagocitado por esa industria
que decía odiar. Porque lo importante de Nirvana no fue tanto su éxito como
su declaración de guerra a lo que llamaban 'música corporativa'.
Contraponían valores como honestidad al puro negocio. Pretendían que el rock
fuera tomado por grupos de inadaptados con guitarras y durante un tiempo
pareció que lo habían logrado. El 21 de septiembre de 1991, Nirvana, un
semidesconocido trío de Seattle publicaba Nevermind, su segundo disco,
primero en una multinacional. El vídeo del sencillo Smells like teen spirit, se
estrenó en 120 minutes, programa de música underground de la cadena MTV que
llevaba años emitiéndose de madrugada. Tiene tanto éxito que pasa a rotación
diurna. Allí explotó. Nevermind vende tres millones de copias en tres meses.
Hoy lleva más de 10.
A la industria discográfica le pilló
desprevenida. ¿Quién iba a esperar que lo que el público quería eran grupos que
mezclaban hard rock y punk, salidos de una ciudad olvidada del noroeste de
Estados Unidos? Una invasión zombie hubiera sido más verosímil. La estrella en
1991 era el canadiense Bryan Adams. Su balada Everything I do (I
do it for you) batió en Reino Unido un récord de 1955 al pasar 16 semanas
en el número uno. Era la banda sonora de Robin Hood, protagonizada por el actor
de moda, Kevin Costner. En España reinaban Mecano y Julio Iglesias. Y
las ondas estaban copadas por Phil Collins, Rod Stewart o Chris Rea.
Nirvana cambió ese panorama en el que lo
alternativo, ocupaba un nicho diminuto. Contó con la ayuda de MTV que descubre
que ese nicho tiene futuro e inventa un espacio Alternative nation en prime
time. Alternativo es todo lo que tiene cabida en ese programa. Su sonido, algo
que llevaba fraguándose años en las catacumbas, se bautiza como grunge. Cobain
se casa en febrero de 1992 con Courtney Love en Hawai. En 140 días habían dado
casi 90 conciertos en tres continentes. Fue su último tour en salas, llegaban
los estadios. 'En los próximos meses oirás hablar de muchas nuevas bandas: The
Melvins, Mudhoney, Hole o Sonic Youth, que son los padrinos de todo esto.
Bandas honestas', decía Dave Grohl, el batería de Nirvana. Acertaba. Hasta más
o menos 1996, decenas de grupos se colaron por la brecha: Soundgarden, Smashing
Pumpkins o Pearl Jam. Y también Pavement, Offspring... Pero en ese éxito estaba
la semilla del diablo.
Paradoja: la situación era en apariencia
inmejorable y ahí radicaba su fracaso. La radio pertenecía al grunge, se
multiplicaban los fichajes de bandas indies, las ventas de discos se habían
disparado. Era el triunfo de la Generación X, entelequia creada por el
escritor Douglas Coupland en su novela homónima. Un libro que dio cobertura
intelectual al movimiento y una identidad a sus seguidores. La Generación X son
hijos del baby boom de los sesenta incapaces de integrarse en la sociedad de su
padres. Sufrían de 'envidia demográfica', a saber: 'Envidia de la riqueza y el
bienestar de los miembros de la generación de los años cuarenta en virtud de su
afortunado nacimiento'. Mientras, Nirvana editaba en diciembre de
1992 Incesticide, una recopilación de rarezas intencionadamente aspera. En
el interior escribieron: 'Tengo una petición para nuestros fans: Si odias a los
homosexuales, a las personas diferentes o a las mujeres, haznos un favor: Que
te jodan, no vengas a nuestros conciertos. No compres nuestros discos'.
Se sentían invadidos. 'La impotencia comercial
del indie había sido el factor que había unido la escena y había evitado que
fuera el nido de víboras mercenarias que eran las majors. Como era un mundo tan
pequeño, la cooperación y la honestidad eran necesarias. Gran parte de eso se
derrumbó cuando el cielo y no el sótano fue el límite', escribía el periodista Michael
Azerrad. Nirvana ya había reaccionado con rabia al triunfo de Pearl Jam,
les acusaban de farsantes y oportunistas. Cobain se sentía responsable de haber
pervertido con su éxito el movimiento. Su adicción a la heroína empeoró. Decía
usarla para paliar los dolores que sufría, una irritación en el estómago que
ningún médico fue capaz de diagnosticar y escoliosis. Cuando quiso dejarlo,
tras el nacimiento de su hija Frances Bean, no pudo.
Las presiones aumentaban. Odiaba las giras y su
tercer disco In utero, de 1993 se consideró demasiado crudo y le hicieron
retocarlo. Cobain era ambicioso, pero no lo suficiente como para cerrar
los ojos y dejarse llevar. Estaba desbordado. Entre 1993 y 1994 ocupaba más
páginas de sucesos que de música. Hubo un intento de suicidio en Roma. A su
vuelta a EE UU ingresó en una clínica de desintoxicación de la que escapó el 30
de marzo de 1994. Se le pierde el rastro hasta el 8 de abril.
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